
Varios son los escándalos que por estos días acompañan al Futbol colombiano.
Por: Víctor Herrera Michel
Incluso el del bochornoso “triunfo” del Unión magdalena frente a Llaneros para ascender a la primera división ha opacado (¿a propósito?) uno mayor que tiene que ver con la Investigación formal que ha abierto la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) a 16 clubes del futbol profesional colombiano y a la Dimayor por presunta cartelización en el manejo de negociaciones y contratos de jugadores. Numerosos mensajes de texto, de correo y de wasap respaldan los hechos. Las multas irían hasta los $90 mil millones.
De muy vieja data, muchas de las prácticas en el futbol son total y abiertamente ilegales. Al respecto, nuestra tesis de grado para optar por el título de Abogado en la Universidad Libre, hace más de 30 años, se denominó: “Las Relaciones Laborales de los Futbolistas en Colombia”. En ese entonces significó uno de los primeros trabajos que se hacían sobre un tema totalmente vedado dentro del futbol en nuestro país y a nivel internacional. Teníamos conocimiento de causa pues hacía unos años estábamos vinculados como corresponsal de la revista deportiva semanal “Cronometro” del diario El Tiempo y hacíamos los pinitos como comentarista en las transmisiones, desde el inolvidable estadio Romelio Martínez, con el grupo que comandaba el “Campeón” Edgar Perea y al lado de destacados periodistas deportivos como Carlos Lajud Catalán, Joao Herrera, Luis Alberto “Cheo” Feliciano, Hugo Illera y de la voz comercial de Evaristo Jiménez Martínez.
Desde el punto de vista laboral, en el futbol hay irregularidades que van desde la falta de contratos de trabajo o de formalidad de los mismos y la existencia de “listas negras” para evitar la contratación de jugadores que han salido en malos términos con algún equipo, pasando por la prohibición de apelar a los estrados judiciales so pena de “morir” deportivamente hablando, el no pago de las prestaciones sociales o incluso de participación en ingresos por publicidad, la existencia del pase deportivo como un mecanismo de la época esclavista que le da la propiedad a alguien sobre un determinado futbolista, hasta la aceptación de las marcas de bebidas alcohólicas como patrocinador de los equipos, entre muchos otros.
Esa dualidad de Abogado y periodista deportivo nos hizo ver con claridad desde entonces las violaciones flagrantes a la ley que se cernían en torno a la práctica del balompié que, además en Colombia, ha contado con la participación pública de varios personajes de dudosa reputación. Conocidas fueron, desde esa época, la vinculación del Cartel de Medellín con Atlético Nacional, DIM y Envigado FC; la del Cartel de Cali con el América, o la de Rodríguez Gacha con Millonarios. Y así El Tolima, el Pereira, el Unión Magdalena, El Valledupar, Real Cartagena, Santa Fe y Cúcuta. En ese entonces la SIC también abrió investigación a los clubes por fraude, lavado de activos y evasión de impuestos.
Así mismo, muchos jugadores se han visto involucrados por la justicia en estos menesteres: Wilson Pérez, John Viáfara, “Pipe” Pérez, Fredy Rincón, “Chicho” Serna y “Pipa” de Ávila, entre otros.
A todo seto se suma el frecuente abuso de menores en el comienzo del futbolista; la corrupción hasta de los mismos directivos de la FIFA, Confederaciones, Federaciones y Ligas (muchos de ellos procesados e, incluso, condenados hoy por la justicia internacional); el siempre sospechoso manejo arbitral y el tema de las apuestas que han tomado muchísimo auge en nuestro país últimamente. Todo un compendio que requiere una verdadera transformación al interior del futbol colombiano.
Es hora de levantar el Velo.
@vherreram