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El legado de una madre ejemplar

Por considerarlo un artículo acertado para resaltar los valores humanos, este portal publica la crónica escrita por la Mintic, Karen Abudinen Abuchaibe, in memoria de su progenitora Jousseti Abuchaibe.

Por Karen Abudinen Abuchaibe*

Madre (derecha) e hija: Joussetti Abuchaibe y Karen Abudinen, mantuvieron siempre una relación de amistad, y de apego a las tradiciones familiares.

«Hija, para alcanzar todo lo que sueñas debes trabajar con pasión, y lo más importante, siempre servirle a los demás porque pa´ eso nos trajo Dios a este mundo”. Y sí, para eso estuvo en este mundo mi mamá Jousseti Abuchaibe, para ayudar a la gente.

Esa frase era lo que me repetía mi mamá casi que a diario para continuar haciendo la labor que me mueve el corazón: servir a los colombianos.

Jousse era un ser lleno de luz, como muchos amigos decían, ella era “la mamá de todos”, porque atendía a los demás como si fueran familia. Cuando era Consejera Presidencial para las Regiones realizamos un Taller Construyendo País en Barranquilla para que los ciudadanos nos contaran sus necesidades y desde el Gobierno Nacional pudiéramos darles solución. Éramos un equipo grande de 100 personas. Estábamos muy cansados y fue una gran sorpresa cuando vimos entrar al lugar almuerzos árabe, que ella cocinó para cada uno. Esos detalles la hacían una mujer muy especial. Su sazón siempre lo llevaremos todos en nuestros corazones.

O también, cuando fui Secretaria de Educación de Barranquilla, recibía en su casa a los rectores de los colegios y les daba la mejor atención. Hoy ellos se acuerdan de mi mamá como una mujer especial y noble. Son infinitas las historias de una mujer que abría las puertas de su casa y su corazón a los demás.

Una mujer que entregaba el corazón

Para doña Joussetti los momentos más felices de su vida era cuando tenía a su alrededor a toda su parentela: hijos, sobrinos, y nietos. Esa era su mayor dicha.

Mi mamá, que para mí era la mejor persona del mundo, entregaba el corazón en todo lo que hacía. Ella siempre quería viajar conmigo. Siendo Ministra TIC me acompañó una vez a Manaure, La Guajira. Por temas de agenda no alcanzaba a llegar a tiempo a la actividad y me preocupé mucho. Ella me dijo “tranquilla que yo soluciono”, agarró el micrófono, dirigió el evento y apuntó en una hoja las necesidades de las personas. Cuando llegué me dio la hoja y me dijo “hija, no sé qué vas a hacer, pero tienes que resolver todo lo que te escribí aquí”. Era intensa para lograr lo que le apasionaba y eso lo aprendí de ella.

Tenía el chat de WhatsApp igual de lleno que el mío porque daba su celular a todo el mundo, tenía muchos mensajes de personas pidiéndole favores y apoyo. Desde muy temprano nos escribía a sus hijos con mensajes como… “Oye Nico, necesito que me ayudes a tal persona, por favor ve y llévale lo que necesita, que yo te pago” o, “Karen, necesito que hagas una donación a esta familia porque no te imaginas la situación que están viviendo. Yo sé que estás ocupada, pero primero hay que ayudar”, y, por supuesto, siempre le hacíamos caso porque terminábamos convencidos de su noble causa, sabíamos que eso la hacía doblemente feliz.

Era muy carismática, pero, como cualquier mamá, se enojaba y regañaba cuando era necesario para que sus hijos y nietos fueran los mejores. Un día mi hermano le pidió permiso para salir, supuestamente, con unas amigas, e incluso dijo que una de ellas le gustaba, pero no, realmente iba a verse con esos amigos rebeldes que no le agradaban a mi madre. Ella tuvo un sentimiento de que algo no estaba bien. Mi hermano se fue para donde sus amigos y al rato llegó mi mamá con 100 soldados del ejército a la casa donde él se encontraba para sacarlo de allí. ¿Dónde consiguió toda esa gente? No lo sé, pero así era ella, nos sorprendía todo el tiempo.

Algo parecido a la Mamá Grande

Joussetti con una de sus nietas consentidas. Porque, eso sí, sus nietos la manejaban con un dedo y ella atendía con amor todos sus caprichos.

Joussette Abuchaibe no solo fue una gran mamá, sino la mejor abuela. Gaby y ella eran inseparables. Si él quería una comida especial, ella no se negaba; de una compraba los ingredientes y la hacía. Se sentaba con él las horas que fueran necesarias para que hiciera sus tareas y cuando no quería hacerlas lo regañaba como cualquier mamá. Iban juntos a todos lados. Hoy Gaby y todos mis sobrinos tienen un ángel que los protegerá por siempre.

Doña Joussetti con dos de sus hijas (Karen a la izquierda), y otro de sus consentidos niegtos.

Muchas personas me han escrito: amigos, familiares, mi equipo de trabajo, colegas, colaboradores, personas cercanas, otras no tanto; y todas tienen algo especial que decir de ella. Todos tienen una anécdota y coinciden en que era una mujer excepcional y alegre. Sus historias me sacan lágrimas, pero, a la vez sonrisas de felicidad que me salen de lo más profundo de mis entrañas, porque sé que deja el legado más lindo que un ser humano puede dejar en la tierra: amor, servicio y humildad.

Fue mi insuperable maestra

Mi mamá me enseñó todo lo que hoy sé. Me apoyó en cada sueño que tuve y siempre me motivó para lograr todo lo que me proponía. Definitivamente la extrañaremos y lo mejor que puedo hacer como persona y profesional para honrar su memoria es trabajar incansablemente para ayudar a la gente a salir adelante.

Su vació cada día es más fuerte para todos en la familia, pero es nuestra motivación para todo. Siempre la llevaré en mi corazón y la amaré eternamente.

Te amo Jousse.

*Barranquillera auténtica, Ministra de las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Mintic).

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