
En Colombia, en donde las principales figuras de la política engrosan una larga lista de magnicidios, es atípico que uno de sus máximos exponentes haya sido derrotado en los estrados judiciales.
Por Rafael Sarmiento Coley/EFE/Infobe
La lista es larga y, lo más triste, es que en su mayoría han quedado en la impunidad, como el caso de Jorge Eliécer Gaitán, cuyo magnicidio produjo una violenta reacción en todo el país, pero sobre todo en la capital, lo que se recuerda como ‘El Bogotazo’. Luego se registraron los recientes casos de Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa (Partido Unión Patriota, que, además, fue sometido a un vergonzante exterminio innoble); Carlos Pizarro León -Gómez y Jaime Bateman Cayón (de este último se inventó la película de un accidente de la avioneta en que viajaba, sin que se descarte que haya sido derribada por servicios de inteligencia internacionales; Luis Carlos Galán Sarmiento; Álvaro Gómez Hurtado, todos víctimas de las criminales tramas para truncar el paso a un contendor y facilitar la llegada de un títere.
Además, no es una desgracia nueva. Viene de lejos. Desde el recién nacido siglo 20, cuando en las escalinatas del Capitolio fue salvajemente descuartizado por unos matarifes de cerdos, el general Rafael Uribe Uribe, quien, sin duda, estaba preparado y a las puertas de pasar del Senado a la Presidencia de la República.
Uribe, duro de roer

El Senador del Polo Democrático Iván Cepeda Castro fue el ‘Davod’ que derrotó al ‘Goliat’. Es hijo de una de las primeras víctimas del extermino del Partido Unión Patriótica, Manuel Cepeda, y de la simpática, dinámica y muy eficiente activista sincelejana Yira Castro de Cepeda.
Desde cuando muy joven, él recuerda de manera jocosa que todavía no necesitaba afeitarse, pues tenía apenas 28 años, inició su meteórica carrera política como director de la Aeronáutica Civil, de donde brincó a la Alcaldía de Medellín (1982, cuando aún no era por elección sino por designación presidencial), y de allí a la Gobernación de Antioquia (ya por elección popular, que se instituyó a partir de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991).
Desde cuando saltó a la palestra política pintó como un líder de enormes condiciones y futuro promisorio, por su parla fácil, su personalidad encantadora y, en esa época, su carácter cordial y muy amable, lo que con los años fue cambiando, cuando fue perdiendo el brío por tantas penas, provocadas por él en su ambición de poder, y por su extenso séquito de asesores que, muchas veces por torpeza, cometieron los peores errores, o lo asesoran con evidente falta de catadura moral y experticia en la vida pública.
Sin duda, él también orquestó, planeó y dirigió muchas de esos errores, más que yerros, estupidez que, sin embargo, terminaban enlodando a los miembros más allegados de su sanedrín, mientras él salía indemne de todos esos líos. Por eso llegó a colocársele el remoquete de ‘el hombre’ teflón, al que nada se le pega.

La oligarquía de las principales ciudades colombianas salió a respaldar a Álvaro Uribe Vélez. Y con mucha razón, el90% de lo que hizo Uribe en sus casi 30 años de actividad proselitista y legislativa fue para favorecer a las clases altas en perjuicio de los trabajadores, educadores, campesinos sin tierra y trabajadores informales.
Su vida política tiene un cierto paralelismo como el caudillo cartagenero Rafael Núñez, quien desde 1888 ganó la Presidencia de la República en representación del Partido Liberal, luego inventó su propio partido, en alianza con el Partido Conservador, lo que le permitió ser cinco veces mandatario nacional y en otras dos ocasiones designó a dedo a su sucesor, hasta ocasionar la Guerra de los Mil Días que terminó en 1901.
Álvaro Uribe llegó por primera vez a un cargo público envuelto en la bandera del Partido Liberal, fue dos veces senador y se mantuvo en el liberalismo hasta cuando lanzó su candidatura presidencial en 2001 por una alianza liberal-conservadora denominada Primero Colombia. Para su reelección, lo mismo que Rafael Núñez, se inventó otro movimiento político, el Partido de la U, y a partir de 2013 creó su propio movimiento, el Centro Democrático.
