Por: Ricardo Bustamante
Javier de Jesús Castell López, casado con María Claudia Vargas, padre de Javier Andrés, María Dayana y Andrea Carolina, ex jugador y técnico del Junior y en la actualidad comentarista radial de Blu Radio, tiene, a sus 61 años de edad, pinta y porte de galán. Es de cara rolliza, quijada angular y pronunciada, cuerpo atlético y una estatura dominante.
Pienso en esos momentos que lo observo que su primer apellido viene de otras latitudes, él me dice que es de origen francés. Si no pronuncia palabra, cualquier persona que lo observe deduce que no es de por aquí. Al hablar, todos lo que estén a su alrededor dirán: ¡Ese man es de aquí!
Estoy con Javier Castell, para que me hable de su libro Los 100 del centenario, futbolistas que marcaron la historia del Junior, que, en resumen panorámico, es una travesía por las particularidades futbolísticas de un centenar de los mejores jugadores que han pasado por el Junior, desde 1966 hasta la fecha.
“La idea inicial del libro nació en la pandemia del Covid. El periodista y amigo Francisco Figueroa Turcios, coordinador de deportes del Portal Web La Cháchara, pidió mi concepto sobre los mejores 10 que pasaron por el Junior, yo se los di y adicionalmente escribí unas pocas líneas sobre las características de cada jugador. Por ejemplo, de Alfredo Arango dije: cerebral, buscaba el gol y extraordinario para cobrar los penales, y así sucesivamente, con cada uno de los futbolistas en esa posición expresé las particularidades. Eso poco a poco se fue convirtiendo en un ejercicio más amplio”, dice Castell López.
El mismo Pacho Figueroa le fue pidiendo a Javier nombres de los mejores jugadores del Junior en cada posición. El panorama fue abriéndose, sin querer queriendo, como dice el Chavo del Ocho y en un tiempo corto ya se tenía un buen material.
Al principio del presente año (2024), Catell encontró en Facebook un ejercicio muy parecido al que venía trabajando, sobre los mejores jugadores números 6 que habían jugado en el equipo rojiblanco, lo que lo motivó a seguir adelante.
Javier define su libro de manera sencilla con sus palabras: “Es una charla futbolera, que podemos tener en cualquier esquina, recordando a los mejores jugadores del Junior en cada posición. Cada uno da su parecer, por ejemplo, un amigo dice que el mejor arquero fue Calixto Avena, y el otro dice que fue Delménico, y así van brotando fácilmente nombres y características. Yo mismo fui esforzándome hasta llegar a 100 futbolistas. Aclaro, que cuando se inició y se culminó la tarea, no tenía la idea de escribir ningún libro. Era para mí un reto, pero sin la ambición de llevar el trabajo a la imprenta”.
Javier, dice que se ayudó mucho en Carlos “El Papi” Peña, ya que por su edad desconocía de primera mano la calidad de los futbolistas que habían jugado antes de 1966 en el Junior, que lógicamente conocía los nombres de Dida, Ayrton, Quaretina y otros, pero no los había visto jugar. “Papi” fue fundamental para incluir en el listado a 10 de esos extraordinarios deportistas. Antes de esta época (1966 a 1971), ya le quedaba difícil mencionar y describir a jugadores que, para él, en sinceridad, eran desconocidos.
Ahora, el milagro que el trabajo de Castell se plasmara en un bello texto se debe al padre (exsacerdote) Alberto Linero, a quien Javier le comentó sobre el ejercicio de la memoria que había realizado. Linero lo puso en contacto con la editorial Planeta. El texto gustó y hoy el libro está en los estantes de las librerías Panamericana y Nacional.
Castell López menciona especialmente como su maestro en la escritura a Andrés Salcedo, y para sus conocimientos en el futbol lo ayudó Francisco Castell, su progenitor, quien laboraba en el aeropuerto de Barranquilla y le era fácil obtener la revista “El Grafico”, que además de enseñarle el deporte, allí escribían excelentes periodistas que ayudaron a mejorar su forma de escribir.
“Soy empírico y un ser humano sin mayores pretensiones con respecto a la escritura, pero considero que la lectura de libros y revistas de excelentes escritores, dejan algo en la cabeza y afinan la forma y manera de escribir. Claro, hay que dar lo mejor de sí y ejercitarse por tratar de hacerlo bien”, concluyó Javier Castell.
