
Tiene una voz privilegiada, tipo John Gress o Carlos Montalbán. Su voz, la compensa con una amplia escala de registros.
Por: Francisco Figueroa Turcios

Andrés Salcedo, leyenda viva del periodismo
Andrés Salcedo González,cimentó su prestigio en el mundo de la locución, gracias a su trabajo en España y Alemania que le permitió ser un referente en todos los países de habla española, especialmente por sus narraciones de los mundiales de fútbol de Alemania, Argentina, España, México y Estados Unidos.

Andrés Salcedo, la voz oficial de Telecaribe
Con una puntualidad que se parecía mucho al despertar del amor físico, todas las noches, a las 8, estaba yo allí, en aquel palco solitario y ellos allá, en un lugar desde el cual me describían el robo de base o el home run, incrustando lo irreal con la realidad:Cuco Conde, Manolo De la Reguera y Felo Ramírez», recuerda Andrés Salcedo sobre los locutores que influyeron en él para tomarle pasión a la radio.
Top 5 de los hechos más importantes en su carrera profesional

Andrés Salcedo y Sergio Silva Acuña.
Andrés Salcedo, con un amplio recorrido en el periodismo a nivel nacional e internacional, le tocó la dura tarea de elegir el Top 5 de los momentos más importantes de su carrera profesional.
«Difícil, elegir apenas cinco hechos en una trayectoria de tantos años, en la que figuran tantos momentos importantes que, hoy, cuando miro hacia atrás, me parecen, no solo lejanos sino como si los hubiera llevado a cabo otro hombre, en otra época, en otra vida. De veras, hoy me sorprende la energía que tuvo el hombre joven que fui y se embarcó en tantos proyectos que, siendo prometedores, también tenían sus riesgos.
1.) Mi llegada a Valledupar y a Radio Guatapurí. Para mí fue descubrir un mundo nuevo, un nuevo mundo habitado por gente amable y hospitalaria que eran extraordinariamente felices en su cálido, casi oculto nido detrás de la sierra. Me enamoré enseguida de ese pueblo, de su gente, su música, su estilo de vida, Valledupar ha sido un inspirador para mí.
Me refiero al Valledupar que conocí, no al de esta época, del que no sé mucho. Además, el dueño de la emisora, Manuel Pineda, me la entregó, me la confió, como si se tratara de un juguete, para que yo la programara, la dirigiera, eligiera el personal y hasta los discos que había que comprar para armar una discoteca. Ese hombre confió en mí. Y, por razones de mi personalidad, yo necesito recibir esa confianza para poder dar lo mejor de mí. La total autonomía que tuve en el manejo de la emisora estimuló mi creatividad y potenció mi capacidad de trabajo en equipo.

Carlos Arturo Rueda, Andrés Salcedo, y Lagovén
2.) MI llegada a Bogotá y mi vinculación a Todelar, donde, en ese momento (mediados los años sesenta), se estaba haciendo una radio producida y dirigida al ”hombrecito de la calle”, como llaman los norteamericanos al que suda y gasta suela para llevar los fríjoles a la casa.
Aquello fue enriquecedor. Hacíamos una radio más desenfadada, menos ceremoniosa, muy popular, casi caribe. Y eso fue un éxito increíble. Barrimos a Caracol y RCN, a todos. Además, me convertí en la voz del noticiero radial más escuchado en Colombia y en locutor comercial de Carlos Arturo Rueda, que era en ese tiempo, el dios de la radio deportiva.
3.) Aunque el éxito de un profesional no se mide en premios, considero como un hito en mi carrera la obtención del Premio Nacional de Crónica en España, que otorgaba la Autoridad Nacional de Tránsito, en plena era del franquismo, cuando solo los periodistas del régimen acaparaban premios y prebendas, por una crónica que escribí para la revista Desarrollo y para la agencia independiente Hispania Press. Era el monólogo de un camionero que transportaba pescado fresco desde Cádiz hasta el norte de España, la titulé: “El día en que no murió nadie en la carretera”. Por lo demás, el dinero de ese premio me salvó la vida, en unos días de penuria y, muchas veces, de duda y desaliento.

Andrés Salcedo, en los juegos Olímpicos en Munich
4.) Mi participación en los Juegos Olímpicos de Munich. Fue un trabajo duro, de casi dos meses. Un esfuerzo sobrehumano (como traductor, como locutor, como reportero), solo dormía dos horas por día, lo pagué con una depresión que me duró unos cuatro años, durante los cuales solo mi trabajo y los psicofármacos, me daban la fuerza y la tranquilidad para soportar la vida.
Además de un extraordinario desempeño de todo el equipo, elogiado por las directivas de la productora TransTel, nuestro trabajo en esa olimpíada mereció el premio Ondas, que fuimos a recoger a Barcelona.
5 .) Y por último, menciono mi elección, entre varios aspirantes, para animar el programa de concursos “Telematch” (el nombre también se lo puse yo a ese programa que se llamaba originalmente, en alemán, “Juegos sin fronteras”), que se transmitió, con éxito, en todos los países hispanohablantes y, por supuesto, como narrador del Fútbol Alemán. Esos dos grandísimos éxitos le trajeron mucha alegría y felicidad a mi vida.
En este encierro por la epidemia, querido Francisco Figueroa Turcios, he comprobado, por la multitud de llamadas que he recibido de diferentes países (Uruguay, Chile, Costa Rica, Venezuela, Perú, El Salvador y también de Colombia), que esos dos programas me han permitido entrar a formar parte de la vida de millones de televidentes de América Latina, me he convertido, sin duda, sin buscarlo y sin saberlo, en un referente de eso que algunos llaman “educación sentimental”, en donde figuran el Chavo del Ocho y las películas de Cantinflas. Material nostálgico de relleno en estas épocas de encierro.