
Después de la terrible pandemia de 2020 todo el mundo tiene fe en que las cosas serán menos infelices y dolorosas.
Por Rafael Sarmiento Coley
Han pasado 2020 años y el tinglado sigue igual, con la desgracia para la humanidad de que cada vez esa acumulación de odios insensatos y milenarios cambian las formas y estrategias para tratar de aniquilar al enemigo. Pero, ¿Cuál enemigo, si cualquiera sea el dios de Israel proviene de la misma génesis del de los cristianos?
Este moribundo 2020 fue el fiel reflejo de esa lucha bastarda por aniquilar al «enemigo», sin importar que se llevan por delante a millones de seres inocentes en todos los rincones del planeta Tierra.
Es lo que ha sucedido con un virus creado en un laboratorio de una potencia comunista. El diabólico Coronavirus, que estalló con la fuerza de tsunami elevado a la décima potencia que puso de rodillas a todos los pueblos del mundo.
Fábula o verdad
Hoy la humanidad toda es testigo de esa lucha sangrienta por el poder hegemónico de las dos descendencias históricas que se disputan la supremacía con todas las formas de lucha, hasta llegar a la guerra científica o bioenergética. ¡Y que se salve quien pueda!
Todas las demás epidemias que han diezmado a la humanidad tienen explicaciones lógicas y científicas. Por descuido. Por falta de medidas sanitarias.
Pero se ha demostrado hasta la saciedad que este virus letal de 2020 fue fabricado con maldad satánica.
Nada de estaño tiene que uno de los dos lados históricos en contienda hayan sido capaces hasta con el diablo para acabar con el `enemigo`. Se habla de sectas secretas, de organizaciones milenarias como el Judaísmo, que ha buscado asociarse con la masonería del mundo y usar como punta de lanza al comunismo, en algunas veces, y en otras, de acuerdo con las circunstancias, como un «Despreciable y errático sistema político». Pero siempre bajo la égida masonería-judaica en procura del tan cacareado Nuevo Orden Mundial, que no es más que la victoria final de uno de los dos enemigos históricos: el cristianismo y el Judaísmo.
¿A un costo tan alto?
Todo parece indicar que para los mentores de estas divergencias el elemento humanidad es lo de menos. Lo demás es establecer un Gobierno Único, con un Presidente Universal y unas marionetas en las distintas zonas del planeta que antes fueron Estados libres, aunque con ciertas limitaciones, desórdenes y corrupciones.
Por eso lo importante es despedir este trágico, doloroso y triste 2020 con una mirada clara puesta en el horizonte. Pensando en que cada ser humano es una parte importante y pensante libre sobre la realidad vivida desde marzo cuando unos «boludos» científicos del gigante y ultramoderno laboratorio de la super desarrollada ciudad china de Wuhan.
Son temas de obligatorio análisis por parte de la humanidad que aún no ha sido esclavizada por ninguna de las fuerzas en disputa.
La invitación, pues, es a despedir el trágico 2020 con la prudencia y cuidados debidos. Tampoco caer en el error de pensar en que Covid 19 es un «castigo de Dios». ¿Cuál dios? ¿El de los originarios de Sion? ¿El de los cristianos? ¿El de Spinosa? ¿El de Niezsche?
Deseándoles un feliz y próspero Año Nuevo, el portal periodístico www.lachachara.co ha aportado estas glosas un tanto atrevidas, en busca de evitar tragar todo entero. ¡Próspero Año 2021!