Oliva Delgado, oriunda de Barichara, Santander, es la pionera en Barranquilla de prestar el servicio profesional canino.
Escrito Por: Francisco Figueroa Turcios
Todos los días desde las 4 de la madrugada y hasta las 9 de la mañana los transeúntes del norte de Barranquilla pueden advertir la presencia de ella con una manada de perros, que muchas veces son hasta 30, que van contentos, acezantes, respirando el aire puro mañanero con la lengua afuera.
La primera impresión que causa en el desprevenido transeúnte madrugador es que se trata de una persona demente que deambula sin rumbo fijo con una cantidad de perros que ha recogido en la calle. Y hasta no ha faltado el chiste de mal gusto que le gritan cuando ella ha pasado y va lejos: “¡allá va la loca de los perros!”.
La imaginación, que no se detiene a la hora de pensar con el apunte perverso, ha regado la leyenda falsa de que se trata de una mujer que era muy rica y, por culpa de un amor infiel, perdió la cordura y se le dio por consolarse recogiendo canes callejeros para alimentarlos con amor y con comida fina.
Nada de eso es cierto. La verdad pura y real es que se trata de toda una profesional en el arte canino que puede prestar los servicios de entrenamiento, paseo y disciplina, masaje, rehabilitación, baño y guardería.
«Desde cuando tengo uso de razón he amado los perros, en mi casa siembre hubo y mis padres me inculcaron el respeto y el amor por ellos. Decidí aprender todo lo relacionados al manejo profesional de los caninos y cuando llegué, hace 15 años, a Barranquilla, no dudé un segundo en poner en práctica todos mis conocimientos en adiestramientos, por lo que, por ejemplo, a mis clientes yo les recomiendo hacerlo desde los cuatro meses y medio y no a los nueve meses, porque ya a esa edad toman malos hábitos”.
El paseo mañanero con su manada de canes muchas veces se le complica, pues hay ocasiones en que llega a tener una manada 
de 30 perros.
Como toda manada, así como el ganado son guidos por dos bueyes, en el mundo canino también se requiere la orientación de dos perros.
Son dos dálmatas. “Esos son míos, y son excelentes guías, saben manejar el grupo», relata Oliva, mientras hace una pausa para esperar que los carros le den un chance para cruzar la calle. Continúa caminando -y ella continua el diálogo-: «la gente no tiene cultura ciudadana, compra los perros como mascota, pero no es consciente de la responsabilidad que ha adquirido. Saca a la calle su mascota a hacer las necesidades gastrointestinales y no recoge las heces: contamina el ambiente y afea la ciudad”.
Asegura la adiestradora canina que lo más horrible es que muchas familias compran un perro como mascota para quitarle el capricho de su hijo y a los dos o tres meses el niño se le quita el capricho y se lo regalan al primer carretillero que pase por la casa…
“Yo soy la voz de los perros, ellos no pueden hablar. Yo conozco su lenguaje. Ellos se enojan cuando los maltratan …por eso es que ellos atacan como mecanismo de defensa”, reflexiona. La agenda diaria de Oliva se inicia a las 4 de la mañana con el paseo 
a los perros, por lo que debe ir a recogerlos a la casa de sus dueños y arrancar el recorrido… Todos los días cambia la ruta.
«El cambio de ruta diario evita que a los perros los ataque el estrés y así mantenerlos entretenidos con nuevas expectativas en el camino», recalca Oliva.
Culminado el paseo y luego de retornar a sus hogares a los perros, Oliva, continua su labor esta vez con la sección de adiestramientos de los caninos que ella recoge o que el mismo dueño lleva a su casa para que se le haga esta labor.
«La etapa de entrenamiento está compuesta de tres fases: obedecer órdenes, sentarse y la forma de comer. Hay que tener paciencia para enseñarles sin forzarlos», añade.
Oliva cierra la agenda diaria con la sección de rehabilitación, es decir, cuando tiene perros que están rebeldes porque sus dueños no los adiestraron oportunamente o por falta de disciplina. Su mundo todo el día está alrededor de los perros, es como si fuera su mamá.
