
El 22 de septiembre de 1985, ocurrió la trágica muerte del pugilista monteriano.
Por: Francisco Figueroa Turcios

Robinson Pitalua, finado boxeador monteriano
A partir de 1985, para la familia Pitalúa Támara, septiembre se volvió un mes negro por la trágica muerte de Robinson, una de las grandes revelaciones del boxeo colombiano en la década de 1980. Son treinta y cinco años de “septiembre negro”.
Las oscuras circunstancias que rodearon su muerte el 22 de septiembre 1985 fueron objeto de investigaciones. La primera versión fue que el pugilista monteriano murió ahogado en un lago artificial en Miami tras padecer de espasmos musculares que le impidieron nadar, pero más adelante las investigaciones vincularon manos homicidas con el hecho.
Rbinson, falleció a los 21 años de edad. Cuando tenía todo un mundo por delante por su fuerte pegada, su magnífico sistema de defensa, su estampa, su don de gente. Era un boxeador fuera de lo común. Parecía más bien estudiante de medicina.

Amparo Acosta y su hijo Javier Godín
El sábado en las horas de la tarde del 21 de septiembre de 1985, es decir un día antes de la muerte de Robinson Pitalúa, Amparo Acosta, quien era su novia tuvo la última conversación telefónica con él. Ella recuerda todos los detalles como si fuera hoy. “Robinson peleó el viernes 20 de septiembre de 1985. Realizó en Miami su sexto combate profesional frente al puertorriqueño Julio César ‘Tarzán’ González, a quien le ganó por decisión en seis asaltos y habíamos acordado que él me llamaba el sábado en las horas de la tarde. Robinson, siempre me llamaba al teléfono de la casa de sus padres, en la mía no teníamos.
Antes de finalizar nuestro dialogo, le pregunté qué iba a hacer el domingo. Él me confesó que el boxeador Jaime Polo lo había invitado a pescar al lago artificial. Robinson- recuerda ella – me hizo énfasis en que le había dicho a Jaime Polo que él no se podía mojar con agua fría, porque Amilkar Brusa le había recomendado que todavía tenía el calor de la pomada que le frotaron para el calentamiento minutos ante del combate.

Robinson Pitalúa, excelente pugilista
Amilkar le hizo mucho enfásis porque sabia que a Robinson le gustaba nadar en ese lago ya que era un excelente nadador, acostumbrado a nadar en el rio Sinú en Montería. Robinson le dijo a Polo, ya sabes que no me puedo mojar con agua fría… ¿o es que tú quieres que yo me muera?”, le contó Robinson a Amparo.
Robinson Pitalúa le prometió a Amparo Acosta que no se metería en el lago. “Tranquila, mi amor, yo no me voy a mojar. Voy solo acompañar a Jaime Polo a pescar”, recuerda Amparo Acosta, quien fue la novia del pugilista monteriano.