«Los principales enemigos son: la altísima corrupción y no exportar materias primas sino producción propia. En el campo social, devolverles la salud y la educación a las clases populares.
Por Rafael Sarmiento Coley
Lo que ha ocurrido con la campaña de Gustavo Petro Urrego, hasta ahora, es que se ha convertido en el trompo de poner porque es quien va adelante en todas las encuestas desde cuando anunció su candidatura por la Colombia Humana y el Pacto Histórico. Entonces, la mayoría de los medios nacionales, amanuenses de oficio de quienes han detentado el poder político y económico en Colombia en los últimos 40 años, no se interesan en debatir con él sus programas económicos y sociales, sino picarle la lengua para que cace peleas con sus presuntos adversarios en la carrera hacia la Casa de Nariño.
Es el periodismo-espectáculo de unas señoritas a quienes les pagan millonarias sumas de dinero para que hablen mal de Petro, y para que le echen carbón sobre lo que supuestamente piensan de él los otros precandidatos que no se atreven a pararse firme ante Petro y llevar la controversia al plano intelectual y de categoría de las propuestas para la solución de los graves problemas que afronta Colombia, desde cuando culminaron los mandatos de Alberto Lleras Camargo y Carlos Lleras Restrepo. Entonces no había la dañina y borrascosa reelección que se inventó Álvaro Uribe Vélez para terminar de estancar el avance de la economía colombiana y el mejor nivel de vida de las clases populares.
Tanto en una charla previa con un grupo de periodistas en las oficinas del gerente de campaña. el senador Armando Benedetti Villaneda, como más tarde en la Plaza de la Paz, Petro Urrego se refirió a sus propuestas en materia de paz, justicia social, reducir la inmensa desigualdad y poner en marcha un programa de desarrollo económico democrático en donde todos tengan la posibilidad de lograr un mejor nivel de vida. Con lo cual se cambia el aberrante esquema de que unos 10, máxime 15 grupos económicos en manos de familias que acaparan diversos negocios y actividades tienen en sus manos toda la riqueza del país, mientras que el resto de la población colombiana sobrevive de milagro.
La sociedad civil ha reaccionado con toda razón, porque cada día tienen menos dinero con qué vivir, darle estudios a sus hijos, y mejorar sus condiciones de vida. Porque, además, Cada reforma tributaria pone sobre los hombros de las clases populares más impuestos. Los multimillonarios programas para ayudar al campesino pobre y así desarrollar el campo en forma democrática,. se convierte en descarado robo como el de Agro Ingreso Seguro. Claro, y también la era uribista, con el maquiavélico exministro de Hacienda, hoy orondo codirector del Banco de la República (el maléfico Alberto Carrasquilla), se inventó, como no, un programa ‘fabuloso y redentor para dotar de agua potable a 1.100 municipios», dineros que fueron a para en cuestas de Carrasquilla en paraísos fiscales.
Y, como si fuera poco, por la desaforada ambición de los antioqueños de ser los amos y señores del sector energético, por el chorro de Hidroituandogo, bajo la batuta de Sergio Fajardo, se perdieron 13.1 billones de pesos.
«Nosotros estamos proponiendo que Colombia sea un país productor, no exportador neto de materias primas, como ocurre ahora con el carbón, el níquel y el petróleo. Cuando yo propuse la masificación del cultivo de aguacate para la exportación, se burlaron de esa propuesta, y resulta que es uno de los renglones que se ha abierto paso, contra viento y marea, en los mercados internacionales», indicó Petro Urrego.
Explicó que, precisamente, el Pacto Histórico lo que busca es que la sociedad civil recupera en forma plena los derechos fundamentales: a la vida, a la educación, a la salud, a una pensión de jubilación justa, a unos salarios dignos y no como los de ahora que son tan miserables que no alcanzan para sostener ni siquiera a una familia de clase media. «Solo con ese tipo de acciones podrá lograr «un país en paz, un país productivo con una economía colectiva pujante y robusta. Un país donde no haya exclusión. Un país donde el hambre sea un mal recuerdo».
Petro reconoció que en estos últimos años en el Congreso de la República en la práctica se legisla al servicio de Luis Carlos Sarmiento Angulo, del Grupo Antioqueño, de ciertas industrias que generan muchas utilidades para sus socios nacionales y extranjeros, pero que le dejan muy poco al pueblo colombiano. «Por eso insisto en que, para enderezar al país y ponerlo a marcha con una economía sólida y un mejor nivel de vida para el ciudadano de a pie, no se requiere de magia, sino de voluntad política y sensibilidad social de todos los poderes de Colombia. De eso se trata del Pacto Histórico en el cual todos aportemos, todos cabemos, y todos estaremos poniendo nuestro gfrano de arena por una Colombia mejor».
El candidato de la Colombia Humana fue muy categórica en afirmar que en estas tres últimas décadas han fracasado de manera rotunda el neoliberalismo y sus adláteres el desecho Partido Liberal y el venido a menos Partido Conservador, y ni hablar de otras colectividades como el denominado Partido de la U que se esfumó en medio de la ola de huracanes y tormentas.
El Pacto Histórico ya tiene toda una organización de campaña, con un gerente de grandes kilates como lo es el senador y empresario Armando Benedetti Villaneda, su directora de comunicaciones María Antonia Pardo; el periodista Germán Gómez asistente del gerente de campaña, y para la Costa Caribe el líder es el Diputado de la Asamblea del Atlántico, Nicolás Petro Burgos.
La campaña ya conformó diversos comités de trabajos que trabajarán con un eje temático para recoger las inquietudes de la comunidad, en este caso, en la Costa Caribe colombiana, y lo mismo se hará en el Pacífico, en el Eje Cafetero, en los Santanderes, en los Llanos y en todo el centro del país.
Sus planteamientos económicos
Así las cosas, Petro Urrego empezó con pie derecho su campaña en la Costa Caribe colombiana, en una muy concurrida, bulliciosa y bien organizada manifestación en la Plaza de la Paz frente a la Catedral Metropolitana de Barranquilla, sin nada de ron ni mochileros repartiendo camisetas y pasteles. La gente fue a lo que fue: a escuchar a Petro.
