¿A quiénes perjudica la caída de la zonificación? Eso se verá el día de la quema, como decía López Michelsen.
Por Rafael Sarmiento Coley
Este martes, en un importante y muy concurrido desayuno de trabajo con varios candidatos a bordo, se veían caras con sonrisa de oreja a oreja. ¿El motivo? Estaban felices con la acción del Consejo Nacional Electoral (CNE) de anular 97.791 cédulas de las 225.534 que se zonificaron en Barranquilla entre el 19 de marzo de 2013 y el 9 de enero de este año.
Hay que recordar que los magistrados del CNE aceleraron las indagaciones para expedir su decisión a raíz de que los Congresistas José David Name Cardozo, (La U), Iván Cepeda (Polo Democrático) y Armando Benedetti Villaneda (de la U), insistieron en una respuesta pronta a sus solicitudes de anulación, por presuntas acciones fraudulentas, del proceso de inscripción, basados en la demanda que ellos presentaron.
Todos los candidatos presentes en el privado desayuno de trabajo coincidieron en que esta vez los zonoficadores fraudulentos trajeron electores hasta de la zona de La Mojana sucreña. ¿Cómo lo hicieron? Una operaria eventual, del personal que autoriza la Organización Nacional Electoral para cada zona en las distintas etapas del proceso electoral, dijo ayer mientras indagaba por su presencia en la siguiente etapa, que “con razón en uno de los días más agitados de la zonificación yo vi cerca de nuestros puestos de inscripción a decenas de buses y busetas de las empresas Torcoroma y Transportes González (de Sincelejo) y camionetas del servicio puerta a puerta que recorren toda la Costa, con miles de personas con cédula en mano”.
Los dueños de la zonificación
Un votante de Barranquilla que estaba en la fila para zonificarse, escuchó cuando uno de los tenientes políticos que lideraba varios de los buses que vinieron de Sucre, le gritaba a quien al parecer era su colega de uno de los candidatos barranquilleros: “con cariño de parte del ciento por ciento y hombre de palabra, Jair”.
Una hipótesis simple y sencilla es que la inmensa zonificación fraudulenta es de los candidatos que, con solo verles el caminao, se deduce que son unos cafres. Y si son unos cafres, son capaces de todo. Se habla de un candidato al Senado que sacó a la esposa, los hijos y la suegra, que vivían en una mansión con piscina y aire acondicionado central, porque necesitaba la casa para hipotecarla para asegurar la compra de 25 mil votos.
Otro candidato botó plata a la lata en el proceso de zonificación como candidato a la Cámara por uno de los partidos tradicionales. Pero a última hora se quedó sin gasolina y no hizo más bulla. Pero alcanzó a zonificar a miles de personas. Votantes a quienes pagó la mitad del voto ($25 mil), con la falsa promesa de darles los restantes $25 mil después que votaran por él).
Un candidato a Cámara asegura que un aspirante a Senado le dijo que había zonificado 150 mil cédulas. “Castiga al máximo esa votación, en un 60 por ciento que me falle. De todas maneras tengo 90 mil votos asegurados. Yo tengo el compromiso de ponerle a mi Cámara, que es Liberal, 25 mil votos. Yo a ti te puedo vender 15 mil votos, cantantes y sonantes, por $ 200 millones, con el compromiso de que tú me pongas apenas 5 mil, para sumar y asegurar mi curul”.
Se sabe también de otro ‘experto zonificador ilegal’, que, valiéndose de su condición de concejal, participó en el proceso de inscripción de su presento ‘electorado fiel’, y se presentó ante uno de los candidatos al Senado a venderle ‘su mercancía’ (10 mil votos), por $150 millones. Se supone que esos son los principales ‘dueños’ y fomentadores de las inscripciones chimbas.
¿Quiénes se perjudican?
Los aspirantes que han realizado su campaña en forma democrática y dentro de la ley, han recorrido los municipios, corregimientos y grandes centros urbanos en reuniones de pequeños grupos. Han acudido de manera intensa a las redes sociales para divulgar sus propuestas. Del mismo modo sorprende que son abundantes diversos afiches,murales, pasacalles, paraderos y propaganda puerta a puerta. Son también los candidatos que marcan la pauta en los medios de comunicación, no solo agitando ideas, proponiendo debates y presentando propuestas serias, sino también con atractivos avisos publicitarios.
Se supone que esos candidatos no requieren de la zonificación fraudulenta. Pero aquellos que no hablan por ninguna parte (los ‘mudos’), no ponen ni siquiera un mural impreso en esas viejas papelerías que hacen los carteles mortuorios, no se les conocen las ideas, los programas ni las palabras, sin ser ningún profundo investigador de asuntos electorales, se supone que esos son los zonificadores fraudulentos.
Y ahora menos hablarán, pues deben estar pensando seriamente que los espera Puerto Mocho, aunque tengan el respaldo de abultadas chequeras.
