Primera vez que un dirigente de alto rango se reúne con la cúpula de la guerrilla, que está en la lista de organizaciones terroristas.
Por Chachareros y agencias
El mismo día que el presidente de Estados Unidos se ha reunido con el Primer Ministro cubano Raúl Castro en La Habana, se ha producido otro encuentro antaño impensable. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, se ha visto con los negociadores de las Farc para dar un impulso al proceso de paz que se desarrolla con el Gobierno de Colombia en la capital cubana desde hace más de tres años. Pese a que Estados Unidos cuenta con un enviado especial para las negociaciones, nunca antes un dirigente estadounidense de tan alto rango se ha reunido con la cúpula de la guerrilla, incluida en la lista de organizaciones terroristas de su país.
Cuando Obama anunció su viaje a Cuba se dispararon las expectativas y las hipótesis sobre el alumbramiento de un acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc. El próximo miércoles se cumplirá la fecha que el presidente, Juan Manuel Santos, y el líder de la guerrilla, alias Timochenko, fijaron para llegar a un acuerdo final. La coincidencia hizo a más de uno suspirar y tratar de acelerar las conversaciones. La foto, pensaban, sería perfecta. Sin embargo, todo hace indicar que esa instantánea tendrá que esperar. Conocedores de las conversaciones niegan que haya una crisis, pero sí admiten un estancamiento en los aspectos que quedan por finiquitar: las zonas y las condiciones en las que los guerrilleros quedarán concentrados tras la firma y la dejación de armas. Ni siquiera se descarta que el miércoles no haya anuncio alguno.
Kerry se ha reunido por separado y durante una hora con el equipo negociador del Gobierno, en primer lugar. El jefe de la delegación, Humberto de la Calle, ha asegurado al concluir el encuentro que ha sido muy «productivo». «Examinamos de manera extraordinariamente detallada la marcha de las conversaciones, los temas ya logrados, lo que falta, los desafíos del inmediato futuro en la mesa de conversaciones”, dijo De la Calle, quien avanzó que Estados Unidos ayudará a garantizar la seguridad de quienes dejen las armas, sin concretar en qué consistirá esa colaboración.
Acto seguido, Kerry se ha reunido con la delegación de la guerrilla, encabezada por su líder, Timochenko. Las Farc le han regalado al secretario de Estado el libro Resistencia de un pueblo en armas con la dedicatoria: «Este texto recoge un tramo de la historia escrita por el fundador de las FARC, Manuel Marulanda Vélez, organización insurgente que hoy se alista para el tránsito a movimiento político legal».
En este encuentro nadie duda de que se ha tratado uno de sus principales reclamos: la liberación de Simón Trinidad, encarcelado en Estados Unidos y condenado a más de 60 años de prisión. Las FARC reclaman su extradición, algo que el Gobierno de Santos vería como un gesto que contribuiría a avanzar en los diálogos. Sin embargo, Estados Unidos siempre se ha mostrado receloso de propiciarlo. Otra de las exigencias de la guerrilla es su salida de la lista de grupos terroristas en cuanto se firme el acuerdo con el Gobierno.
La reunión de Kerry con las Farc ha levantado mucha polvareda en Colombia. La oposición, liderada por el expresidente Álvaro Uribe, ha salido en tromba a criticarla. “Muchos colombianos nos sentimos ofendidos por la reunión del Gobierno de USA con las Farc, el mayor cartel de cocaína del mundo y grupo terrorista”, tuiteó la noche del domingo Uribe, al que siguieron decenas de mensajes similares de senadores de su partido, el Centro Democrático. También otro expresidente, Andrés Pastrana, impulsor del Plan Colombia, la gran alianza militar y de inteligencia con Estados Unidos, criticó el encuentro: “Insólito que John Kerry cohoneste en Cuba la desarticulación de las instituciones democráticas en Colombia”, escribió en Twitter Pastrana, el último presidente antes de Santos en negociar la paz con las Farc, en las fallidas conversaciones de El Caguán.
El respaldo de Barack Obama al proceso de paz en Colombia ha sido total pese a las críticas. Nombró a Bernie Aronson como enviado especial de su Gobierno a las conversaciones y, en febrero, reafirmó el apoyo al comprometerse a pedir en el Congreso 450 millones de dólares para afianzar el posconflicto el próximo año. En aquel encuentro que mantuvo con Santos en la Casa Blanca, según se ha podido saber, Obama le trasladó al mandatario colombiano que no debía apresurarse a firmar con las Farc un acuerdo si no estaban preparados para cumplirlo. “Obama le dijo a Santos que se debería concentrar en lograr el mejor acuerdo para los colombianos”, aseguró Ben Rhodes, asesor en política de exterior de Obama, en una conversación reducida con medios, antes de la visita a Cuba. Rhodes aseguró entonces que, pese a que la isla centraba las prioridades del presidente de Estados Unidos, sí querían aprovechar el viaje para ver en qué puede colaborar en el desenlace del proceso. “Aronson viene con nosotros para ver cuál es el papel más constructivo que puede desempeñar Estados Unidos para ayudar a que se cruce la línea de meta. Imagino que Colombia será uno de los temas que Obama y Castro traten en su reunión bilateral”.