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Católicos, evangélicos y Lgtbi en una misma plaza

No se pusieron de acuerdo, pero estuvieron en el mismo lugar, el mismo día y a la misma hora. Unos, por «Miércoles de ceniza»; otros, en «congregación contra el Carnaval»; y otros, por «Adopción igualitaria».

Por Jorge Mario Sarmiento Figueroa – Editor General

Javier Lizcano, Andrea Daza y Yinabeth Alcazar. Detrás, la Catedral María Reina.

Javier Lizcano, Andrea Daza y Yinabeth Alcazar. Detrás, la Catedral María Reina.

Andrea Daza (19 años), Yinabeth Alcázar (19) y Javier Lizcano (23) terminaron sus clases universitarias y se fueron juntos a cumplir la cita del Plantón por la Adopción Igualitaria, convocada en la Plaza de la Paz de Barranquilla. Llegaron a las seis en punto de la tarde. A esa hora, Margara Rueda, pintora y líder de la convocatoria, terminaba un cuadro alusivo al colorido de la diversidad humana; a su alrededor varias organizaciones Lgtbi también terminaban sus formas de manifestación. SAMSUNG CAMERA PICTURESUnos se acomodaban detrás de una larga bandera horizontal con los colores del arco iris, otros hacían carteleras con mensajes referentes a la defensa del derecho de adopción de niños por parte de parejas Lgtbi. En ese momento, en Bogotá, la Corte Constitucional tomaba la decisión definitiva sobre esa aspiración. Era miércoles 18 de febrero y sucedía también el momento exacto en que los feligreses católicos salían de la Catedral María Reina de Barranquilla con una cruz de ceniza en la frente.

Yenifer Valle Bru sentada junto a su pequeño hijo, en la escalinaas de la terraza de la Catedral. Acababan de salir de misa.

Yenifer Valle Bru sentada junto a su pequeño hijo, en la escalinaas de la terraza de la Catedral. Acababan de salir de misa.

Sentados en las escalinatas de la Catedral, que da de frente y abre la Plaza de la Paz, reposaban la tarde una madre y su hijo. De repente el niño alzó la mirada hacia el otro lado de la calle y gritó emocionado a su madre: «¡Mamá! ¡Mamá! ¡vamos a ver a la gente de arco iris!». Delante de ellos caminaba, tomada de la mano y rumbo hacia la Plaza, una pareja de gais. La pareja llevaba puesta unas camisetas que, unidas una al lado de la otra, completaban un arco de siete colores. Ambos también llevaban la cruz de ceniza en la frente.

Derribando fortalezas

Un nuevo grupo de personas irrumpió en el escenario de la Plaza de la Paz. De este nuevo grupo sobresalía Iván Castro, pastor cristiano-evangélico de la Iglesia El camino, que cada año, como una tradición, realiza una congregación denominada ‘Derribando fortalezas’. Un centenar de sillas eran acomodadas por sus ayudantes de cara hacia la concha acústica, amueblada con potentes parlantes que parecían desafiar a la imponente Catedral. Entre ambos grupos religiosos, el de los católicos y el de los cristianos, se ubicaba el Plantón de los Lgtbi.

Jairo Bernardinelli y su familia, esperan el inicio del evento de su Iglesia cristiano-evangélica.

Jairo Bernardinelli y su familia, esperan el inicio del evento de su Iglesia cristiano-evangélica.

«Nosotros no tenemos nada contra los homosexuales, ni tampoco estamos en contra de los católicos. Pero la homosexualidad y la idolatría la rechazamos. Nuestro evento de hoy ya lo teníamos planeado, siempre lo hacemos en esta fecha, lugar y hora para manifestarnos contra los carnavales, para fortalecer el espíritu y evitar que la ‘fiesta de la carne a Baal’ se robe nuestra paz y la de nuestros hijos», expresó Jairo Bernardinelli, miembro de la Iglesia El Camino y uno de los primeros en llegar a la congregación junto a su esposa e hijo.

Este miércoles, diversos mensajes iban y venían desde la Corte Constitucional, la Iglesia, la comunidad Lgtbi y la sociedad colombiana en general.

Este miércoles, diversos mensajes iban y venían desde la Corte Constitucional, la Iglesia, la comunidad Lgtbi y la sociedad colombiana en general.

