Opinión

Vergüenza divina

EL COMENTARIO DE ELIAS por Jorge Guebely

Muchas virtudes humanas para ser político según Aristóteles escritas en sus obras: “Política” y “Ética para Nicómaco.” Nos develan importantes diferencias entre el político filósofo y el de nuestra era liberal.

Considera la Política como el arte supremo para guiar a los ciudadanos en su ascenso a la virtud y a la felicidad. Ve en la razón el instrumento adecuado para trascender la ignorancia y alcanzar el estadio supremo de humanismo, la eudaimonía.

Enorme virtud del político cuando actúa con prudencia, toma decisiones con sabiduría, con conocimiento del ser humano como un miembro más del Universo. Es el político sabio o filósofo, aplica leyes destacando la justicia y rescatando el equilibrio original gracias a la sensatez de la razón. Gobierna para el interés común superando la enfermedad de la codicia personal o la función sicarial de un grupo en particular.

Lejos el político de la era liberal rebajado de capataz en la vieja hacienda feudal a dirigente de la República, la nueva hacienda del capitalismo. Ayer, empleado de aristócratas y terratenientes; hoy, de empresarios, banqueros o de quienes mercadeen su campaña electoral.

Déspota anteriormente con los subalternos de la finca; hoy, con los del país. Antes, cómplice disciplinado con el dueño de la tierra; hoy, con los dueños del poder económico. Ayer, sumiso con el súbdito del rey español; hoy, de arrodillas con los súbditos de los presidentes norteamericanos.

Convertido en profesional liberal confunde el bien supremo de los individuos con sus éxitos económicos, la codicia personal con el servicio social, el pueblo con los privilegiados, la política con la oportunidad del enriquecimiento ilícito, la astucia con el instrumento para aniquilar opositores, la jerga locuaz con la virtud para engatusar incautos, las esperanzas de un pueblo con la coyuntura para ganar elecciones, las ruinas populares con la posibilidad de proclamarse su redentor, la derrota del embaucado con el triunfo del embaucador.

Crea leyes justas para urdir injusticia, proclama la paz para fomentar la guerra. Siendo el revés de un político sabio, se ha convertido en pésimo ser humano, en vergüenza divina,

Veintitrés siglos atrás, Aristóteles visualizó la democracia de nuestro siglo. La usufructúan los peores, los más astutos, los más ignorantes. La corrompen hasta convertirla en gobierno de oligarquías. Siguió a su maestro, Platón, quien afirmaba: -La democracia pasa a la anarquía y la anarquía es el preludio de la tiranía-.

En conclusión, diría yo: el político de la era liberal es un animal ególatra con anhelos de poder e importancia personal; un enfermo mental origen de todos los males nacionales y mundiales.

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