Acción socialCrónicas

Lucas, el periodista que cubrió el periplo de Jesucristo

Se podría decir que Lucas fué el primero en ejercer el periodismo tropero. Ése que se hace en la calle, en las cárceles y en los sitios de mayor riesgo.

Lúcas fué médico, escritor y seguidor de Jesús, pero ante todo, amigo personal y biógrafo autorizado de Pablo de Tarso, uno de los más interesantes apóstoles del Hijo de Dios.

Por Rafael Sarmiento Coley

Buena parte de lo que hoy se sabe sobre la vida, obra y milagros de Jesús de Nazareth o sencillamente Jesucristo, se le debe al apóstol Lucas, nacido en Antioquía, no la Antioquia, cuya capital es Medellín sede del tristemente célebre cartel trágico.

Se podría decir que Lucas fué el primero en ejercer el periodismo tropero. Ése que se hace en la calle, en las cárceles y en los sitios de mayor riesgo.


Para poder llegar hasta Pablo, encarcelado por el sanguinario, incendiario y enfermo bisexual Nerón, tuvo que deambular por las calles menesteroso como un pordiosero. Estiraba la mano como pidiendo limosna, lo cual era causal de presidió, como en efecto ocurrió. Él sabía en qué cárcel los romanos tenían encarcelado a Pablo acusado de propalar teorías conspirativas y «diabólicas» en contra del emperador tiránico.
Lucas, como buen reportero, se valió de múltiples artimañas, incluídos ciertos «sobornos» porque lo que tenía entre ceja y ceja era entrevistar a Pablo para que le hablara de la vida de Jesús, el hijo de José el carpintero con María.
Lúcas, médico de profesión y periodista de oficio, por fin pudo lograr su objetivo: entrevistar cara a cara durante largas horas a Pablo, uno de los apóstoles de Jesús.
Ya Lúcas tenía bastante referencias de los demás discípulos de Jesús: Pedro, Santiago, Juan, Andrés, Bartolomé, Mateo, Santiago el menor, Judas Iscariote, Judas Tadeo, Felipe, Simón y Tomás. Ellos fueron los Enviados o Apóstoles encargados de promulgar la palabra de Jesús por donde más y mejor pudieran. Ellos estuvieron al pié del cañón desde el principio. Fueron los Enviados a recorrer pueblos y veredas llevando como única arma el mensaje evanvelizador del nazareno.
Lúcas quedó impresionado con lo que Pablo le contó acerca del propósito de la presencia de Jesús como representante de Dios en la tierra. Y no porque Lúcas fuera un religioso de relicario y Sagradas Escrituras bajo el brazo, sino porque, como buen «ratón de biblioteca» tenía muy claro que el ser humano no era producto de un soplo para hacer botellas. Para él asumir dicha teoría era una mediocridad de pensamiento.
Se conmovió con la condición del presidiario harapiento y hambriento condenado sin haber cometido delito alguno. Solamente por haber sido fiel a su libertad de opinión, pensamientos y cultos.
Además, Lúcas, por ser médico, detectó las enfermedades que padecía Pablo por la falta de higiene y una mejor alimentación.
Se entiende que una persona bastante estudiada como Lúcas no era fácil de embaucar con palabrerías de fanáticos. Porque, desde luego, tenía mayores conocimientos del Mundo en sus distintos haberes y saberes.
Lo que hizo Lúcas fue un excelente reportaje que aún hoy muchos Siglos después siguen teniendo plena vigencia. Lástima que muchos de los que hoy ejercen este oficio jamás hayan conocido la biografía de Lúcas, el santo patrono de: artesanos, artistas, escritores, historiadores, médicos, biógrafos, notarios, orfebres, vidrieros y carpinteros como José.
Lúcas murió de muerte natural a los 84 años de edad. Nació en el primer Siglo de la era cristiana.

Noticias relacionadas
Acción socialEstilo de Vida

Mujeres al volante: al ruedo la primera ‘Ruta Rosa’ del Caribe

Acción socialCalidad de vida

La alcaldía de Barranquilla diseña estrategia para reforzar seguridad en parques y prevenir la conflictividad juvenil

ActualidadCrónicas

Anibal D´Luyz Polo, una leyenda viva del periodismo colombiano

Acción socialActualidadCrónicas

Remberto Merlano, el Quijote de la ingeniería eléctrica

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *