Todavía vive de la lucha del trapo rojo y el trapo azul, y lo hará hasta el último día de su vida. “Soy de esa vieja estirpe del liberalismo”.
Por Francisco Figueroa Turcios
A Ricardo ‘Ratón’ Marriaga hoy le tocó vestirse de azul para ir a cumplir con el sagrado deber de votar, como lo ha hecho desde cuando cumplió la mayoría de edad.
Tiene 107 años de edad, podría ser la persona más longeva de Barranquilla y del país. Nació en el Barrio Rebolo, para ser más exactos a dos cuadras del estadio Moderno ‘Julio Torres’.
Su nieta Rosiris Marriaga relata: «Mi abuelo me dijo anoche: me tienes lista la muda de ropa porque mañana domingo me acompañas para ir a votar bien
temprano, uno no sabe si pueda llover, no importa que estemos en verano. Quiero ir vestido de rojo, como todo liberal que se respete. Lo que no recordaba él era que la camisa roja que tenía para estos eventos especiales políticos, la señora que nos plancha se la quemó».
Cuando se fue a cambiar y vio la camisa y pantalón azul llamó a su nieta Rosiris y le dijo con cara de poco amigos «Ahora sí me jodieron, me van a vestir de azul, jamás en mi vida pensé que me vestiría de ‘godo’ para ir a votar. Si me encuentro con un amigo me echará en cara: ‘¡ey! ’Ratón’ Marriaga’ ¡qué!, después de viejo voltiao de rojo a azul?'».
A las 7 y 45 de la mañana ya estaba en la puerta del Colegio Biffi y, por ser de la tercera edad, no tuvo que hacer la extensa fila. Apoyado con su bastón y la ayuda de su nieta Rosiris, fue el segundo en votar.
«Nunca he dejado de votar y lo haré hasta que Dios me lo permita. Antes me tocaba votar allá en Rebolo en el puesto de votación del estadio Moderno, pero, como mi hija, Edith se mudó para Palmeras de Andalucía, me inscribió la cédula aquí en el Bifffi. Y estoy listo para votar para las elecciones presidenciales, si mi Dios me da licencia». Habla pausado. Piensa cada frase. Sus neuronas funcionan a la perfección.
«Para mí el mejor presidente Liberal que ha tenido el país ha sido Alfonso López Michelsen, porque él primero fue gobernador del Cesar y aprendió a querer a la Costa y nosotros lo sentíamos como si fuera un presidente costeño». Por la mente de Marriaga van apareciendo imagines. Episodios que emergen como de un baúl. Nació el 20 de febrero de 1907. Apenas se habían silenciado los fusiles de la guerra de los mil días y él creció y estudió en una larga época en que durante casi 30 años todos los presidentes de la República fueron conservadores. Hasta cuando llegó Enrique Oyala Herrera y ganó la Presidencia en 1930 a nombre del Partido Liberal, para romperle el espinazo la hegemonía conservadora.
“¡Qué felicidad fue aquel momento!”, recuerda Marriaga. Mira hacia el cielo y, de repente, hace un chasquido con los dedos rugosos y a los que se le ven las venas como si fueran raíces de un árbol centenario como él: “¡Ah! y también recuerdo al doctor Alberto Lleras Camargo. Qué Presidente tan bueno”. Lo recuerda como un hombre bajito, delgado, aparentemente frágil, pero de una voz portentosa como si fuera un locutor de la BBC de Londres. Sus discursos eran memorables, porque era un erudito, un intelectual, tenía una ortografía y dicción perfectas. De Lleras Camargo dice que fue el presidente más honrado que ha tenido Colombia. Austero. Sencillo. Era enemigo de las pompas y lujos.
Por qué el apodo de ratón
Ricardo Marriaga como buen rebolero no podía ser la excepción para gustarle el fútbol. Sus compañeros del equipo Nariño, por su baja estatura (un metro 50 centímetros) y su habilidad para desmarcarse de los rivales, lo apodaron ‘El Ratón’.
«Yo jugué de centro-delantero en el equipo Boyaca. Jugábamos en el estadio Moderno y era de alto nivel. Allí jugó Roberto ‘Flaco’ Meléndez, mi tío el ‘Chino’ Marriaga y Narcizo ‘Cizo’ Pino (hermano del primer narrador y comentarista deportivo que hubo en Colombia, Joaquín Eduardo Pino -Jepino-), que jugaron en el Sporting».
En su cara, de repente, se dibuja una picardía. Es un recuerdo remoto. Cuenta que una tarde jugaban Cizo Pino en el medio campo y Marriaga adelante. Jepino narraba: “lleva la pelota mi hermano Cizo Pino, derriban a Cizo Pino, medio equipo en el suelo, recupera el balón el ratón Marriaga reaparece Cizo Pino, gol de mi hermano Cizo Pino”, pero resulta que el gol fue mío. Mi estatura no fue obstáculo para desempeñarme bien, porque antes el fútbol era más ofensivo, no había tanta marca como la hay hoy», recuerda.
El secreto de su vitalidad pese a su edad, es que todos los días sale a caminar al parque de Villa Andalucía. «Ya nosotros no lo dejamos que salga a caminar solo, siempre yo lo acompaño», interrumpe Rosiris. Él mira a su nieta y hace una mueca de desaprobación. “Es que creen que ya no soy capaz de defenderme solo en la calle. Pa’ fregarlas a ellas. Si todavía estoy duro como el guayacán”.
