Con Duque un enorme porcentaje de los votantes piensa que es “votar por el mismo con las mismas”. Y el voto por Petro es un salto al vacío porque, en el fondo no se sabe hasta dónde pueda llevar a cabo unas reformas que no atenten contra el músculo productivo del país.
Por Rafael Sarmiento Coley
No es tan fácil la coyuntura política que vive Colombia en esta segunda vuelta de las elecciones presidencial de 2018, por primera vez con dos candidatos con propuestas tan distintas como distantes.

Iván Duque con su esposa María Juliana Ruiz, y sus hijas Luciana, Matías y Eloisa.
Es un escenario atípico, inusual, en el cual los colombianos deben llevar a cabo un esfuerzo poco común en unas elecciones para elegir Presidente de la República. Porque, la verdad sea dicha, durante 88 años los candidatos, de una u otra manera representaban el establecimiento, por lo tanto, cualquiera que ganara no se iba a salir del libreto, por muchas reformas que se propusiera llevar a cabo en esas calendas. Las cosas seguirían igual en Colombia.
En el debate de este domingo los colombianos se enfrentan a una propuesta garantista de los derechos que consagra la Constitución de 1991, con la amenaza anunciada de que es necesario “modificar algunos articulitos”, para cambios profundos en la rama judicial.
Lo que sectores populares sienten que es un retroceso al derecho fundamental de una justicia con dientes para impedir que corruptos e implicados en narcotráfico y crímenes de lesa humanidad queden impunes, como se ha visto hasta ahora.
De lado y lado hay ‘puyas’
Ángela María Robledo, candidata a la Vicepresidencia en llave con Gustavo Petro, afirma que se la han tenido que pasar “espantando miedos infundados”.
Por supuesto Ángela María es una dama muy decente. Y prudente. Porque la verdad es que, según lo confesó el satánico JJ. Rendón a su amigo del alma y la intimidad, Jaime Bayly, a él lo contrataron por dos mil millones de pesos para aprovechar las redes sociales y hacer circular videos virales con rumores, mentiras, contra Gustavo Petro. Puro embuste de vieja chismosa estilo Doña Tulia.
Martha Lucía Ramírez, compañera de fórmula de Iván Duque, por el contrario, desmiente que su sector haya realizado una campaña sucia para crearle miedo al votante de Petro.
Pero ¿Qué tan viables son las propuestas?
En síntesis, ninguno de los dos candidatos ha lanzado una propuesta concreta para acabar con la corrupción, que es la que está poniendo a Colombia en igualdad de Venezuela. No es Petro, quien aún no ha llegado al poder y no ha movido ningún botón contra la inmoralidad pública.
Duque se va por el camino fácil de ofrecer que “en los últimos tres años de formación, la educación media tendrá titulación técnica”. ¿Eso qué es? ¿Con qué se come eso?

Iván Duque, un profesional estudiosos y muy abierto al diálogo. personalidad que ojalá no se tuerza en los vericuetos de la Casa de Nari y las presiones de su mentor político.
En cambio Duque no ha propuesta nada en firma – ni por equivocación lo ha mencionado—sobre cómo revertir el daño inmenso a la clase trabajadora al quitarles las horas extras, los recargos nocturnos, los dominicales y festivos, el aumento del IVA del 16 al 19 por ciento, del desmonte del 4 por mil que se ha vuelto eterno.
Lo extraño es que Petro, como Poncio Pilatos, se ha lavado las manos y también ha soslayado esos álgidos temas.
Duque promete construir “1,500.00 soluciones de vivienda: 900.000 nuevas y mejoraremos otras 600.000 viviendas”.
Duque propone 6 días sin IVAS al año- Eso es como tirarle una migaja a un pordiosero.
El nido de serpientes
El atraso en Colombia. Algunos historiados, a manera de consuelo, sostienen que esa fue la herencia que nos dejó el cochino invasor español que envió a esta conquista a la peor ralea que tenía en cárceles y calles de sus principales ciudades, ruleteros, mercenarios, atracadores, travestis, homosexuales, bisexuales, y pues claro, todo un mundo de inmorales que vinieron a ‘hacer las Américas’. Vale decir, a saquear ‘el nuevo continente para regresa a la Madre Patria a pedir rango de abolengo. Eso fue, en carta blanca, lo que heredamos de los españoles.

El satánico venezolano JJ Redón, quien en el programa de Jaime Bayly, figura estelar de su misma camada. dijo que era amiguísimo de Iván Duque y que había atendido, gustoso, la oferta de hace el trabajo socio por las redes sociales en contra de la otra campaña, por dos mil millones de pesos.
Se sabe que recuperar los robos de Reficar, los chanchullos en los contratos para vías como los de la Prosperidad y Ruta del Sol ya es imposible. ¿Y qué hacer con el desastre de la supergigante y ambiciosa idea de los antioqueños con el proyecto hidroelectrico de Hituagno. Un proyecto que nació maldito. Porque cuando empezó a ‘limpiarse’ la zona inmensa en donde sería construido el proyecto, en el corregimiento de El Haro, al pie de donde empezarían los trabajos de movimientos de arborización y piedra. El trabajo de limpieza lo empezaron los integrantes del presunto grupo de los ‘Siete Apóstoles’. ¡Vaya usted a saber quiénes son esos siete desalmados y si alguna vez han sido citados por juez alguno para que respondan por sus homicidios de lesa humanidad.
Ricardo Montenegro nació el 8 de septiembre de1987 en Avellaneda, Argentina, pero a muy temprana edad se trasladó a Venezuela desde donde emprendió su fulgurante carrera.
Después fueron matando a líderes que conformaron distintas organizaciones defensa de su vida y de la vida los ríos y de la vegetación y lo mismo de la abundante y variada vida animal de la zona. Todo eso quedó bajo las aguas, así como miles de cadáveres cuyos familiares lloran porque saquen la osamenta antes de terminar de llenar la represa. Ahora con la tragedia de los últimos días Hidroituango se ha convertido en un monstruo de mil cabezas que tiene en vilo a las comunidades de más de 35 poblaciones, aguas abajo de la represa.

