Asegura que es un candidato ‘divino’ que tiene todas las capacidades para gobernar al país. Odia a Petro porque no ha salido del ‘closet’.
Por Rafael Sarmiento Coley
https://youtu.be/FdYXREwPeBQ?t=5
En la historia política de la humanidad sobresalen, en medio de sus desvíos mentales, cuatro figuras privilegiadas quienes a pesar de su olor a azufre han estado largo tiempo hartándose de la mermelada del poder de turno.
Nicolás de Maquiavelo
Este es el primero en la lista. Maquiavelo durante años estuvo como asesor principal de los todopoderosos Médicis de Florencia. Familia que se mantuvo en el poder gracias a su mecenazgo para impulsar las bellas artes en todas sus expresiones. Maquiavelo los asesoraba en todo. Hasta en el trabajo sucio para eliminar físicamente a ocasionales enemigos que se les cruzaban en el camino, o se mostraban como un peligro para el papado de turno en Roma.
La historia de Fouché
Un poco más adelante en la historia surge en Francia, en medio de la memorable Revolución, la figura de Joseth Fouché, quien brincaba de un lado a otro en aquellos años turbulentos del proceso cambiante francés. Con suma facilidad pasaba de un lado a otro. Propuso la utilización de la guillotina para ir ‘eliminando a los enemigos de la revolución’. Y los primeros en ser guillotinados fueron los reyes franceses. Más tarde hasta los propios líderes de la Revolución pasaron por la guillotina gracias a las intrigas de Fouché. El caos de aquellos años produjo la toma del poder por parte de Napoleón Bonaparte, militar férreo y mujeriego sin fin. De manera increíble Fouché pasó a ser uno de los principales asesores de Napoleón, quien creía de manera ciega en él.
De Fouché se asegura que por sugerencias suyas murieron decenas de políticos y miembros muy allegados a Napoleón. Era tanto el poder de Fouché, que Napoleón dejó en sus manos la organización de un servicio de inteligencia basado en información confidencial que el misterioso ex-sacerdote remuneraba de manera generosa a los informantes, con dinero abundante que Napoleón ordenaba que le entregaran a su confidente Fouché.
En Lyons estalla una revuelta y Napoleón nombró al tenebroso Fouché superintendente plenipotenciario para poner fin al desorden. Fouché llegó, como siempre, flaco y desgarbado, bajo perfil, convocó la primera reunión con los adeptos al régimen napoleónico. Esa noche los líderes no solo le ofrecieron viandas y los vinos más añejos, sino que también hubo oferta de hermosas damas que deseaban ir a la cama con él. Cosa que negó rotundamente. No gustaba de mujeres. Y aunque nunca ‘salió del closet’ se decía que tenía jóvenes amantes que le sacaban buena plata.
Tan pronto fue informado de la situación, organizó decenas de pandillas vestidas de negro y dotadas de filosos y largos cuchillos. En una sola noche oscura y triste los bandos de Fouché mataron cerca de mil revoltosos. Y se acabó el desorden en lo que la historia reseñó como “la noche de los cuchillos negros”.
Rendón, el nuevo Fouché
Más perverso y diabólico que todos los anteriores ‘asesores’ fue el detestable Grigori Rasputín, siempre vestido de negro, curiosamente como Joseh Fouché y JJ. Rendón.
Se creía poseedor de un poder especial para practicar sanaciones creyéndose un Jesucristo de finales de los años 1880 en la convulsionada Rusia. El heredero del trono, el príncipe Alekséi Nicolás Yevich Romanov, desde muy niño sufrió de hemofilia. Y la zarina Alejandra, desesperada, no había encontrado médico alguno que detuviera la hemorragia de su hijo. Una amiga suya le habló bellezas de Rasputín, quien terminó no solo de médico personal del príncipe heredero, sino en el asesor en la sombra de la zarina y, a través de ella, del Zar Nicolás Romanov.
Familiares y allegados a la corte empezaron a sospechar de la mala influencia del nefasto personaje en las decisiones erróneas de Nicolás Romanov. Entonces planearon una reunión en casa de una mujer de quien Rasputín gustaba (porque era completo, también mantenía muchachitos de amantes ocasionales).
Le prepararon unos pasteles con abundante cianuro, lo mismo que una botella de vino con el mismo potente veneno. Rasputín se comió los pasteles, se bebió el vino, y siguió en temple como si nada amenazara su existencia. Entonces sus anfitriones decidieron acabarlo a balazos. Fueron necesarios seis balazos y el golpe con una tranca para dejar en estado mortecino a tan extraño personaje quien, aún en esas condiciones, gritaba insultos a sus verdugos y les aseguraba que el fin de cada uno de ellos sería peor que el suyo.
JJ Rendón, el maloso
Ahora, en pleno nuevo milenio, se mantiene como el “sabio de todos los sabios” en su capacidad para hacer viral rumores y mentiras en contra de los candidatos enemigos del aspirante que lo ha contratado como asesor, por una multimillonaria cifra que nunca se sabe de su monto.
Rendón es venezolano. Allá no se mete porque sabe que Maduro le quema el fundillo. Se viene a estos países (Perú, Ecuador, México, Colombia) a pescar en río revuelto, y como es un tipo francote, buen conversador y carretudo, además salido del closet, encuentra mucha gente que le cree sus carretas.
Álvaro Uribe es uno de ellos, a pesar de que han peleado, como dos buenas comadres, se han dicho de todo. Y nada pasa con ellos. Hoy JJ Rendón es el asesor de cabecera de Iván Duque, el candidato de Uribe. Y ya empezaron en Colombia a circular por las redes sociales rumores, falsedades, montajes de declaraciones que no han concedidos candidatos como Petro o Vargas Lleras.
Claro que el principal objetivo de Rendón es Petro. En este video que se publica en esta nota asegura que Petro es de la ultraizquierda y que, además, no se atreve a salir del closet.
De Vargas Lleras habla con prudencia
Como quiera que fue asesor de Juan Manuel Santos en la campaña que lo llevó dos veces a la Casa de Nariño, con lo cual JJ. Rendón se ganó la plata del mundo como para vivir en Miami en un condominio de multimillonarios, no habla de frente contra Germán Vargas Lleras.
Solo asegura que el ganador será su candidato, Iván Duque, por quien votaría a ciegas si pudiera votar en Colombia. (Quienes lo conocen de cerca aseguran que es tan hipócrita que nunca ha votado por nadie).
A Duque se asegura que le metió un tremendo gol al inducirlo a copiarse de un candidato español de ultraizquierda, siendo el aspirante uribista de la más pura ultraderecha.
Como todo hombre salido del closet, no gusta de Piedad Córdoba. Asegura que ya es un cadáver político. Tampoco gusta de Claudia López, quien impulsa el voto anticorrupción.
Esta es Colombia, en donde ciertos dirigentes regresan en el tiempo para contratar asesores tipo Maquiavelo, Fouché o Rasputín.
¿Es políticamente correcto recurrir a estos personajes sin personalidad definida como asesores de cabecera? Los electores, al fin de cuentas, tienen la palabra. Ellos decidirán si votan por un candidato que basa el éxito o fracaso de su campaña en falacias y rumores, tal como lo hacen las viejas chismosas de nuestros pueblos, y ciertos gay que viven de la maldad, el engaño y la mentira. Y se vuelven millonarios. Como lo es este falso mesías político venezolano llamado JJ. Rendón.