
Menos mal que todavía el Contralor General no se ha enterado de su existencia. Ha faltado gestión de todos los implicados.
Por Rafael Sarmiento Coley

Cuando el brillante joven intelectual, catedrático y efectivo Gustavo Bell Lemus ocupó la Vicepresidencia de la República durante el mandato de Andrés Pastrana Arango, además de liderar en bajo perfil el espinoso tema de la paz prometida en campaña con la cincuentona Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), se planteó como meta fomentar la cultura mediante la construcción de escenarios multiuso y multifacético como mecanismo de lucha contra la violencia, los desencuentros, los odios de clase y en procura de la igualdad para una convivencia pacífica.
Una de sus primeras obras que visionó fue el Parque Cultural del Caribe. Un proyecto ambicioso, moderno, futurista y con todas las herramientas (en las maquetas), para albergar a todo el universo cultural del Caribe Inmenso.
Bell Lemus, por andar en mil vainas en forma simultáneas (pendiente de hablar con Tirofijo antes de que se muriera de muerte natural, como en efecto ocurrió, para dolor y tristeza de los comunistas colombianos, el más viejo caudillo revolucionario colgó las botas en el corazón de las montañas del Caguán, precisamente en donde dejó al entonces presidente de la República, Pastrana Arango, con los crespos hechos, una silla vacía y un reloj Rolex marcado ‘para Tirofijo’ con amor y paz, Andrés’. Por esos múltiples frentes de trabajo a Bell no le quedaba tiempo para hacerle seguimiento estricto al proyecto del Parque Cultural del Caribe.
Además, por esos días estaba afanado en lograr, por fin, que la Vicepresidencia de la República de Colombia tuviera una sede digna. Porque de tiempo atrás tenía asignado como sede un cuchitril poco menos que una guardilla cerquita del popular y peligroso barrio ´Perseverancia’, donde según los gamines de ‘Patio Bonito’, hay que entrar ‘disfrazado de puñal’.
Primer error, gerencia por amistad

Las intenciones de la Junta del Parque Cultural del Caribe fueron de buena fe desde un principio, siempre buscando una persona ejecutiva, dinámica, amante de la cultura, conocedora a fondo del tema. No fue posible conseguir un ejecutivo de ese perfil para empezar la magna obra. Por lo general siempre aparecieron personajes con perfiles lunáticos, demasiado soñadores, muchos de ellos habitantes del espacio sideral como consecuencia de estímulos de mala calidad.
Ahora, después de tantos años y fracasos, en muy buen momento la Junta del Parque Cultural del Caribe se declara- con una meridiana sensatez que merecería la Cruz de Boyacá, que está dispuesta a entregar el Museo del Caribe y nueva sede del Museo de Arte Moderno al Distrito
Se requieren más de 30.000 millones de pesos para finalizar la construcción del Museo de Arte Moderno y la reactivación del Museo del Caribe.
Aquí es bueno mencionar la inexplicable y extraña actitud de ingratitud, desprecio e insolidaridad del Grupo Santo Domingo. Que nació aquí. Hizo su enorme fortuna aquí. Todos los hitos sobre la historia de la cerveza en Colombia, el nacimiento de Avianca, y la utilización de los mejores cerebros en distintas disciplinas oriundos de aquí. Pero Julio Mario Santo Domingo, el último cacique de la tribu, tras el fallecimiento del Cacique Mayor, don Mario Santo Domingo, en una reprochable conducta, en vez de contribuir a culminar el Parque Cultural del Caribe, le donó a Bogotá cas un 20% de su inmensa fortuna para un inmenso centro cultural y para un multimillonario fondo de becas para una universidad en donde estudian los futuros presidentes y ministros de Colombia, que están atentos a cuidar que no se metan con las decenas de empresas que quedaron en manos de la tercera general del Grupo Santo Domingo (Blue Radio; El Espectador, Justo y Bueno, D1, Caracol TV, el 18% de la torta accionaria de la más grande cervecera del mundo, negociación que dirigió el propio Julio Mario Santo Domingo antes de r}irse de este mundo sin haber vuelto a Barranquilla, ni siquiera para entregar la casa donde jugó de niño, y que poco antes de morir malvendió a precio de remate para que en todo el frente del emblemático Country Club convirtieran la legendaria casona con helipuerto incorporado y en donde solían hospedarse los presidentes de la República.
Nuevo salvavidas
La Alcaldía de Barranquilla, la Gobernación del Atlántico y el Gobierno nacional están listos para invertir recursos en la revitalización del complejo Parque Cultural del Caribe.

