Sufrió dos isquemias cerebrales, que le afectaron habla, la movilidad en el caminar y en los brazos.
Por: Francisco Figueroa Turcios
Jamás pasó por la mente de Luis Bustamante Rodríguez que la pintura, que fue su pasión, iba a ser su refugio y paliativo para afrontar la dura prueba que la vida le puso: dos isquemias cerebrales.
La isquemia cerebral se produce cuando el cese del riego sanguíneo está causado por un coágulo que tapona un vaso sanguíneo del cerebro. También se le conoce con los nombres de trombosis o embolia.
Lucho, como lo conocen sus amigos, nació en la Capital del Atlántico. Tiene 60 años de edad y lleva 25 años laborando en el Concejo Distrital de Barranquilla.
En el año 2000, lo sorprendió la primera isquemia cerebral, que le afectó la parte derecha del cuerpo y en el 2014, cuando se reponía del impacto de esta letal enfermedad, le repitió, esta vez afectándole la parte izquierda de su humanidad.
«El impacto de la segunda isquemia cerebral fue más fuerte: me afectó el habla, la movilidad en el caminar (arrastraba la pierna izquierda) y en los brazos. No me amilané, Dios me iluminó para apoyar mi recuperación en la pintura que es mi pasión desde muy joven. Aprendí a pintar en forma empírica, fue un don que Dios me regaló», reconoce Lucho Bustamante.
En un pequeño cuarto que está ubicado en el tercer piso en el antiguo edificio de la Alcaldía donde funciona el Concejo Distrital de Barranquilla, Lucho lo adecuó como su taller de pintura para trabajar en los momentos libres.
«Yo pinto por amor al arte, no vendo mis pinturas, pero a raíz de las dos isquemias cerebrales, los concejales han sido generosos conmigo y me compran mis obras para ayudarme en el tratamiento», resalta Lucho Bustamante, mientras termina de darle las últimas pinceladas al cuadro sobre aspecto de la Cartagena amurallada.
Lucho es devoto del Milagroso de la Villa, por lo que religiosamente va todos los años a San Benito Abad (Sucre), a la primera peregrinación del año efectuada tradicionalmente en marzo, precediendo la Semana Mayor.
«Soy católico, devoto del Milagroso de la Villa, por eso voy a San Benito Abad, a darle las gracias por la recuperación gracia a la fe y ala terapia de la pintura», señala Lucho Bustamante, que hace énfasis en el milagro que hizo el Milagroso de la Villa, por eso es uno de los miles de los asistentes a la peregrinación y procesión del Cristo, no solo por tocar la imagen, que es un símbolo, sino por el volcán de fe que tiene por el Santo… La fe mueve montañas, y Lucho ha logrado recuperar su habla y movilidad en las piernas y brazos.