
Por: Valentina Martínez Sarmiento – Talento Onda Juvenil
El día del estudiante, del estudiante revolucionario, del estudiante caído, de esta manera llamamos a la conmemoración que hace Colombia cada junio, recordando los trágicos hechos ocurridos en estas mismas fechas, pero en el año 1929.
El 8 de junio de 1929 durante las marchas en protesta a la corrupción gubernamental, en rechazo de la masacre de las bananeras y en voz de lucha por los derechos a la educación, murió un estudiante de derecho de la universidad Nacional (Sede Bogotá), alcanzado por una bala; en honor a este joven, Gonzalo Bravo Pérez, se conmemora el día del estudiante en Colombia. Años después, el 8 de junio de 1954 en una protesta pacífica dirigida por los estudiantes de la universidad Nacional, fue asesinado el estudiante de medicina Uriel Gutiérrez, a manos de la Policía; este hecho causó una fuerte indignación en los estudiantes, por lo que al día siguiente, 9 de junio, se organizaron protestas en rechazo de lo acontecido, protestas que fueron interrumpidas por un batallón colombiano, que en circunstancias dudosas, abrieron fuego contra los manifestantes, dejando el saldo de 11 muertos y más 50 heridos en la escena.
“Puedes matar un revolucionario, pero nunca puedes matar la revolución” Fred Hampton

Por estos hechos el 8 de junio se conmemora y se recuerda a todos aquellos que tuvieron la valentía de levantar su voz y manifestar su indignación en contra de las injusticias cometidas por el gobierno nacional, acerca del cual es prudente mencionar, que no se ha renovado ni evolucionado mucho a pesar del tiempo que ha transcurrido desde entonces; hoy, recordamos a todos los que dieron su vida, por el deseo de asegurar para nosotros un mejor país.
Claramente todos quisieran que, en la actualidad, después de muchos años de lo ocurrido, algo hubiera cambiado en este país, pero, al contrario, se nota como se recurre constantemente a las mismas alternativas y acciones que se tomaron hace décadas; cuando las calles militarizadas eran un peligro para las sociedades, y cuando se usaba la violencia para callar al pueblo, a los estudiantes.
Hoy vivimos una gran pesadilla, protestantes levantan su voz contra un gobierno que los está ultrajando, los ciudadanos están en pie de lucha, soportando, además de a un virus mortal, a un estado que se ha inflado de poder y que ahora no puede ver la importancia de las vidas que está poniendo en riesgo, hoy disparan y atentan contra los estudiantes en las calles, como como si se tratara de un deporte de alto riesgo, hoy el pueblo se ahoga en indignación diaria, mientras muchos otros olvidan que conmemoramos la vida, la valentía y el derecho a protestar.
Los estudiantes tienen derecho a levantar su voz sin que por ello peligre su vida, a manos de una administración que debería protegerlos, no atacarlos y estigmatizarlos. ¡Por más estudiantes revolucionarios, por menos estudiantes caídos!
“Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica” Salvador Allende