Aida Avella impidió que Carlos Daniel Abello fuera presidente de la Constituyente del 91 alegando que su apellido se escribía con B y terminaba en A.
Por Rafael Sarmiento Coley – director
Pablo Gil de la Hoz
Pablito Gil De la Hoz, hoy presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), recuerda que ese día, 5 de febrero de 1991, estaba resolviendo el problema del robo de dos gallinas entre unos vecinos del corregimiento de Zárate, municipio de Plato (Magdalena), su pueblo natal, en calidad de inspector de Policía, un primer cargo que le consiguió un importante jefe liberal sincelejano que hacía política en Barranquilla.
Escuchaba a los dos querellantes y el cacareo de las gallinas y seguía de cerca la transmisión radial de Juancho Gossaín, quien de por sí es ronco, ese día estaba más ronco y de nada le valían las pastillas vick que le embutían en la cabina Francisco Tulande y el hoy difunto Antonio Caballero.
Todo lo que alcanzó a entenderle Pablito a Juancho es que el constitucionalista barranquillero Carlos Daniel Abello Roca, miembro distinguido de las listas alvaristas de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), había ido con sus mejores galas, un terno azul oscuro, camisa azul cielo y corbata azul marino y una rosa azul y blanco en el ojal. Los 9 constituyentes alvaristas, con su jefe Álvaro Gómez Hurtado a la cabeza, habían revisado de pe a pa los nombres, lupa en mano, de los 70 miembros elegidos por voto popular (por consiguiente con voz y voto), más los 4 designados (con voz pero sin voto).
Y nadie le ganaba a Carlos Daniel el honor de la presidencia ad-hoc de la ANC, la instalaba y procedía a aprobar el orden del día y fijar la fecha de la elección del presidente en propiedad.
Aida Avella
Pues resulta que cuando uno de los alvaristas proclamó a Carlos Daniel presidente de la ANC provisional, saltó de su curul, como un resorte atómico, Aida Avella, quien así figuró en el tarjetón electoral y así figuró hasta la víspera de la instalación, al lado de los dos únicos delegatarios de la Unión Patriótica (UP) que ganaron curul, ella y Alfredo Vásquez Carrizosa, quienes eran amigos desde comienzos del siglo pasado.
Con un cartapacio de documentos amarillentos, muchos de los cuales tenían sellos del Archivo de las Indias traídos de la Madre Patria, había husmeado durante toda la noche anterior y, con la paciencia de un relojero suizo, había armado su árbol genealógico desde 300 años antes de que Colón llegara por accidente a estas tierras. Y allí en esos documentos su apellido aparece escrito como A…b…e…l…l…a… “Así como lo oyen, como B larga y termina en A. En cambio el doctor Carlos Daniel, aunque se escribe con B, termina en O. Le gano yo”.
Al final, como en todo caso los alvaristas eran mayoría, salomónicamente acordaron que ambos presidieran provisionalmente la Asamblea. Lo hicieron muy bien. Y al final fueron elegida una presidencia tripartita en propiedad: Horacio Serpa Uribe por el Partido Liberal (primero en votación con 25 delegados; Antonio Navarro Wolf, segundo con 19 constituyentes, y el alvarismo con 9).
Sorpresa mayúscula
Lo que nadie esperaba era que, 23 años después, para aparecer distinta en el tarjetón, y con su vicio eterno de llevar la contraria, la misma Aida Abella, ya no solo es de nuevo Avella, sino que aportó al tarjetón la misma foto que se tomó cuando fue candidata al Concejo de Fontibón, cuando todavía era un municipio que quedaba a tres horas de Bogotá. Nostálgicas fotos en aquellas cámaras de cajón que botaban humo al disparar el fogón que funcionaba adentro de un telón negro como flash.
La pregunta es, si a doña Aida le gusta esa foto porque ese es el perfil en el cual se ve mejor, ¿por qué no se tomó una foto un día antes de entregarla a la Registraduría, la lleva al puesto de fotos ambulantes que está a la vuelta de dicha institución, que con la foto vieja y el Photoshop la dejan hasta más bonita y hubiera salido a color? Porque, de todas maneras, la magia del color mejoró la presencia hasta de Oscar Iván Zuluaga y Camilo Gómez, que ya es mucho decir, a la hora de milagros de la tecnología de cuarta generación.
Tarjeta electoral presidencial
El sorteo y el calendario
La primera vuelta electoral presidencial, como lo indica la Constitución y lo reglamenta el Código Electoral y las leyes al respecto, será el último domingo de mayo (25), y en caso de que ninguno de los aspirantes logre la mitad más uno de los votos, las dos mejores votaciones irán a una segunda vuelta 20 días después (15 de junio).
Hizo bien Clara López Obregón al elegir a Aida Avella (¿o Abella?, ¿juró ella al posesionarse como presidente de la ANC que su apellido es Abella o Avella?), como candidata a la Vicepresidencia. Es una suertuda tremenda. Les correspondió el número 1. La primera pareja de izquierda a derecha, que es hacia donde siempre mira el ojo humano, según el sociólogo y científico de las comunicaciones Marshall McLuhan. El 2 Martha Lucía Ramírez con Camilo Gómez. El 3 Juan Manuel Santos con Germán Vargas Lleras. El 4 Enrique Peñalosa con Silvia Segovia. El 5 Óscar Iván Zuluaga con Carlos Holmes Trujillo García. Y el 6, solitario, el hasta ahora triunfante Voto en Blanco.
Como se puede apreciar en las cinco fórmulas presidenciales, con excepción de los Verdes, los demás movimientos y partidos ignoraron por completo a la Costa Caribe. Una vez más pasaron a esta región por manteca. La única de sangre costeña es Silvia Segovia, hija de Roldolfo Segovia Salas, quien según la difunta Olguita Emiliani era más barranquillero que el arroz con lisa, pues solían jugar a chequita con el expresidenciable Roberto Gerlein y con Julio Gerlein Echeverría, quien ya desde entonces tenía tendencia a los kilos de más y siempre lo ponían out. Se dejaba ganar la primera base hasta de Olguita y de otro más gordo a quien le decían ´La Puerca´.