Podían verse entre sí, podrían haberse acercado unos a otros y hablarse, hasta hubieran podido tocarse, si hubieran querido. «Quién lo diría -se preguntó con ironía la estudiante Yinabeth Alcázar- los evangélicos terminaron en la Plaza al lado nuestro, mientras su competencia sale de ahí, de ese edificio, y se viene a caminar por aquí».

De la Catedral seguían saliendo frentes cruzadas con ceniza. A la cita cristiano-evangélica llegaban creyentes de camisas impecables y corbatas elegantes. Los tres estudiantes, Alcázar, Daza y Lizcano, asumieron enseguida un rol en el Plantón: portar pancartas en defensa de los derechos de adopción.

SAMSUNG CAMERA PICTURESLos tres jóvenes no se unieron a la manifestación Lgtbi por identidad sexual, «nosotros lo hicimos porque estamos convencidos de que hay que defender la igualdad de derechos. Si hoy un hombre o una mujer solteros pueden pedir al Icbf un niño en adopción, y lo único que el instituto indaga sobre su vida es su estado económico y social, ¿porqué una pareja Lgtbi, que tenga las mismas condiciones económicas y sociales, no puede darle a un hijo adoptivo ese bienestar?». Ellos resaltaron un dato: En Colombia hay en la actualidad 5.283 niños sin familia y discriminados y 5.096 jóvenes que nadie adoptó.

El bullicio

A las siete de la noche La Plaza de la Paz bullía. Unos lo miraban como una oportunidad Divina que reafirmaba su Fe y les permitía confirmar lo que rechazan: «Todo puede ser lícito para la humanidad, pero no todo nos conviene», citaba Jairo Bernardinelli para referirse a la manifestación Lgtbi. Para este otro grupo, en cambio, esta era su oportunidad para mostrarse «igual de libres que las creencias religiosas, con los mismo derechos que los heterosexuales», expresó Vivian Cuello, de 18 años, estudiante universitaria y líder del Plantón.

Debate de decisiones

SAMSUNG CAMERA PICTURESAlgunos de los transeúntes y pasajeros de los buses que bajan y suben por la 46, o por la calle 53, tenían una manera particular de ver el gentío diverso y variopinto aglomerado en la Plaza de la Paz: «¿Y eso qué es? ¿otro evento de Carnaval?», se preguntó una profesora de francés, oriunda de Lyon, que iba rumbo a la sede de la Alianza Francesa en Barranquilla, a pocas cuadras del lugar. Cuando la profesora llegó a su destino, la Corte Constitucional hacía a nivel nacional el primer y definitivo anuncio de su decisión, a través de un trino:

La noche profunda esparció las cenizas del miércoles. Al fondo del cielo se levantaron las luces refulgentes de la Catedral. En la Plaza de la Paz se encendieron los parlantes para que retumbaran desde su vientre los cánticos cristianos. Los colores iridiscentes de la comunidad Lgtbi parecían también más llamativos, casi audibles, como una fuerza desatada por la decisión de la Corte. El órgano legislativo había tomado una decisión casi inspirada en el rey Salomón, en su versión criolla, porque dijo que sí a la adopción pero solo si el padre o la madre es biológica. 

SAMSUNG CAMERA PICTURESUn participante del Plantón leyó el trino y exclamó: «Osea que primero tendremos que reproducir como machos y luego sí criar como Lgtbi», mientras hacía ademanes de fisicoculturista cuando pronunciaba «machos», y luego quebrando la cadera como hembra en seducción, cuando pronunciaba «Lgtbi».

«Polvo eres y en polvo te convertirás», pensó la profesora de francés, tomó aire y entró a la clase. «¡Profesora! -irrumpió uno de sus estudiantes apenas la profesora entró- ¡yo quiero que hoy antes de irnos hablemos de los maricas!». El estudiante era un jovencito de 17 años, melenudo y desordenado, que sin dejarla acabar de llegar enseguida le preguntó: «¿Usted qué piensa de ellos? ¿cierto que eso lo castiga Dios?».

– Si de aquí a que acabe la clase el mundo todavía existe y tú ya hablas francés como para sostener un debate, lo hablamos… D’accord?-, le respondió la profesora.

Sobre el autor

Practicante del periodismo desde niño, comunicador de profesión, artista por vocación. Email: jorgemariosarfi@gmail.com Móvil: 3185062634
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