En una habitación de la clínica Shaio se encuentra la joven estudiante de diseño batallando ente la vida y la muerte.
Por Gersón Brugés
Este es un gran interrogante que hoy seguramente se encuentra en el inconsciente de la joven estudiante Daniela García, quien hace un mes recibió un disparo en el costado derecho de su cabeza, aparentemente por oponerse a un atraco, para su familia ha sido un calvario vivir está odisea llena de incertidumbre y temor al contestar alguna de estas noches el teléfono y que le notifiquen que su hija ha muerto.
Ningún padre se podría imaginar el sufrimiento que está viviendo esta familia bogotana, conformada por su madre Flor Alba y su hermano Julián; en estos cuarenta y cuatro días solo se han aferrado a la fe para ver con vida una vez más a Daniela. Cada hora que pasa la joven en la habitación de la clínica Shaio es vital, los médicos dictaminaron que es muy poco probable que la joven pueda despertar del coma ya que el proyectil que impactó el costado derecho de su cabeza produjo varias afectaciones en el cerebro y el tallo cervical.
Sus sueños, metas y objetivos por viajar a Europa y trabajar por su país hoy se encuentran pendiendo de un hilo, esa posibilidad remota que guardan sus familiares al ver sus ojos cafés de nuevo, se cubre con temor en los corazones de sus seres queridos y amigos que como ella pudieron ser víctimas de ese individuo nocturno que hoy sigue en las calles de la capital, seguramente buscando otra vez alguna joven para cometer sus fechorías. La sociedad de hoy sigue amaneciendo con hechos tan lamentables como este que sólo deja una incertidumbre más en aquellos padres de familia quienes diariamente despiden en la puerta de sus casas a sus hijos sin saber si volverán otra vez con vida.
Las acuarelas, pinceles, frases y letras se encuentran adornando la fría estación 21 ángeles donde ocurrió el hecho, un gran mural pintado a mano por sus compañeras de diseño de la Universidad de los Andes, son la respuesta a la tristeza e indignación que embarga el cúmulo de jóvenes que hoy viven sus estudios con un vacío e incertidumbre en el corazón a ver que cualquier de estos días tendrán que cumplir la cita en el sepelio de su amiga de clases, a pesar de las lágrimas y nostalgia que brotan en sus rostros, muy adentro de su ser sigue la fe intacta en que muy pronto la joven Daniela podrá despertar de ese tormentoso sueño que aflige a sus seres queridos.
La fe en resumidas cuentas es la certeza de lo que no se espera, la convicción de lo que no se ve, para su familia esta premisa sigue viva porque su niña ha batallado estos 44 días tras ser intervenida cuatro veces por especialistas, los cuales han trabajado para que la joven pueda despertar y que las secuelas que pudiera sufrir sean mínimas, para que pueda tener una buena recuperación. La realidad medica afirma una cosa, pero el amor y la fe de su madre dice otra. Nuestro diario vivir esta cimentado en la toma de decisiones, nunca pensamos vivir una situación similar a la de Daniela en ser víctima de abuso sexual o recibir un disparo arriesgando la vida para no guardar un episodio tan mártir como la violación en nuestra memoria.
“Yo, muchas veces, me pongo a pensar qué pudo haber pasado y me pongo en el lugar de la niña y yo hubiera hecho lo mismo; es que es terrible pensar en un abuso sexual”, aseguró la mamá de Daniela.
lo único que puedo decirles a su madre y familia que se aferren de la mano de DIOS, QUE PARA EL NADA ES IMPOSIBLE EL SACA DEL HOYO NUESTRAS VIDAS SOLO CONFÍEN Y CLAMEN LE CON TODO EL CORAZÓN EL RESPONDE. UN TIO MIO ESTABA EN MUY MAL ESTADO POR UN ACCIDENTE Y DIOS LO LEVANTO DE AYA DE CUIDADOS INTENSIVOS .MI DIOS ES GRANDE Y PARA EL NADA ES IMPOSIBLE….ME GUSTARIA MUCHO IR A ORAR PÒR ELLA.