Con mucha alegría recibimos el anuncio de la visita pastoral del papa Francisco a Cartagena y la Región Caribe de Colombia.
Por: Padre Rafael Castillo Torres
Y con mucho más entusiasmo y generosidad, nos dimos a la tarea de preparar su acogida.
Si bien es cierto que aún no se tiene un programa definido para su visita, no es menos cierto que el espíritu de la oración preparatoria que ya hemos comenzado a rezar y la disposición de tantas personas, autoridades y entidades, prestas a colaborar, dando cada uno lo mejor de sí, generaron un clima de corresponsabilidad y solidaridad que habla de la generosidad de este pueblo de Dios que peregrina en Cartagena.
El papa viene a Cartagena con el mismo mandato que Jesús le dio a Pedro: “Confirma a tus hermanos en la fe”. Por muy atractiva que sea nuestra ciudad él no viene de turismo. Viene a nuestro encuentro como padre espiritual de todos los católicos y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Viene para fortalecer y animar nuestra fe confirmándonos en ella. Viene a darnos un mensaje que llene de sentido nuestras vidas y anime nuestras esperanzas. Viene a ponerse al lado de los que menos tienen y más sufren, consciente de que a la Cartagena profunda le hará mucho bien su compasión y la manera como, desde su mensaje, pondrá luz en nuestros problemas. Viene a celebrar con nosotros la fiesta de San Pedro Claver, el discípulo misionero de Jesús, que en el siglo XVII nos enseñó el valor de la dignidad humana y con su testimonio nos dejó la mejor escuela para aprender a valorar y hacer respetar los derechos humanos.
Viene a avivar en nosotros el espíritu de Jesús para que nuestra Iglesia no se apague ni se extinga; viene a poner más verdad en la vivencia de nuestra fe; viene a alentar con todas sus fuerzas una etapa más ardiente, alegre, generosa y audaz de nuestra Misión Permanente; viene a anunciarnos la verdad del evangelio de Jesús con audacia, en voz alta y sin importarle si incomoda o va contra la corriente.
El papa Francisco sabe que no es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo. Por eso su presencia en Cartagena fortalecerá nuestro encuentro personal con Jesucristo vivo que es el camino trazado por nuestro plan de pastoral.
Francisco viene, en definitiva, a llamarnos a convertirnos al Evangelio. Muy seguramente, y con toda libertad, les pondrá nombres a los pecados de la Nación. Y no lo hará con un lenguaje moralizante sino con la fuerza del Evangelio que nos trae.
Tengamos la certeza de que Francisco también viene a mostrarnos la mejor versión del alma de Colombia. Sabiendo de nuestras muchas noches, enormes y oscuras, será, para todos, la luz que anuncia la esperanza. ¡Preparémonos para acogerlo!