Se despidió para siempre en un accidente de tránsito en su tierra natal, Puerto Rico. Fue una de las grandes voces de la Fania All Star.
Por Rafael Sarmiento Coley, agencias EFE y Terra.
Fotos tomadas de internet
El cantante de salsa Cheo Feliciano murió este jueves de Semana Santa en Puerto Rico en un accidente de tráfico con el vehículo que conducía y en el que no llevaba puesto el cinturón de seguridad, confirmó el coordinador de Tránsito de la Policía de Puerto Rico, Jorge Hernández Peña, en el lugar de los hechos.
El cantante de «Amada mía», «Anacaona», “El ratón”, “Canta” y tantos otros inolvidables éxitos, falleció a los 78 años de edad. Regresaba en el momento del accidente, a las 04.13 horas (08.13 GMT), a su casa en la localidad de Cupey (a las afueras de San Juan) en un Jaguar que se estrelló con fuerza contra un poste de cemento, lo que causó su muerte en el acto.
No llevaba el cinturón de seguridad
El cuerpo de José Luis Feliciano Vega, su verdadero nombre, fue retirado del lugar del accidente pasadas las 06.30 horas (10:30 GMT), mientras que su vehículo permaneció durante horas al margen de la carretera 176, en las inmediaciones del restaurante Ponderosa, a escasos metros de su residencia.
El que fuera cantante de la orquesta Joe Cuba en Nueva York, nacido en la ciudad de Ponce el 3 de julio de 1935, manejaba su vehículo sin el cinturón de seguridad puesto, por lo que el fuerte impacto le provocó su muerte inmediata, relató Hernández Peña.
Uno de los hijos del cantante, que se mantenía en activo grabando y viajando pese a padecer un cáncer, acudió al lugar del suceso y dijo a los periodistas que no sabía por qué su padre llegaba tan tarde a casa, aunque explicó que estos días estaba preparando una actuación para este fin de semana en Acapulco.
«Fuimos vecinos puerta con puerta durante 40 años y jamás tuvimos un problema. Siempre andaba bregando con el jardín», recordaba hoy aún impresionado Herminio Nieves, vecino de Cupey.
El ídolo de Ponce
José Luis Feliciano Vega, fue criado y educado en la ciudad de Ponce, que se encuentra en la parte sur de Puerto Rico. Cuando era niño, fue apodado “Cheo” por su familia – un apócope que significa José y es un término normalmente utilizado por los amigos cercanos y familiares–. Sin embargo, el apodo familiar se quedó y se convirtió en parte de su nombre todos los días. Justamente, gracias a ese sobrenombre, evita la confusión con José Feliciano, otro gran cantante puertorriqueño, invidente, a quien no está relacionado y cuya especialización es el bolero, acompañado de su guitarra.
A una edad temprana, Cheo Feliciano se vio influido por la música del bolero del trío mexicano Los Panchos. Cuando sólo tenía ocho años de edad formó su primer grupo con sus amigos y lo llamó “El Combo de Las Latas”. Eran tan pobres que sus instrumentos musicales fueron hechos con latas. Feliciano asistió a la Escuela Libre de Música de Ponce después de terminar su educación primaria, donde estudió y se convirtió en un percusionista.
Sus inicios con Tito Rodríguez y Joe Cuba
En 1952, Feliciano se trasladó con su familia a Nueva York y se establecieron en el Harlem de habla hispana. Aquí hizo una prueba como percusionista en el “Ciro Rimac de Revisión”, la banda que le da su primer trabajo musical profesional. En una ocasión escuchó a la orquesta de Tito Rodríguez, de origen portorriqueño como él. Tito dirigía su propia orquesta. Feliciano le pidió que lo probara, lo escuchó y le ofreció un empleo en su agrupación, lo que él aceptó, pero después de estar con Tito durante algún tiempo, él dejó la banda para tocar la conga de Luis Cruz.
