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Mañosos y electoreros

EL COMENTARIO DE ELÍAS por Jorge Guebely

Luminosa aquella tarde de abril de 1979, Escuela de Francia. El profesor y filósofo, Michel Foucault, analizaba, ante nuestros ojos, la implacable jerarquía del poder en la película de Luis Buñuel, “Los olvidados.” Desviación humana del mono ancestral, pulsión vesánica de triturar al más débil para fomentar privilegios personales.

Inicia el filme con panorámicas de París, Londres, Nueva York; origen de todos los poderes económicos y políticos. Continúa con panorámica de México, país tercermundista sometido por el imperio norteamericano, donde se desarrollan las acciones. Alude, desde el comienzo, al inoperante reformatorio de menores, Institución de poder sobre quienes, por olvido estatal, terminan en delincuentes juveniles.

De allí se vuela Jaibo, personaje principal. Regresa al barrio popular, ejerce autoridad delincuencial sobre niños olvidados. Domina a Pedro quien sufre también el dominio de la madre. A este solo le queda una gallina para desplegar la peste del poder: la asesina a palos. Pavorosa y poderosa jerarquía, desde las elites mundiales a los estratos socialmente más bajos del mundo.

Inquietante similitud con la jerarquía del narcotráfico. Como Pedro, los campesinos colombianos, el nivel más bajo, sufren los poderes de toda la cadena. Sus hijos, carne de cañón, alimentan las guerras narcóticas. Padecen el olvido de un Estado centralista, elitista, corrupto.

Como Jaibo, las criminales bandas de narcotraficantes delinquen imponiendo su poder a los más débiles. Inundan de drogas ilícitas los mercados prósperos burlando inexplicablemente todos los controles.

Como México, Colombia, un Estado tercermundista, excesivamente obediente con el imperio norteamericano. Ninguna dignidad en su clase alta, aterrorizada permanentemente por la descertificación.

Más arriba, el imperio norteamericano. Estrategia política de las elites mundiales para gerenciar sus negocios. Prohíbe la droga para hacerla más atractiva, más costosa. Olvidó la enmienda 21 de 1933 cuando derogó la prohibición del alcohol y disminuyó la violencia.

Por encima del imperio, el gran poder de las elites mundiales flotando en mercados del primer mundo donde la droga transita con sorprendente facilidad. Según revista jurídica de la UNAM, la narcoeconomía genera en esos países enorme rentabilidad y desmesurada acumulación de capitales.

Mientras acá, asesinan campesinos, policías, soldados… calificándolos cínicamente de héroes; allá solo mueren los viciosos de clase baja mientras se enriquecen algunos Estados y, quizás, algunos personajes. Según la misma revista: “Funcionarios de la ley y expertos en drogas de los Estados Unidos calculan los ingresos anuales del tráfico de cocaína en 29 billones de dólares al año solamente en los Estados Unidos.” Allá programan las guerras, aquí la sufrimos. Allá, los políticos astutos y voraces; aquí, los mañosos y únicamente electoreros.

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