Una vida en medio del fuego cruzado

No faltaron, sin embargo, los marchistas que le recordaron a Uribe su pasado como uno de los principales artífices de las ‘Convivir’, que luego se convirtieron en las tenebrosas y sanguinarias Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Desde cuando se lanzó por primera vez en procura de la Presidencia de la República, su trasegar político ha vivido en medio del fuego cruzado, las más encendidas y enconadas políticas, las peloteras ante los estrados judiciales, sus continuas peleas con las altas cortes, su ponzoñosa mirada a los grupos de izquierda, al proceso de paz con las Farc y el ELN, lo que permitió quedar ubicado por siempre, para siempre, en el centro del escenario político como el máximo representante de la ultraderecha colombiana.
A pesar de tantos odios que despertó desde todas las esquinas del mapa político colombiano, a Álvaro Uribe Vélez, como ese famoso y prehistórico árbol Secuaya, no lo derribó ninguna tormenta, tempestad o huracán. Ni mucho menos una bala, una bomba o cualquier otra forma criminal de aniquilarlo.
Álvaro Uribe Vélez lo doblega, finalmente, la Corte Suprema de Justicia, al final de una incruenta batalla verbal de más de 20 años. Ahí está en pie como un viejo guayacán en su residencia, con su esposa doña Lina María Moreno Mejía y sus dos hijos Tomás y Jerónimo. Todos tranquilos. Bien custodiados, mientras que en las principales calles de Colombia se agitan marchas multitudinarias en su favor, pero también unas cuantas en su contra. Porque esa ha sido su vida política, llena de odios y amores.

Para el presidente Iván Duque Márquez es el momento oportuno para demostrar que tiene carácter y catadura moral, como la tuvo su difunto padre Iván Duque Escobar. Es la hora de desmarcarse para no traicionar el legado genético, y demostrar que tiene cojones.
De todas maneras, su conmovió al país. Y la pregunta que flota en el ambiente es ¿qué pasará con el expresidente y el gobierno de Iván Duque, tras la orden de prisión domiciliaria mientras se lo juzga por soborno y fraude procesal? La decisión de la Corte Suprema tiene un enorme impacto político que marcarán los próximos años del actual Presidente.
Todo este ambiente enrarecido que vive Colombia en medio de la pandemia del Coronavirus se disparó pasado el mediodía del martes 4 de agosto cuando se conoció la noticia que partirá en dos su historia política: al expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez le fue dictada medida de aseguramiento domiciliario en el proceso que contra él adelanta la Corte Suprema de Justicia por los delitos de soborno y fraude procesal en un caso de manipulación de testigos.
La decisión histórica fue informada por el propio expresidente por medio de su cuenta de Twitter e inmediatamente colmó los titulares de la prensa nacional. Ahora deberá enfrentar su defensa privado de su libertad, algo sin precedentes para un expresidente colombiano.
Si bien la noticia se asumió como cierta durante todo el día, no fue sino hasta las 7 p.m. del martes que la Corte Suprema de Justicia se pronunció oficialmente sobre el caso, emitiendo un comunicado y una declaración en video del magistrado Héctor Javier Alarcón Granobles, presidente de la Sala de Instrucción del alto tribual encargada de la investigación contra Uribe.
La Corte dijo que: “mediante decisión del 3 de agosto aprobada y suscrita por unanimidad resolvió la situación jurídica del senador Álvaro Uribe Vélez con imposición de medida de aseguramiento de detención preventiva, como presunto determinador de los delitos de soborno a testigo en actuación penal y fraude procesal (…) Dicha medida se sustituyó por detención domiciliaria. Por lo tanto, el senador Uribe Vélez cumplirá la privación de la libertad en su residencia y desde allí podrá continuar ejerciendo su defensa con todas las garantías del derecho al debido proceso”.
Para los magistrados que Uribe enfrentara su proceso en libertad implicaba “posibles riesgos de obstrucción a la justicia”, una decisión que profundizó aún más la división política que persiste en Colombia ocasionando todo tipo de reacciones.
El presidente Iván Duque cerró filas alrededor de Uribe, su mentor político, al afirmar: “soy y seré siempre un creyente de la inocencia y honorabilidad de quien con su ejemplo se ha ganado un lugar en la historia de Colombia”.
