
Es la oportunidad para que la corrupción en Colombia reciba tu mensaje. Y cuando quedas sólo te preguntas: ¿Estoy dando el ejemplo?
Por: Jairo Alonso Castañeda – Instagram @loquellevas
Es ilógico pensar que haya un ciudadano que no sueñe con un país limpio, aunque él como persona se haya desviado en algún momento de su vida. Ese ciudadano sale a la calle y denuncia, señala a los corruptos. Pero… ¿Organizaría una marcha en la que proteste contra sí mismo?
Los actos corruptos se alojan, como virus silencioso, en la médula. Es inevitable que este análisis nos acerque al autocontrol y la supervivencia. En toda tendencia arraigada hay una estación previa: haber arrojado semillas. La trampa se cultiva en la mente y se practica en lo cotidiano con actos “inofensivos”. La falta de coherencia es el terreno apropiado.
Sería más fácil que el Estado emita reiterativamente Decretos para fomentar el equilibrio entre el bien común y el propio. ¡Pero el Gobierno no invadirá tu intimidad! Imagínate que se aplique en Colombia lo de ciertos países escandinavos: si te alimentas sanamente, te premio con menor pago de impuestos. O un pueblo canadiense, hace años, que optó por colocar comparendos al que se porte bien: “multar” con entradas gratis (a cine) al que cruce la calle por la cebra. ¡Sin premio, el caballo no se motiva a ganar la carrera!
¿Cuál es el pensamiento más corrupto que puede invadir la mente de una persona?
El desconfiar de sí mismo, el afirmar que no es imposible mejorar. Y de allí se derivan: el sentirte superior (con o sin argumentos), el apostarle al camino fácil sin importar que esto afecte a inocentes, el favorecer a los cercanos, desviar fondos hacia el placer del ahora (pisoteando la construcción del mañana). El pregonar del “¿usted no sabe quién soy yo?” para justiciar el “yo piso las reglas si me da la gana”.
La corrupción se tapa cuando afecta los intereses particulares. Porque si la mentira es la norma, la transparencia se convierte en un estorbo. ¿Los tramposos comprarán el cuchillo para su propio pescuezo?
La consulta limitará el atornillamiento al poder. Al igual que en tu vida: no conviene seguir atornillado al sillón del pesimismo ¡tu ser exige cambios de ley!
Lo que aplica para el Estado tiene sentido para el país de “Tu Yo”. Pues la cultura de la trampa desaparece si tu empiezas por fumigar tu República espiritual.
La rendición de cuentas no traumatizaría al que viene obrando con justicia. La meditación implica una previa introspección y allí te preguntas: ¿cómo me he portado recientemente?
Proliferan maravillas en el que hace un pacto de sensatez con “su república”: evita colarse en una fila, se muerde la lengua 2 segundos antes de difamar, impulsar la meritocracia, reducirte ciertos lujos, corregir con paciencia y amor.
El proveedor incumplido dirá que es precipitado tacharlo de corrupto, tiene derecho a sustentar los motivos (de fuerza mayor) que desembocaron en la no ejecución. Ejemplo: Lluvias frenan la canalización de arroyos. Ante lo que se requiere participación de un experto que taje la “excusitis”. Así como cuando no terminas una tarea que te habías propuesto: ¿te volverías a contratar?
Este domingo estaremos votando, unos minutos antes revisa tu autoridad moral frente a cada punto.
¡Para destronar al político corrupto es pertinente bajar también al corrupto que vive en ti!