Salud Mental

Migrar a otros entornos también afecta la salud mental

Breve ensayo sobre el Síndrome de Ulises.

                  Por Andrés Vizcaíno R

“Apropósito del día de la Salud Mental, este breve análisis de la enfermedad que hoy azota el mundo con tantos suicidios. Le traigo este ensayo que recuperé en las redes sociales y que son de nuestro interés en el diplomado que estamos cursando. Se los comparto desde mi sitio virtual en mi pagina digital.  Viene presentado por  el colaborador, Andrés Vizcaino R. “ Fausto Pérez

El Síndrome de Ulises,también conocido como el «síndrome del migrante con estrés crónico y múltiple», es un fenómeno psicológico que afecta a personas que emigran y se enfrentan a una serie de desafíos emocionales, sociales y físicos en su nuevo entorno. Este síndrome recibe su nombre en referencia a Ulises, el héroe mitológico griego que vivió un largo y arduo viaje

lleno de adversidades antes de regresar a casa. El paralelismo con los migrantes es claro: el viaje, tanto físico como emocional, está plagado de dificultades, incertidumbres y, a menudo, traumas.

Contexto de la migración. En la actualidad, la migración es un fenómeno global que afecta a millones de personas. Las razones por las que las personas emigran son múltiples: económicas, políticas, 

sociales, o relacionadas con la persecución y los conflictos. La migración forzada, en particular, tiene un impacto profundo en la salud mental, pues implica una separación abrupta de los seres queridos, la cultura y el entorno familiar, lo que genera un intenso estrés.

Definición del Síndrome de Ulises. El psiquiatra español José Luis González de Rivera fue quien definió por primera vez el Síndrome de Ulises como un conjunto de síntomas psicológicos relacionados con el estrés extremo que experimentan los migrantes. A diferencia de otras patologías

como la depresión o la ansiedad clínica, el Síndrome de Ulises se caracteriza por ser una 

reacción a condiciones de vida extremadamente difíciles, lo que lo convierte en una respuesta adaptativa ante una situación de vulnerabilidad extrema. El síndrome no es considerado un 

trastorno mental grave, sino un estado de sufrimiento causado por la combinación de diferentes factores como la soledad, el sentimiento de fracaso, el miedo y la incertidumbre. Sin embargo, debido a la intensidad y cronicidad del estrés, puede tener consecuencias negativas tanto a nivel físico como emocional.

Síntomas principales. Los migrantes que sufren del Síndrome de Ulises suelen experimentar los siguientes síntomas:

Tristeza profunda:

 Resultante de la pérdida de seres queridos, el hogar y la cultura. Este tipo de tristeza se diferencia de la depresión clínica, ya que está más ligada a la situación contextual que a una patología interna.

Ansiedad y miedo: 

Los migrantes enfrentan la incertidumbre constante sobre su futuro, el temor a ser deportados o a no encontrar trabajo, y la angustia por la seguridad de sus familias.

Problemas físicos: 

El estrés prolongado puede manifestarse en dolores de cabeza, fatiga crónica, problemas digestivos y trastornos del sueño.

Aislamiento y soledad: 

La barrera del idioma, las diferencias culturales y la falta de redes de apoyo en el país de destino generan un profundo sentimiento de soledad y desconexión.

Problemas cognitivos: 

La preocupación constante y la necesidad de adaptarse rápidamente a nuevas situaciones pueden generar problemas de concentración y memoria.

Causas del síndrome

El Síndrome de Ulises es provocado por un conjunto de factores relacionados con la migración y las condiciones en las que esta se da. Algunas de las causas más comunes incluyen:

Dificultades económicas: 

Muchos migrantes se enfrentan a condiciones laborales precarias o incluso a la imposibilidad de encontrar empleo, lo que genera una gran presión psicológica.

Barreras culturales y lingüísticas: La adaptación a un nuevo entorno cultural puede ser sumamente difícil. Las diferencias en costumbres, normas sociales y el idioma pueden hacer que los migrantes se sientan incomprendidos o excluidos.

Separación familiar: 

El hecho de estar lejos de la familia y los amigos cercanos, a menudo durante largos periodos de tiempo, añade una carga emocional importante.

Racismo y discriminación: Muchos migrantes enfrentan actitudes hostiles en su nuevo país, lo que agrava la sensación de alienación y rechazo.

Consecuencias a largo plazo.

El Síndrome de Ulises puede tener graves repercusiones en la salud mental si no se reconoce y se trata adecuadamente. La persistencia de síntomas como la ansiedad, el aislamiento y la tristeza profunda puede derivar en trastornos más graves como la depresión o el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Además, las barreras para acceder a servicios de salud mental en los países de acogida, como la falta de recursos, el miedo a ser estigmatizados o la falta de conocimiento del sistema de salud, dificultan que los migrantes reciban el apoyo que necesitan.

Enfrentando el Síndrome de Ulises. Es crucial que los países que reciben migrantes implementen políticas y programas que les brinden apoyo psicológico y social. Algunas estrategias incluyen:

Redes de apoyo comunitario: Fomentar la creación de espacios donde los migrantes puedan conectarse con otros en situaciones similares, compartiendo experiencias y brindándose apoyo mutuo. Acceso a atención médica y psicológica:

Facilitar el acceso a servicios de salud mental, con profesionales capacitados para entender las complejidades del proceso migratorio y el impacto en la salud psicológica.

Educación y capacitación: 

Proveer a los migrantes con oportunidades para aprender el idioma, adquirir nuevas habilidades y entender la cultura local puede ayudar a mejorar su adaptación y reducir el estrés.

Sensibilización en la sociedad de acogida: 

Es fundamental que las sociedades receptoras comprendan las dificultades que enfrentan los migrantes y trabajen en la reducción del racismo y la discriminación.

Conclusión

El Síndrome de Ulises es una respuesta emocional y psicológica ante la dura realidad que enfrentan muchos migrantes. Reconocer este síndrome y ofrecer el apoyo necesario es fundamental para mejorar la calidad de vida de aquellos que, en busca de un futuro mejor, se ven expuestos a situaciones de

 extrema vulnerabilidad. Los gobiernos, profesionales de la salud y la sociedad en general tienen un rol importante en la creación de un entorno más acogedor y comprensivo para estas personas. Solo así se 

podrá mitigar el sufrimiento causado por la migración y ayudar a los migrantes a integrarse de manera más efectiva en sus nuevos hogares.

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