Estas palabras, interpretadas por los sectores no afines al gobierno como un desafío a la decisión de las altas cortes, atan el futuro político de Duque al judicial de Uribe, haciendo que los últimos dos años de su gobierno estén marcados desde ya por lo que pueda pasar con el jefe del Centro Democrático.
Pero también despertaron reacciones ciudadanas por parte de partidarios y contradictores del expresidente por igual. Los primeros se volcaron a las calles de las principales ciudades de país, organizando caravanas de carros y exigiéndole a la Corte que se retractada de su decisión permitiéndole a Uribe permanecer en libertad.
Los segundos convocaron cacerolazos que pretendían expresar respaldo a la decisión de los magistrados y rechazo a las presiones contra la rama judicial por parte del Gobierno.
Ambiente caldeado
Para el politólogo Fernando Posada, la decisión de la Corte Suprema le lanza un salvavidas al uribismo en el momento de mayor impopularidad en su historia.
“Lejos de ser el final de Uribe, esto puede revivirlo”, afirma, y sostiene su argumento en la capacidad que los adeptos al expresidente tengan para mostrarlo como víctima de una persecución judicial, una narrativa que impulsa el partido Centro Democrático desde que empezó todo el proceso en contra de su líder.
Para Posada enfrentar su defensa privado de su libertad incluso podría jugarle a favor al expresidente que podría “recuperarse numéricamente con algo del apoyo que había perdido”
“Yo tengo claro que desde el Congreso van a estar en la tarea de defender a Uribe quienes quedan de su partido y van a hacerlo de una manera enfática, insistiendo en que se trata de una persecución política”, sostiene el analista.
Esto además podría despertar una solidaridad por parte de otras bancadas en el legislativo que si bien no hacen parte del oficialismo son afines al expresidente y al Gobierno, derivando en una mayor gobernabilidad para el presidente Iván Duque, a quien la pandemia del coronavirus le ha otorgado un amplio margen de maniobra para gobernar vía decreto.
No obstante, reconoce que la pérdida de Uribe como la voz de mando para la bancada de Gobierno es un golpe duro, que tratará de ser solventado por los liderazgos más visibles del Centro Democrático.
“Esto abre la puerta para que se vuelva a proponer una eventual reforma a la Justicia para crear una única Corte al estilo de Estados Unidos”, algo que sería contraproducente no solo por el “gran conflicto de intereses que tendría el Gobierno” sino porque tener un solo tribunal sería “mucho más fácil de manejar políticamente”.
“De todas formas la decisión de la Corte sienta un precedente en los términos de relación de los poderes públicos muy preocupante. Antes de emitir su decisión las cortes firmaron un comunicado conjunto pidiendo que el Gobierno Nacional respetara la separación de poderes. Existe la presión de un poder contra otro, así sea en alocuciones presidenciales, la presión es notoria, es peligrosa y le quita garantías a lo que debería ser sagrado en un proceso de justicia”, matiza el politólogo.
Visión contraria tiene el analista político Juan Fernando Gutiérrez, para quién la detención de Uribe tendrá consecuencias que sacudirán el panorama político nacional.
Dice Gutiérrez que en las últimas mediciones de popularidad Uribe venía registrando sus números más bajos, una tendencia que se profundizará con su detención pues cada vez son menos los colombianos que se sienten identificados con él. “Hoy puede que se sienta un auge emocional alrededor del senador, pero la tendencia en los últimos años ha sido que el expresidente ha tenido una pérdida notable de su popularidad y esta acción judicial puede significar el verdadero inicio del fin de uno de los presidentes más polémicos que haya tenido la historia colombiana”, sostiene.
En el plano electoral dice que, si bien es entendible que se especule sobre un posible efecto boomerang, es decir, que la detención del expresidente termine catapultándolo de tal manera que incluso “vuelva a poner presidente desde la cárcel”; la realidad actual muestra que el líder natural del Centro Democrático está agotando cada vez más sus fuerzas “lo que abre un escenario muy para las proyectos políticos de centro que han venido cogiendo fuerza en los últimos ciclos electorales”.
“Los más beneficiados, electoralmente hablando, son esas fuerzas de centro. Hoy el debate se polariza, pero en el largo plazo ese discurso polarizante agota al elector y en esta ocasión, pensando de cara al 2022, la polarización inició demasiado temprano”, resalta.
Por su parte, José Penso, consultor político de notable trayectoria en el país, dice que la detención de Uribe “hay que analizarla en sus justas proporciones”.
