Por Óscar Arias
Las playas de Ibiza son el escenario para una historia de excesos, pasiones y talento. Entre un abrir y cerrar de ojos —o mejor aún, en un batir de abanicos— el grupo español «Locomia», es el principio y el fin de la biopic titulada «Disco, Ibiza, Locomia» (2024), dirigida por Kike Mailo.
Bajo su dirección, se retratan las vivencias de un grupo musical de dance que nos lleva por los altibajos de un conjunto de soñadores que lucharon por encontrar su lugar en un género casi desconocido —o inexistente— en Iberoamérica.
Conocí a Kike Mailo en la ESCAC, la escuela que nos otorgó las herramientas para abrirnos camino en el cine. Fue en un screening de su ópera prima largometraje, «Eva», donde hubo tres lecciones sobre dirección, impartidas en una especie de masterclass que aún hoy recuerdo. Ahora, con su más reciente estreno en Netflix, se abre un capítulo sobre los excesos de los años 80 con el grupo *Locomia*, que marcó el final de esa década y que todavía es recordado con nostalgia por muchas personas.
La estructura de la película recuerda un poco a «La Red Social» (2010) de David Fincher. Comienza con la presentación del protagonista, seguida de un interrogatorio, la formación del grupo, los crecientes obstáculos y, finalmente, la inevitable disputa sobre la propiedad intelectual de lo que se conoció como *Locomia*. En cada escena, se revela una precisión en la puesta en escena y el montaje, mientras la música actúa como un hilo conductor invisible a lo largo del metraje.
La película no solo trata de abanicos, trajes o las extravagancias de este grupo que marcó el final de los 80 y los primeros años de los 90. También aborda temas como la libertad sexual, la represión y la evidente pregunta sobre la orientación sexual, entrelazando drama y toques de comedia en una fiesta de brillo, color y esplendor.
El protagonista, Xavi Fonts, es interpretado por Jaime Lorente, quien ha destacado en series reconocidas mundialmente, como *La Casa de Papel* (Denver) y *Élite* (Nano), ambas en Netflix.
En cierto sentido, la película visibiliza una auténtica diversidad e inclusión, aunque bajo los mecanismos de una industria que hoy día predica y promociona la diversidad para generar más reproducciones, vistas o ventas. Todas las industrias han cambiado desde que este grupo agitaba sus abanicos en busca de fama, que, como decía Warhol, «todos tienen quince minutos de fama». O, si me atrevo a evolucionar la premisa, «todos tienen un espacio para la fama».
Al final, *Disco, Ibiza, Locomia* es un retrato humano que rinde homenaje a una postal de los ochenta que ya quedó atrás, pero que ahora vuelve a las audiencias. Porque recordar es vivir, y por eso no dejen pasar la oportunidad de ver este título, que abanica con elegancia el interés hacia un grupo musical que marcó a muchas personas alrededor del mundo. Honesta, descarada y sin tapujos, así se podría categorizar a esta biopic que rinde tributo al sello «Locomía».
Lo bueno:Es un retrato honesto sobre la creación de un mito dentro del género dance en español. El montaje construye una narrativa fácil de seguir y tan entretenida de principio a fin.
Personalmente, me alegra que alguien de la ESCAC siga construyendo ese sueño que se respira en los pasillos, salones y clases de tan prestigiosa escuela, de la cual sigo siendo parte, directa o indirectamente.Enhorabuena, Kike y recuerda que desde Colombia sigo recordando esas tres lecciones sobre cine.
Lo malo: En algunos momentos, su narrativa se siente como una serie. Parece que una estructura episódica se asoma ante la voracidad de los contenidos disponibles hoy en día.
Antes de terminar. Pasen por Spotify y escuchen algunos éxitos de este grupo y mejor aún vean los videos disponibles en YouTube para que puedan ver un performance digno del teatro kabuki o incluso la danza más flamenca del sur de España. Palabra clave: Locomía. No se arrepentirán.