
Por María Paula De La Espriella Pérez
Netflix presentó el conversatorio “Mujeres colombianas liderando el mercado audiovisual”, un espacio de reflexión y diálogo que reunió a destacadas voces femeninas del sector: Juliana Moreno, productora de cine y televisión; Natalia Echeverry, con más de 15 años de trayectoria en la industria audiovisual latinoamericana; Carolina Caicedo, reconocida por su trabajo como productora; y Verónica, guionista apasionada por las adaptaciones literarias.
Durante el evento, las panelistas abordaron los avances, desafíos y transformaciones que han marcado la participación de las mujeres en el mercado audiovisual colombiano. Coincidieron en que hoy existe una mayor apertura para que las mujeres asuman roles de liderazgo, dirijan proyectos y participen activamente en todas las etapas de la producción. Esta realidad contrasta con décadas anteriores, cuando su presencia en estos espacios era escasa o estigmatizada.
Uno de los ejes centrales de la conversación fue la necesidad urgente de renovar las narrativas dominantes en el audiovisual colombiano. Las panelistas destacaron la importancia de ir más allá de los relatos centrados en el narcotráfico —que durante años han definido la imagen del país en el exterior— y comenzar a contar historias reales de mujeres colombianas que han hecho valiosos aportes en campos como el arte, la medicina, la ciencia o la educación. Historias que merecen visibilidad, reconocimiento y alcance internacional.
Estas reflexiones se complementaron con cifras contundentes que evidencian la persistente desigualdad de género en el sector. De acuerdo con el Movimiento de Mujeres del Sector Audiovisual (MUSA), solo el 17% de las películas financiadas por el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC) han sido dirigidas por mujeres. A su vez, una investigación de Killary Lab revela que, entre más de 500 películas colombianas producidas desde 1960, apenas el 13% fueron dirigidas por mujeres.
No obstante, los últimos cinco años han marcado una etapa de transformación. La creación de organizaciones como MUSA, así como espacios de encuentro como este conversatorio en el marco del FICCI, son señales claras de un cambio en marcha. Estos escenarios no solo visibilizan el talento femenino, sino que invitan a repensar los relatos que construyen nuestra identidad como país. Poco a poco, la industria comienza a reconocer el valor, la mirada y la voz de las mujeres.