Sobre el Gobierno asegura que seguirá funcionando con plena normalidad, pese a que Duque reconozca públicamente en Uribe un mentor y se muestre afligido por su detención, pues el presidente también es respetuoso de los fallos de la justicia.
“Es cierto que Uribe es la cabeza visible del partido de Gobierno, pero esto dará pie a que surjan nuevos liderazgos y se consolide el trabajo con otros partidos políticos para sacar adelante las iniciativas del Gobierno y del legislativo”, sostiene el consultor.
Penso, como Posada, afirma que la decisión de la Corte podría despertar en la opinión pública una solidaridad que termine “replanteando el mapa de preferencias electorales con mira a unas presidenciales que ya vienen en dos años”.
El futuro del proceso
Ramiro Bejarano hace parte de los abogados del senador Iván Cepeda, a quien Uribe denunció ante la Corte Suprema por manipular testigos y cuya investigación terminó volviéndose en contra del propio expresidente cuando el alto tribunal determinó que quien habría incurrido en estos hechos delictivos era Uribe y no Cepeda. Él habló con Infobae sobre el futuro del proceso contra el expresidente.
“La decisión procede inmediatamente y de acuerdo con la Ley la Corte tendría un espacio de 240 días para formularle cargos, si pasa ese tiempo y no se le formulan cargos tendría que liberarlo por vencimiento de términos, no exonerándolo pues seguiría vinculado al proceso”, dijo Bejarano.
El abogado reconoció que la defensa de Uribe podría recurrir a los recursos de reposición y a de apelación ante la propia Corte Suprema, pedir las pruebas y tratar de demostrar que no está comprometido pero que este camino lo ve “bastante precario”.
“La Corte le tiene 25 mil horas de grabación de conversaciones, en 25 mil horas le cogen pecado hasta a la madre Teresa de Calcuta”, afirmó.
Bejarano precisó que, como contraparte del proceso, no ha sido notificado en físico de la decisión de la Corte, por lo que está a la espera de conocer la providencia. Lo claro es que Uribe seguirá vinculado al proceso y que el Supremo debe decidir con prontitud si le formula cargos y lo llama a juicio.
“Para las instituciones es un buen momento porque aquí se había aceptado la idea de que al doctor Uribe no lo podía tocar absolutamente nadie, y eso no puede pasar en una democracia, nadie puede estar por encima de la ley”, sostuvo el abogado.
Para Bejarano la decisión de la Corte abre un panorama políticamente interesante para el presidente Iván Duque, del que se dice “está preso” de Uribe, pero que ahora tiene la oportunidad de “advertir que hay un nuevo escenario político para hacer alianzas con varios sectores y actores políticos distintos a los gobiernistas”.
Y le propone una “jugada inteligente”: hacer un cambio de gabinete que le garantice una “una gobernabilidad que represente los diferentes sectores del Congreso”, porque asegura que la detención de Uribe y la ausencia de su liderazgo en la bancada de gobierno “va a afectar la agenda legislativa”.
“Ese partido va a quedar completamente fracturado y yo creo que sin una voz que sea capaz de tomar decisiones y dar línea el partido se le va a erosionar”, sentencia.
Cuando se haga efectiva la medida de arresto domiciliario Uribe Vélez quedará confinado a su lugar de residencia, la hacienda conocida como “El Ubérrimo” -que tiene una extensión de 1.500 hectáreas-, donde cumple actualmente con la medida de aislamiento obligatorio por la pandemia del Covid-19, estando por sus 68 años dentro de la población de más alto riesgo de contagio.
Así es el embrollo judicial
“Es posible que Álvaro Uribe vea su comunicación afectada e intervenida por las cortes, no es imposible pensar en unas restricciones en las comunicaciones y el movimiento, naturalmente, del senador, pero eso no necesariamente implica el uso de sus redes”.
La Corte Suprema de Justicia (CSJ) dictó medida de aseguramiento para el expresidente Álvaro Uribe Vélez por presuntos delitos de fraude procesal y soborno de testigos. Esta sería la primera vez en la historia de Colombia que la CSJ dictamina medida de aseguramiento a un expresidente de la República.