Gustavo Petro nació el 19 de abril de 1960 en Ciénaga de-Oro Córdoba. Está casado con Verónica Alcocer, nacida en Cincé Sucre, hija de un importante lider convserdor sucreño.
Los colombiano deben saber que todos esos chanchullos y sobrecostos, agregados a los carteles de la toga (que tocaron la piel de las altas Cortes que debe ser impoluta), los carteles de la hemofilia que han causado la muerte de tantos niños, los carteles de la heroína y morfina (medicamento de uso exclusivo para ser aplicado en enfermos terminales para que tengan una muerte tranquila y sin dolor), le producen al fisco nacional cada año $18 billones.
El 4 por mil y todos los impuestos que los colombianos pagan al mercado financiero (bancos, corporaciones financieras, entidades crediticias particulares), cuesta a los colombianos de a pie la bicoca de 26 billones de pesos cada trimestre, según palabras a boca llena del banquero número uno, Luis Carlos Sarmiento Angulo, que es la ballena más gorda para hablar en términos bíblicos, pues un escualo de esas caracterizas fue la que se tragó a Jonás.
Por miedo o indiferencia nadie dijo nada cuando el Gobierno de Uribe acabó con el Seguro Social y se lo ven dio a precio de vaca flaca a un fantasmagórico consorcio del cual, según se asevera, hacen parte su esposa y uno de sus multimillonarios hijos. A los trabajadores de la empresa estatal los liquidaron a las patadas sin el lleno de los requisitos laborales legales y sin el pago de sus justas prestaciones sociales.
Lo mismo ocurrió con la empresa oficial de mensajería Adpostal. La remataron a precio de huevo al mismo grupito dueño de la actual Nueva EPS, que reemplazó al Seguro Social.
La maldición que le dejó el Gobierno de Uribe a la clase trabajadora es la eliminación de la estabilidad laboral. Con la miserable idea de la llamada ‘tercerización’, las empresas grandes y pequeñas, las EPS, el sector bancario y hasta los medios tradicionales de comunicación ya eluden el pago de prestaciones sociales y demás arandelas. Ahora acuden a una ‘empresa fantasma’ que suministra trabajadores y empleados a quienes se les paga un salario raso sin primas, vacaciones ni cesantías, ni mucho menos cotizar al sistema pensional. Es la peor actitud miserable que el uribismo le ha causado al sector laboral. Loa que más acuden a ese mezquino mecanismo de contratación son los mercados de grandes superficies, quienes, de esta forma, gracias a la ‘tercerización’ pagan salarios de miseria a un recurso humano que tienen como costo adicional, y no como una fuerza laboral superior a todos los insumos de su cadena de producción y venta.
Ese es el nido de la serpiente. Ni Duque ni Petro han dicho esta boca es mía en estas materias.
La vergüenza para Colombia
Lo que el país no ha encarado con firmeza es la propuesta que ha repetido en campaña Álvaro Uribe Vélez, sí porque él se siente candidato. Y es que en efecto lo es. En cuerpo ajeno. Ha propuesto una reforma constitucional para unos cambios “profundos en la rama judicial, para que no sea como una rueda suelta”.
¡Esa sí que es una propuesta de corte castro-chavista! Porque significa debilitar el sistema judicial en una sola corte, con notoria influencia del poder ejecutivo de sus magistrados, con el fin de que pueda archivar todos aquellos procesos “viejos que ya están a punto de expirar, para descongestionar el sistema judicial”.
El principal beneficiario sería Uribe, toda la banda sobornada por Odebrechet, los Ñoño Elías, los Lyons, la Gata y sus gaticos. Todos los de los carteles de la toga, la homofilia, y en general los ‘carteles de la contratación’, en donde son los mismos contratistas de siempre, con diferentes nombres.
También beneficiaría a la veinte de gobernadores de La Guajira que han sido destituidos o encarcelados por bandidos. Oneida Pinto, quien apenas salió de la cárcel por vencimiento de término, salió a las tarimas a pregonar el nombre de “¡Mí candidato, Iván Duque!”.
Y con ella la lista es largas: Francisco ‘Kiko’ Gómez Cerchar, (jefe político de Oneida), Álvaro Cuello Blanchar, Hernando Deluque, Jorge Luis González, José Eduardo Pérez. Y hacia atrás sigue la lista.
Así las cosas, ¡qué difícil es la decisión de este domingo para los votantes colombianos! Exige mucha reflexión y cabeza fría. Sin pasiones Sin creer a ciegas en fanatismos ni ideologías inciertas.










