Reproducimos para Lachachara.co el artículo deportivo que la revista institucional de la Universidad del Norte, En Contacto, publica de nuestro Editor general, Jorge Mario Sarmiento Figueroa.
Escrito por: Jorge Mario Sarmiento Figueroa
Editor General
Xavi Hernández e Iker Casillas son los estandartes del fútbol más competitivo de la actualidad mundial. Su imagen y actividad es seguida en los cinco continentes con una euforia solo equiparable a las estrellas de la música, el cine y, en general, a la industria del espectáculo.
Como líderes de la selección española, recibieron en el año 2012 el premio Príncipe de Asturias al deporte, en el que el jurado consideró que “estos jugadores del Real Madrid y el FC Barcelona simbolizan los valores de la amistad y el compañerismo más allá de la máxima rivalidad de sus respectivos equipos. Su comportamiento deportivo es un modelo para los jóvenes”.
Encontrar este tipo de evaluaciones que resaltan el compañerismo y amistad no son comunes en el mundo del fútbol actual, al que la competitividad, exposición mediática y presiones económicas han convertido en un espectáculo semejante a los que se ven en Hollywood y pasarelas, con jugadores que atienden sesiones publicitarias con la misma intensidad con la que se entrenan.
Para que los jugadores del balompié se sobrepongan a esas presiones del entorno y conserven su esencia como lo que son, deportistas, debe ocurrir el ideal de los modelos de formación: que ellos como personas se forjen y mantengan en un ambiente de educación en el que no sólo prima el aspecto técnico, como saber dominar un balón y moverse en una cancha, sino también el aspecto humano, para que aprendan a trabajar en equipo, a ser disciplinados, a trazarse metas, a respetar a sus competidores y sobretodo, a jugar limpio dentro y fuera de la competición.
“Los buenos jugadores son el resultado de directores técnicos que son verdaderos formadores y que hoy son escasos en el fútbol”, señala con sapiencia el veterano periodista y locutor deportivo, Andrés Salcedo González, quien ha cubierto varios mundiales y sigue muy vigente en los medios de comunicación.
Él añade sobre el papel de los directores técnicos: “Si el fútbol fuera una fauna, los técnicos que hacen escuela y miran su oficio como un
proceso humano serían animales en extinción. Hoy los clubes y selecciones priman al resultado por encima del proceso, es decir que prefieren al técnico que caza estrellas del momento y no al que forma jugadores”.
Radamel Falcao García es uno de los exponentes de talla mundial del fútbol colombiano, que da ejemplo y despierta la simpatía de medios y afición por su conducta integral como profesional del deporte. No en vano, su padre, Radamel García, quien también jugó el fútbol luciendo un perfil de respeto, señaló a www.futbolenred.com que «antes que formar un deportista hay que formar una persona. Y para eso la familia es muy importante. A los hijos hay que darles buenos ejemplos, aconsejarlos y hablarles constantemente de la realidad de la vida y del entorno».
Los primeros pasos colombianos
Colombia parece dar los pasos hacia ese modelo, como lo refleja la constante exportación de talentos que brillan en grandes clubes y que, sobretodo, han revertido el viejo paradigma según el cual nuestro prototipo de jugadores es el de jóvenes indisciplinados, faltos de convicción y valores.
Además de Falcao, hoy están activos en el plano internacional dignos representantes colombianos, en las ligas española, italiana, portuguesa, francesa, inglesa, entre otras del más alto nivel de competición.
Llama la atención que en ese mosaico de exportación colombiana sólo aparezca uno de los jóvenes formados en las canteras locales de la Región Caribe, como el Junior de Barranquilla, pese a que algunos de esos jugadores, incluyendo Falcao, son oriundos de estas tierras.
Ese llamado de atención que dan los hechos sirve a los clubes locales costeños para revisar sus planes de trabajo y valorar el recurso más preciado que tienen en sus organizaciones, que son los niños deseosos de triunfar en el fútbol. De cómo los formen y les orienten en el difícil camino deportivo dependerá cómo ellos se comporten cuando reciban su oportunidad de triunfo.
La inversión que hacen hoy el Estado, las ligas y los clubes en su materia prima deportiva, los niños, se revierte a largo plazo en múltiples dividendos; el principal es que esos niños serán personas de bien al servicio de sus organizaciones y de la sociedad, formadas con espíritu de progreso y convertidos en valiosos talentos que impulsan a los que van consigo y a los que vienen detrás.
Téofilo Gutiérrez, quien hoy es clave en la Selección Colombia y sin embargo da tumbos entre un equipo y otro, es un ejemplo de cómo aprender en la calle es más costoso y arduo que recibir valores desde casa.
El comportamiento de los deportistas, como el de los médicos, ingenieros, abogados o periodistas, es un reflejo de la realidad de nuestra sociedad. Ya lo decía Vicente Del Bosque, el más importante director técnico del mundo según la FIFA, refiriéndose a los títulos y premios que ganan Xavi y Casillas permanentemente: “lo mejor que estos chicos tienen como jugadores es ser sencillos, ser buenas personas”.