
David Escalante Martinez nos cuenta su crónica de vida de cómo el encierro le devolvió lo que más ama: su dragón dormido.
David tiene 44 años de edad y vive en La Ciudadela 20 de julio, la mitad de su día se lo dedica a la pintura y es mensajero por oficio.
Él mismo nos relata su experiencia de vida:
He estudiado cursos cortos del Sena en el área de la pintura, automotriz, madera, paredes y bricolaje. En la parte del dibujo traté de estudiar, pero mi conocimiento fue poco. Solo fueron algunas semanas de clases en la escuela EDA, pero jamás pude terminar ni a la mitad del curso por tiempo y dinero.
- Retrato de bebé
- Adam Sandler, actor de Hollywood.
A propósito, mis ingresos actuales son de mis servicios como mototaxista y domiciliario. En ocasiones especiales trabajé en una pequeña empresa de mantenimiento en plantas o estaciones de gas natural, que ahora está cerrada debido a la situación de la cuarentena.
Mi día inicia muy temprano con ejercicios para mantenerme en forma para mi rebusque diario.
El dragón dormido

David despertando al dragón.
Mi obsesión por el dibujo le llamo ‘el dragón dormido’. La situación actual ha dividido mi vida, ahora le dedico más tiempo a dibujar hasta altas horas de la noche, ya que antes de la cuarentena tenía muchos días en casa debido a que tuve un pequeño accidente y por razones del encierro resucitó mi dragón , o sea, más empeño a dibujar. Pero me ha tocado salir a la calle a trabajar para poder obtener mis ingresos para sobrevivir en esta hecatombe, como podría llamarle.
Inicié a pintar retrato hace casi cinco años cuando en su momento mi hermana me habló de la EDA, y me fui a inscribir. Fue ahí en ese momento qué empecé a pulir y domar ese dragón, descubrí lo escondido que estaba mi talento, desde niño me gustaba agarrar papel y lápiz para hacer muñequitos, me encantan mucho los retratos y opino que si soy capaz de captar la expresión de un rostro humano en un dibujo retrato, soy capaz de dibujar otras cosas.
Transmito diferentes sentimientos a través del retrato, ya sea alegría de una persona, incluso la tristeza que pinto en diferentes personas, o la emoción de evocar a algún familiar fallecido especial para aquellas personas que sienten algún regocijo y ven cómo en un retrato se le hace un homenaje a ese ser querido que se les marchó. Todo eso inspira el dibujo en un retrato .
Por esto considero que mis dibujos son una manera de retratar la vida. Me hace falta mucho, claro, porque a pesar de lo poco que aprendí, en poco tiempo y sin mucho conocimiento del arte del dibujo en retratos, he logrado impactar a muchos y eso me hace pensar que mis retratos son buenos .
- María Teresa Fernández Secretaria de Cultura Distrital.
- Una sonrisa mayor
También me gustan dibujar las flores y algunos animales, sobre todo todo las aves, pero son muy exigentes sus rasgos.
Para despedirme digo que me gusta mucho el arte. Muchas veces toca sacrificarlo, pero nunca sepultarlo. Lástima el poco valor que muchas personas le dan, no lo valoran, y en Barranquilla no se apoya mucho; por lo tanto toca mezclarlo, hacer otras cosas que me dejen sobrevivir, es muy difícil para una persona en mi posición económica vivir y sustentarse solo de su talento artístico, y con el dolor en el alma toca sacrificarlo, y no solamente me sucede a mí, le sucede a muchas personas con mucho talento que quizás les va igual y hasta peor y tienen una gran inestabilidad solo por la posición económica.
Se necesita el apoyo, no solo el reconocimiento, para poder sacar adelante los talentos que estamos en la penumbra solo por no tener para sustentarnos y seguir creciendo en lo que más se ama, el arte. Yo seguiré despertando mi dragón, seguiré con mi arte. Algún día cazaré el objetivo.
Esta crónica precisamente comenzó cuando leí la emoción de María Teresa Fernández Iglesias, la secretaria de Cultura de Barranquilla, plasmada en la siguiente leyenda: