Cuando el técnico Gerardo Pelusso dijo que contra Junior jugarían con doce, el árbitro se lo tomó a pecho y pitó todo contra ‘los tiburones’.
Por Chachareros
Árbitro ladino, tramposo. A Adrián Vélez no lo bajan de ese pedestal de críticas por la evidente saña que aplicó contra el Junior de Barranquilla en el partido de la final de la Copa Águila en la que los ‘tiburones’ se coronaron campeones contra Santa Fe, pese a que el juez de campo se convirtió en el jugador número doce de los ‘cardenales’.
Además de la expulsión injustificada de un jugador del Junior, el árbitro se dedicó a sancionar cobros de tiro libre inexistentes y muy cerca del arco de Sebastián Viera, a sabiendas de que el cuadro de la capital tiene en su pegada una de sus mayores fortalezas. Y para colmo de su actuación, otorgó cinco minutos de adición al tiempo reglamentario y, cuando se le acabaron sin que el ansiado empate de Santa Fe llegara, sumó dos minutos más, con lo cual Junior tuvo que jugar 97 minutos para poder gritar ¡Campeón!.
En medio de la narración, el comentarista Iván Mejía, quien al principio se emocionaba con las jugadas del Santa Fe pero poco a poco se fue dando cuenta de las virtudes junioristas y de las desfachateces del árbitro, terminó haciendo preguntas al aire como «¿Qué opinas de esto tío Fuad?» o «¿Qué está pitando este señor?» «¿Por qué tiene que inventar esas cosas? Eso se le hace daño al fútbol, señor Adrián».
¿Será que la Dimayor que tiene como máximo dirigente al barranquillero Ramón Jesurún, toma cartas en el asunto y le pone tate quieto a este tipo de casos en los que los árbitros se pasan por la faja la reglamentación deportiva para favorecer intereses particulares? ¿O es que los intereses son precisamente de más arriba?