Sobran los dedos de las manos para citar a los deportistas barranquilleros que han realizado hazañas de talla mundialista u olímpica, pero aunque son muy pocos, brillar0n en el momento justo en que el país deportivo tenía la autoestima por el suelo, en esos eventos de alta competencia.
No había ganado una sola medallita, a pesar de las cuantiosas inversiones económicas y las gigantes delegaciones que viajaban a esas justas con lujosos uniformes. En los desfiles por las pistas atléticas, en medio de aguerridos deportistas que habían tenido que prepararse con las uñas, desfilaban señores y señoras encopetadas de avanzada edad, en representación de numerosos ligas deportivas del país.
Por supuesto, a pesar de lo abultado del presupuesto, en tantos años de historia de asistencia de Colombia a estas justas deportivas, jamás se había ganado una medalla. Ni de cobre.
Tuvo que surgir el disciplinado y consagrado barranquillero Helmunt Bellingrot, quien en los Juegos Olímpicos de Munich 1972 se alzó con la Medella de Plata, superado por un tris por el campeón mundial soviético, tras un insoportable trabajo psicológico de intimidación y ablandamiento.
Cuando Helmunt madrugaba a entrenar, siempre encontraba ya rondando los polígonos a tres o cuatro soviéticos. Cuando el barranquillero con su fusil se metía en su cabina privada de disparar al blanco móvil, un ruso estaba respirándole en la nuca para ponerlo nervioso.
Pero no contaban con que el barranquilllero estaba hecho de una madera fina, fuerte, dura. No se dejaba intimidar. Finalmente, para quitárselos de encima, su hermano Hanspeter Bellingrot, quien había estudiado en la universidad del Atlántico en donde son expertos en preparar botellas de gases tóxicos (lo cual en la jerga izquierdosa universitaria se denominaba popularmente ‘peo atómico’ por los olores nauseabundos que emanaba al sacarle el corcho). Tan pronto empezaron a llegar los moscovitas Hanspeter desde otra cabina haló fuerte un cordón y el gas químico de la botella se esparció por todas las cabinas. Los rusos se fueron corriendo, con las narices tapadas con los pañuelos, pero felices porque aquello era señal de que el barranquillero sufría de un grave daño estomacal que no le permitiría la máxima concentración para disparar, que es, al fin de cuenta, lo que vale en esta competencia.
De esa manera Helmut se convirtió en el primer colombiano que ganó una medalla en los Juegos Olímpicos. Lo cual fue motivo de fiesta popular y día cívico. Helmut fue recibido por una enorme comitiva que desfiló con él por toda la ciudad en lo más alto de la entonces moderna máquina del Cuerpo de Bomberos, de casi 30 metros de alto.
Después vinieron las gloriosas conquistas de Clemente Rojas, Sugar Baby Rojas, Francisco Tejedor, José García, Edgar Rentería y Alex Cujavante.
El que inició la cosecha de medallas olímpicas fue, como ya se dijo, Helmut Bellingrot, hijo de una familia de origen alemán que vivió toda la vida en Barranquilla en la esquina del barrio Abajo frente a la mansión que primero fue de don Alberto Marulanda Grillo y después se convirtió en la sala de velación de Jardines del Recuerdo. Hay que citar que Helmut ganó una medalla más de plata en los Juegos Olímpicos de los Ángeles,1984.
El segundo en ganar medalla olímpica (bronce), fue el boxeador Clemente Rojas, también en Munich. Luego de una larga sequía en gestas mundialistas, Edgar Renteria se constituyó en el pelotero más importante para darle los títulos mundiales a las novenas de Marlins (1997) y Gigantes (2010). Los pugilistas Sugar Rojas, campeón mundial de la CMB en el año 1987; Francisco Tejedor ,campeón mundial de la FBI, Mosca en el año 1995; y José García, Minimosca, campeón de la OIB 2001.
La selección Colombia de patinaje acaba de realizar la mejor hazaña en la historia del patinaje mundial, al lograr 32 medallas de oro. Una cifra difícil de superar. Y de esas 32 medallas de oro, el barranquillero Alex Cujavante ganó tres. Además ganó dos de plata. Por lo que se constituye en la principal figuran no sólo de Colombia, sino del certamen mundialista. Por esta hazaña, Alex ingresó a la galería de deportistas barranquilleros considerados como héroes.
Las medallas de oro
[caption id="attachment_3717" align="alignleft" width="300"] Alex Cujavante[/caption]El sábado 24 de agosto, Alex Cujavante, ganó la primera medalla de oro, que se constituiría en la primera presea que obtiene el patinaje del Atlántico, esa gesta fue en los 15 mil metros juvenil. Esa medalla de oro la celebraron más los boyacenses que nosotros los atlanticenses, porque este deportista pertenece a los talentos fugados por falta de patrocinio tanto de la Gobernación como la Alcaldía Distrital.
Todo se debe a que los psicorrígidos asesores que se lagartean esos puestos en Alcaldía y Gobernación, con su mente cuadriculada, dicen que eso no da voto. Entonces el gobernante le cree y prefiere destinar miles de millones de pesos en banderitas, folletines de autobombo. Pendejadas.
La segunda medalla de oro, Álex la gana en los 5 mil metros y la tercera en la maratón con esta competencia se cerró el campeonato mundial de patinaje en Bélgica y el colombiano culminó con broche de oro la cosecha de preseas doradas para contabilizar 32 medallas un récord difícil de superar. Alex es un creyente en Dios y su pilar fundamental es su familia de allí este triunfo se los dedicó:
“Esto es un esfuerzo de muchos, pero primero que todo le doy gracias y la Gloria a Dios, quien me entrega fortalezas y es por su voluntad que consigo estos logros deportivos y de vida, agradezco a mi patrocinados Canariam, a MPC por sus ruedas que me permitieron ser el mejor del mundo juvenil en maratones, a la Liga de Boyacá, al Instituto departamental de Deportes de Boyacá, al club Patritas en Línea en Sogamoso y al club PKC en Barranquilla, a todas, a todas las personas que de una u otra manera me apoyan desde la distancia y oran por mí, y en un escalón aparte a mi familia, mi madre Sandra Luna, mis hermanas Sheylla y Alessandra, a mi Nona, Rebeca, a mi novia, a Orlando Cortines, a Miguel Ángel, a Eric Cantillo mi psicólogo y muy especial a mi padre y entrenador Alex Cujavante, guía fundamental en este proceso».
Hoy al hacer el balance de la participación de Alex Cujavante, sin duda que valió el sacrificio de su padre al vender el carro, de su hermana Alexandra en dejar de estudiar en un colegio privado para pasar a un público para ahorrar dinero para su hermano y su mamá Sandra Luna y su hermana mayor Sheylla que lideraban la venta de las boletas de las rifas, los bazares y cuanto evento se podían inventar para hacer realidad de convertir a Alex en un verdadero héroe. Y lo consiguieron. El esfuerzo valió la pena.
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