El alcalde Jaime Pumarejo Heins anunció que luego de una reunión con representantes de la junta directiva de la Corporación Parque Cultural del Caribe recibió el anuncio de que ya tendrían una hoja de ruta para realizar el traspaso de los bienes Museo del Caribe y la nueva sede del Museo de Arte Moderno – MAMB- a manos del Distrito de Barranquilla, para su activación, finalización de construcción y puesta en marcha, respectivamente.
“Habrá un traspaso de los bienes, habrá la creación de un gobierno corporativo para la participación pública y privada y habrá una inyección financiera para terminar las obras necesarias para el Mamb. Buscaremos los recursos para poner a punto el Museo del Caribe, y estamos listos para hacerlo lo más rápido posible, pero asegurándonos que pasen a manos de los barranquilleros”, anunció el alcalde Jaime Pumarejo.
El mandatario confirmó que la administración del Distrito, junto a la Gobernación del Atlántico y el Gobierno nacional, a través del Ministerio de Cultura, están listos para culminar la construcción de la nueva sede del Mamb y garantizar la puesta en marcha del Museo del Caribe, de modo que este pueda reabrir sus puertas: “Lo queremos hacer con unas reglas del juego claras y transparentes, para que la propiedad sea del Distrito y podamos crear un gobierno corporativo claro, sano, donde pueda participar el sector privado, pero donde primen los intereses del sector público”.
Pumarejo agregó que “no nos van a entregar algunas de las acciones, nos van a entregar todo el bien, es decir, el Parque Cultural del Caribe y el Museo de Arte Moderno deben y tienen que terminar siendo un bien público”.
El Museo del Caribe cerró sus puertas el 17 de enero del 2020, cuando se alistaba para procesos de mantenimiento de sus salas. A la fecha, la Corporación Parque Cultural del Caribe tiene pasivos superiores a los 12.000 millones de pesos, de tipo financiero, laboral y de pago a proveedores.
Por su parte, la construcción de la nueva sede del Museo de Arte Moderno, a cargo de la Corporación Parque Cultural del Caribe, inició en el año 2015, con una inversión de más de 11.000 millones de pesos, aportados mayoritariamente por la Nación.
La interrupción en la continuidad de la obra se dio por la falta de un cierre financiero a su primera fase, lo que imposibilitó el recibimiento de los recursos para la segunda fase de construcción del edificio, diseñado por el arquitecto Jean Carlos Mazzanti.
Por fin habla el Concejo

“Ya está bueno de anuncios, el Distrito de Barranquilla está en mora de asumir las riendas del Parque Cultural del Caribe y Mamb”, dijo el concejal Rengifo, quien agregó que “no se puede permitir que después de invertir gran cantidad de recursos públicos en estos escenarios culturales, estos se conviertan en elefantes blancos por no tener dolientes”.
Frente a diferentes expresiones ciudadanas que han solicitado atención en el tema de la cultura en la ciudad, este jueves se anunció que el Museo del Caribe y Mamb pasaría a manos del Distrito de Barranquilla. Es importante recordar que las obras del Museo de Arte Moderno siguen suspendidas y abandonadas por falta de cierre financiero y el Parque Cultural sigue sin garantizar la sostenibilidad y el funcionamiento adeudando incluso el pago de sus trabajadores.
En ese sentido el alcalde Jaime Pumarejo se pronunció diciendo que “hacer cultura es difícil y a veces no sostenible”. Ante esas declaraciones el concejal Andrés Rengifo expresó que el Distrito “se encuentra en mora de asumir las riendas del Parque Cultural del Caribe y del Museo de Arte Moderno, esta situación de insostenibilidad de los museos no es nueva, lleva muchos años esta discusión y ya es hora de que el Alcalde Distrital intervenga y asuma el control de estos espacios de cultura que tanta falta le hacen a la ciudadanía.”.
“En Colombia y en el mundo, los museos no son sostenibles, ni mucho menos para producir dinero, por lo tanto, les corresponde a los gobiernos subsidiar y hacer el cierre financiero que corresponda para su sostenibilidad. El sector privado está llamado a ser un buen aliado que gestione, ayude y promueva, pero el Estado no puede apartarse de su responsabilidad”, indicó el Cabildante del Partido Alianza Verde.
También señaló que con la declaratoria del Barrio Abajo como “Área de Desarrollo Naranja” por parte del Ministerio de Cultura, se presentan nuevas oportunidades para re-lanzar con nuevos conceptos, mayor y mejor oferta cultural para la ciudad estos museos que deben hacer parte del patrimonio de Barranquilla.
Igualmente, Rengifo manifestó que “no es posible que la Alcaldía de Barranquilla y la Gobernación del Atlántico, después de haberse invertido cuantiosos recursos públicos para la construcción y mantenimiento de estas edificaciones al servicio de la cultura de la ciudad, hoy las dejen dilapidar convirtiéndose en elefantes blancos.”
El Concejal Verde dijo que tiene claro que la cultura de Barranquilla no son solo los museos, pero estos deben hacer parte de un Plan integral de Cultura para la ciudad que incluya además del Museo de Arte Moderno y el Parque Cultural del Caribe, otros escenarios que la ciudadanía reclama como el Teatro Amira de la Rosa, el Museo Romántico y un sistema de bibliotecas públicas en los barrios más vulnerables de la ciudad.
Finalmente, el concejal Andrés Rengifo insistió en que “no ha habido interés de los gobiernos locales en hacer respetar su participación y los recursos públicos invertidos en estos escenarios de la cultura, que además educan y forman a los jóvenes para que no caigan en delincuencia y las drogas”.
Cabe resaltar que el Cabildante anteriormente había realizado de manera reiterada la Solicitud al alcalde Pumarejo durante el periodo de revisión del Plan de Desarrollo, sobre a la situación de estos escenarios culturales y que así mismo el Distrito debía asumir las riendas.