En medio de un gran escándalo de sobornos, Pedro Pablo Kuczynski se vio obligado a renunciar a la presidencia de Perú. Una adivina le había advertido en 2016 antes de asumir el poder que no lo hiciera esa tarde de julio, porque naufragaría antes de culminar.
Lexander Loaiza Figueroa @Lexloaiza
El 26 de julio de 2016, dos días antes de la fecha en la que Pedro Pablo Kuczynski asumiría el poder, una ‘adivina’ le advirtió a una cercana colaboradora del dirigente político que pospusiera el acto de toma de posesión, ya que a la hora y fecha escogidas “los astros estaban en su contra”, lo cual condenaba al fracaso su naciente gestión gubernamental.
Veinte meses después, el oscuro vaticinio de aquella adivina se cumplió. El mandatario, hijo de inmigrantes europeos, con una educación y trayectoria profesional elitescas e impecables, presentó su renuncia al cargo en medio de una de los peores escándalos de corrupción que conozca la nación inca.
Más allá de cualquier consideración esotérica, una de las características permanentes de la era Kuczynski fue la ingobernabilidad. Tras haberse impuesto por escasos 40 mil votos a Keiko Fujimori, hija del polémico ex presidente Alberto Fujimori, quien también se vio obligado a renunciar en el año 2000 por un escándalo de sobornos a congresistas, PPK nunca las tuvo todas consigo.
Odebrecht sigue pasando facturas
Su llegada al poder en 2016 coincidió para su desgracia con la salida a la luz pública del escándalo de corrupción de la empresa constructora brasileña Odebrecht, que ya le ha costado la cabeza a varios altos políticos en otros países latinoamericanos.
Kuczynski, quien fue ministro durante el gobierno de Alejandro Toledo acusado hoy de haber recibido 20 millones de dólares de la multinacional carioca, fue inmediatamente vinculado al caso. A la larga, el mandatario tuvo que admitir que había tenido una vinculación laboral con Odebrecht en calidad de asesor, por la cual había recibido la cantidad de 782 mil dólares a través de una empresa radicada en EE.UU.

El congresista del partido Fuerza Popular, al que funcionarios del Gobierno habrían intentado sobornar.
A raíz de esto, el Congreso de Perú, con el cual nunca pudo lograr un acuerdo de gobernabilidad, inició un proceso de juicio político y en diciembre de 2017 se convocó a una votación para declarar la vacancia por ‘incapacidad moral’. Tras apresuradas y poco claras maniobras, PPK pudo revertir la mayoría adversa y logró mantener el cargo, según muchos, a cambio de un indulto que benefició al expresidente Fujimori, quien purgaba condena de 25 años por corrupción.
Lejos de apaciguar el temporal político para el mandatario arreció tras iniciarse un nuevo intento del Poder Legislativo para sacarlo del sillón presidencial en marzo de este año. Horas antes de una nueva comparecencia en la que se votaría su vacancia y consecuente retiro del cargo, Pedro Pablo Kuczynski anunció su renuncia.
El hartazgo por la corrupción
Lachachara.co se comunicó en Perú con dos periodistas que están viviendo en primera fila el tempestuoso acontecer político de ese país. Jorge Jiménez Flores, periodista venezolano radicado en Lima laborando para el Diario Nuevo Sol, uno de los principales de esta nación sudamericana; nos relata que existe una crisis institucional que se ha desatado por los constantes escándalos de corrupción que han salpicado a casi toda la clase política peruana.
“Yo he visto y he escuchado a la gente en la calle decir que PPK y todos los demás deben renunciar”, haciendo referencia tanto a los integrantes del poder Ejecutivo encabezado por Kuczynski y el Legislativo, integrado por una variopinta selección de organizaciones políticas.
En Perú, si bien los escándalos de corrupción tumbaron la popularidad del presidente a los pocos meses de asumir su cargo; los congresistas tampoco gozan de mucho respaldo en la opinión pública y continuamente se ven vinculados a manejos poco éticos de los privilegios del poder.
Los escándalos de corrupción han mellado severamente la credibilidad de la clase política y no es para menos. Cuatro de los últimos expresidentes Ollanta Humala, Alan García, Alejandro Toledo y Alberto Fujimori, han estado presos o están detenidos o investigados por actos de corrupción. En tres de ellos, Odebrecht es el común denominador de sus desgracias jurídicas.
Jiménez Flores, nos dice que la gente en Lima se lo ha tomado con calma. La apatía generalizada ante la transcendencia de lo que ocurre puede reflejar ese rechazo a la clase política peruana que hoy es percibida en general como corrupta por sus propios votantes.
Otra periodista de Lima, Judith Torres, confirmó a Lachachara.co que nadie en Lima o en cualquier otra ciudad peruana ha salido a respaldar o a acusar a Kucyznski o a los congresistas. “La gente se lo ha tomado con calma”, nos dice.
Lo que viene
Pedro Pablo Kuczynski dijo que renunciaba para no “convertirse en un escollo para la unidad y armonía del Perú». Dijo que quería evitar sufrimiento al país y a su familia y fomentar la unidad. Sin embargo, sus anunciadas buenas intenciones no lo librarán del juicio político que seguirá adelante en el Congreso, ente que decidirá hasta este viernes 23 de marzo si le acepta la renuncia o si por el contrario lo destituye del poder por la anunciada ‘incapacidad moral’, para lo cual se precisaría de un debate parlamentario.

En el Congreso los parlamentarios del Frente Amplio declararon que no aceptarán la dimisión presidencial.
Tampoco queda librado de una investigación de carácter penal, ya que el Ministerio Público anunció que abrió una investigación por los ya conocidos como los ‘kenjivideos’, en los cuales se aprecia a funcionarios de Kuczynski ofreciendo contratos en obras a un parlamentario del partido opositor Fuerza Popular, a cambio de su voto en contra de la vacancia del Presidente.
Por una vía o por la otra, ya el segundo vicepresidente Martín Vizcarra, quien estaba designado como embajador peruano en Canadá, ha sido llamado para ocupar el cargo de presidente. Vizcarra, dijo a través de un trino estar indignado por la situación actual. “Regreso al Perú para ponerme a disposición del país, respetando lo que manda la Constitución”, señaló en el mensaje confirmando así que está dispuesto a asumir los destinos del Perú, mientras el Congreso formaliza la solicitud de una convocatoria a nuevas elecciones.
A pesar de que la Constitución marca claramente el camino a seguir, muchos peruanos, especialmente los políticos, estarán buscando ávidamente los nuevos vaticinios de aquella vidente, que parece haber sido la que salió mejor parada de todo este escándalo.