En teoría la CSJ tendría que disponer en su auto que Álvaro Uribe Vélez pierda su curul en el Senado. El impedimento tendría que estar determinado por la autoridad judicial competente, según la ley quinta en el artículo 274. De prohibirlo, la CSJ tendría que determinar que Álvaro Uribe no tiene las cualidades morales o aptitudes profesionales para ejercer el cargo de senador de la República.
Por otro lado, el artículo 369 de la ley 600 del 2000 dictamina que “cuando se imponga medida de aseguramiento en contra de un servidor público, en la misma providencia se solicitará a la autoridad respectiva que proceda a suspenderlo en el ejercicio del cargo”. Por ende lo más probable es que Álvaro Uribe pierda su curul.
Según el analista político y columnista del diario El Colombiano, Juan David Escobar, “hay un montón de gente que tiene destinado como propósito acabar con el expresidente Uribe. Matarlo lo deja de alguna manera como un héroe, pero meterlo preso le arruina la reputación. Lo que pasó no es una condena, pero sí una medida que deslegitima el prestigio del expresidente Uribe. Conociendo las cortes esta decisión pudo tener motivaciones políticas que buscan deslegitimar la figura del expresidente.
Para el analista político lo grave no es tanto lo que suceda con la curul del expresidente Uribe sino las limitaciones que pueda tener en su comunicación tanto personal como en redes sociales, puntualmente el Twitter, que ha sido el principal medio de difusión del ideario del expresidente Uribe.
“Álvaro Uribe es el político más poderoso de Colombia, el poder en política se puede manifestar de varias maneras. En el legislativo Uribe no tiene mucho poder pues el Centro Democrático no es un partido con mayorías, y con toda la influencia que pueda tener el expresidente Uribe su voto cuenta como sólo uno en el Senado”, señala Escobar.
Para Juan David Escobar “el poder real de Uribe está en las manos del él, en su celular, y en una herramienta que se llama Twitter. Él mueve opinión pública por medio de sus redes. Una consecuencia es que en las condiciones actuales el expresidente Uribe tal vez no pueda usar más este tipo de herramientas. Es clave saber si Uribe se puede manifestar públicamente o no, y de poder hacerlo a qué alcance”.
Con la detención domiciliaria el contenido del auto de la CSJ sería crucial para determinar el uso de redes del expresidente Uribe a futuro. Para el abogado constitucionalista, Pablo Uribe Wolff, «en principio podrían restringir su uso de redes sociales, pero desde una medida penal y constitucional esta restricción no tiene mucho sentido. Uribe no ha cometido delitos por redes sociales, y el uso de sus redes no guarda relación con la investigación que cunde actualmente sobre él. Por ende, en principio Álvaro Uribe podría hacer uso de las redes”.
“Es posible que Álvaro Uribe vea su comunicación afectada y la forma en que contacta gente intervenida por las cortes, entonces no es imposible pensar unas restricciones en las comunicaciones y el movimiento, naturalmente, de Álvaro Uribe, pero eso no necesariamente implica el uso de sus redes”, añadió el profesor Uribe Wolff.
Para el abogado Bernardo Henao, aunque es un golpe para el partido de gobierno la situación se debe ver en dos sentidos: «Uno muy negativo sobre la credibilidad de las Cortes y en especial de la CSJ. Todo deja entrever una decisión de contenido político. Conociendo la decisión se podrá evaluar por qué llegaron razonadamente o subjetivamente a esa decisión. Si tiene vicios habrá que denunciarla. La positiva es el efecto que puede causar de una mayor unidad y reacción por la sociedad civil que se siente amenazada”.
Si bien el proceso contra el expresidente Uribe continúa y una medida de aseguramiento no es una condena, la CSJ está en la responsabilidad de explicar por qué se le dictaminó medida de aseguramiento al expresidente Uribe en medio de la cuarentena y tras este siempre haber acatado todas las citaciones que el organismo de justicia le ha dado.
Sean cuales sean las razones de la decisión de la CSJ, Álvaro Uribe Vélez representa a millones votantes que creyeron en su proyecto político, la CSJ al dictar medidas de aseguramiento al expresidente Uribe está en la responsabilidad de dejar absolutamente claro por qué las dicto a él y por qué no a terroristas y narcotraficantes comprobados como Jesús Santrich. Muchos colombianos simplemente no entenderán cómo Uribe se encuentra detenido y personajes como Carlos Antonio Lozada en el Congreso.