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El buen periodismo no cambia de principios: Marco Schwartz

Barranquillero, de padres de origen polaco, después de trabajar en el periodismo de Nueva York y Madrid, regresa al diario en donde se inició. Ahora como Director y con mucho entusiasmo.

Escrito Por: Rafael Sarmiento Coley Director

Fotografías: Jorge Mario Sarmiento Figueroa

Marco Schwart (14)Al cumplir El Heraldo los 80 años de vida, ¡qué suceso mejor que estrenar Director! Y qué mejor perfil que el de alguien formado en la vieja y tradicional escuela que durante estas ocho décadas ha sido el taller en donde distintos maestros han contribuido al surgimiento de excelsos exponentes de este oficio.

Marco Schwartz Rodaki nació en Barranquilla el 9 de marzo de 1956, en medio de tres hermanos, en el hogar formado por dos educadores, Nachum Schwartz y Helena Rodaki, una familia sólida de origen judío. Los padres de Nachum y Helena eran polacos. Años 20. Polonia estaba bajo el dominio de Rusia, uno de los tres imperios que dominaban al mundo. Eran momentos tensos, en medio de una guerra que terminaba y otra que ya asomaba sus sombras mortecinas. Había un antisemitismo infame por doquier. Los padres de Nachum decidieron viajar a la Palestina sin fronteras, entones bajo el dominio del Imperio británico. Se instalaron en Tel Aviv. Allí nació Nachum, y cuando él cumplió los seis años, sus padres deciden viajar a América y se instalan en Barranquilla.

Los padres de Helena, en cambio, viajan inicialmente a Brasil. No se amañaron. Enrumbaron a Barranquilla en 1931. Les encantó. Más aún, cuando en 1933 nació Helena. Ya de por sí estaban felices de vivir en esta urbe. Porque era una ciudad con gente como ellos, con ciertas dicotomías de por medio. Había industriales que por las noches cantaban boleros. Comerciantes que formaban parte de compañías de teatro y otros, como Enrique Bernal, dueño de ‘Almacenes El Iris’, que escribía en El Heraldo una columna del más fino humor. Y en la familia que recién llegaba sucedía lo mismo. Nachum, por ejemplo, era químico-farmaceuta, violinista, escritor y columnista. Precisamente, fue el primer Schwartz que escribió en El Heraldo. Una columna de recomendaciones farmacéuticas y química de enorme utilidad de los lectores y una de mamadera de gallo titulada ‘Cosas de Nachum’.

Un periodista ingeniero civil

Marco no estudió periodismo. Se graduó de ingeniero civil en la Uninorte y terminó decantando en el periodismo como columnista invitado en el suplemento literario de La Libertad, donde pronto terminó escribiendo de otras cosas. Fue por poco tiempo. Pues al rato ya estaba instalado en El Heraldo, llamado por el entonces director Juan B. Fernández Renowitzky (hoy director consejero), con Nachum como intermediario.

“He estado 30 años ausente del periodismo de El Heraldo. Pero encuentro que mantiene sus principios intactos, incólumes, inmutables. Es un periodismo que apuesta mucho por el rigor. No lo digo como una palabra hueca, ni por hacerle propaganda. Es porque el periódico tiene esa firmeza como materia prima de su diario vivir. Esa seriedad que lo ha caracterizado siempre. Esa materia prima nunca se ha perdido. Por lo tanto, me ha sido bastante fácil  ese rencuentro”.

Una de las virtudes que más elogia del diario barranquillero es el apego a contar las cosas como son, a ser el notario de la historia diaria de la urbe y la región, sin descuidar lo nacional y lo universal.

Hoy el mundo es diferente, gracias a internet

Con gratitud reconoce que cada director, cada editor, cada jefe de redacción, cada periodista consagrado que ha pasado por dicha casa periodística, “es evidente que ha dejado una huella, una impronta, un sello personal, pero claro, la información también está en proceso de revaluación, de acuerdo con las nuevas tecnologías”.

Desde luego, hoy el mundo es diferente. Los medios tradicionales y las nuevas tecnologías forman una gama para escoger. Son de diferentes temas. Recuerda sus tiempos de corresponsal de El Heraldo en Nueva York. “Conseguí que el doctor Fernández Renowitzky me enviara de corresponsal y, la verdad, al comienzo me fue duro, después me amoldé. Eso fue en 1984. Regresé a Barranquilla un tiempo.  Y luego me fui, en 1986, a Madrid, también como corresponsal del diario barranquillero”.

Marco Schwart (1)En España trabajó con varios medios. Su más reciente experiencia en prensa escrita fue como Editor de Opinión en el diario Público, un medio de corte izquierdista que desapareció durante la crisis económica que vive la península ibérica y casi toda Europa. A diferencia de ese medio de periodismo duro e irreverente, Marco Schwartz regresa a Colombia a dirigir a un medio más tradicional, quizás el más «institucional» de la región Caribe, como es El Heraldo. Schwartz, quien trabajó en Público desde 2008, considera que, en general, el periodismo español es «combativo, militante, los titulares son intencionados, agresivos, sea de izquierda o de derecha».

A sus 57 años regresa reposado. Su esposa Albita Pérez Del Río igualmente es una consagrada periodista. Tienen dos hijas ya profesionales.

“Jamás traicionaré los principios básicos del periodismo”

Marco es de los periodistas que piensan que este oficio es como el del notario: debe ser objetivo, imparcial. Separar la información de la opinión. Una cosa es la noticia y otra muy distinta es el editorial.

“Jamás traicionaré esos principios básicos, como son: defender que haya más equilibrio, justicia social. En fin, una sociedad más justa. Por eso no creo en el neoliberalismo salvaje y despiadado. Creo que hay que avanzar mucho por la población más vulnerable, profundizar en la igualdad plena de la mujer, de los homosexuales y en quienes optan por una religión distinta. Ellos también tienen sus derechos”, reflexiona el periodista y nuevo director de El Heraldo Marco Schwartz. Está muy agradecido con los dueños del periódico porque le han permitido que aplique su hoja de ruta, que incluye la presencia de un coequipero de un periodista de sus mismos kilates y un par de veteranos ‘que toquen el balón en el medio campo’.

Por ahora se dedicará a eso: a dirigir el principal diario de la Costa Caribe. Ha dejado a un lado su vocación de escritor de novelas (lleva dos y tiene una engavetada). Pero, en el fondo, el periodismo es un oficio para siempre. Es una vocación. Un sacerdocio. Y en efecto, ‘es como un cura confesor, que oye las penas y perdona los pecados’, como dijo Escalona en uno de sus cantos.

Sobre el autor

Director general de Lachachara.co y del programa radial La Cháchara. Con dos libros publicados, uno en producción, cuatro décadas de periodismo escrito, radial y televisivo, varios reconocimientos y distinciones a nivel nacional, regresa Rafael Sarmiento Coley para contarnos cómo observa nuestra actualidad. Email: rafaelsarmientocoley@gmail.com Móvil: 3156360238 Twitter: @BuhoColey
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