A pesar de salir de él, siempre se mantuvo en buenas relaciones con Tito. Feliciano también compartió con el percusionista Kako y su Trabuco orquesta. También fue un roadie de Mon Rivera. En 1955, Rodríguez se enteró de que Joe Cuba estaba en la necesidad de un cantante para su sexteto. Consciente de que Feliciano era también un talentoso cantante, Joe Cuba lo sometió a prueba para la posición vacante. Feliciano hizo una audición satisfactoria y se convirtió en un vocalista estelar para el Sexteto de Joe Cuba. Su voz es parte vibrante del Sexteto, así como el vibráfono de Joe Cuba. Él fue el barítono de rara voz entre los cantantes de salsa, y su voz profunda y a la vez nítida, sumada a una vocalización perfecta, lo hizo famoso en forma meteórica. A lo cual sumó otra de las inigualables características, su rápido ingenio como improvisador, lo cual lo convirtió en un favorito entre el público latino.
Eso lo ubicó al lado de otros inmortales cantantes llamados “soneros” por su capacidad enorme de improvisar en tarima, sin perder la melodía que lleva la orquesta. Se colocó a la altura de sus paisanos Ismael Rivera y Héctor Lavoe, y del cubano legendario Beny Moré. El 5 de octubre de 1957, Feliciano hizo su debut como cantante profesional con la canción “Perfidia” (ese mismo día contrajo matrimonio). Cantó con el sexteto para un total de 10 años. En 1967, se unió a la orquesta de Eddie Palmieri y cantó con esta afamada agrupación durante dos años.
Como Palmieri pasó a ser parte del staff del Sello Fania, al lado de los también célebres pianistas Papo Luccas y Larry Harlow (“El Judío Maravilloso”, quien vino al Carnaval de las Artes este año en Barranquilla), se llevó a Feliciano. Allí compartió escenario con lo mejor de las voces de la salsa mundial, como Celia Cruz, Héctor Lavoe, Monguito «El único», Rubén Blades, Ismael Miranda, Pete “El Conde” Rodríguez.
Sin embargo, un aumento de la adicción a la heroína puso en serio peligro la vida de Cheo Feliciano y su carrera. Decidió curarse a sí mismo como “pavo frío” y, finalmente, unirse a la rehabilitación del Centro Hogares Crea de Puerto Rico.
Se abrazó con tanta pasión a esa causa, que, invitado por la dama barranquillera Rosita de Tcherassi, quien había logrado rescatar del abismo de la droga a un familiar, ayudó con mística a fundar en la vía a Puerto un amplio y completo Hogares Crea, que ha dado excelentes resultados. Ha rescatados a centenares de jóvenes del infierno de la adicción. Menos al excampeón mundial de boxeo Antonio Cervantes (Kid Pambelé), quien entró en más de cinco ocasiones a dicho centro de rehabilitación, salió bien, pero volvió a caer, como cuando lo noqueaban tristemente en sus últimas peleas porque ya estaba bajo el dominio de los alucinógenos. Tal como lo reconoció en una de las tantas visitas a Barranquilla, durante una tertulia en el diario barranquillero El Heraldo, “realmente estuve en el fondo de la perdición, en el propio infierno, y de allí me rescató Jesucristo. Por eso confió ciegamente en Jesús”.
El cantante preferido de Tite Curet Alonso
Cheo Feliciano fue el cantante preferido del ya fallecido periodista y brillante compositor polifacético Tite Curet Alonso, autor de la mayoría de sus éxitos, su mejor amigo y puertorriqueño como él. Fueron amigos desde siempre.- Más, cuando prácticamente Tite fue contratado como compositor exclusivo del sello Fania.
Tite Curet, como lo hacen los amigos entrañables, sacudió el alma de Cheo Feliciano y lo empujó con fuerza y decisión hacia su rehabilitación. Como resultado, fue un portavoz de la cándida (y vehemente) lucha contra las drogas. Desde entonces se ofreció para ayudar en la rehabilitación de otros artistas de salsa que son víctimas de la drogadicción. Y de los adictos en general en distintas ciudades del mundo, especialmente en los barrios pobres de varias ciudades norteamericanas y suramericanas.