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Gerardo Ferro: Los libros siempre son hijos malcriados y desagradecidos

A propósito de la Feria Internacional del Libro que se desarrolla por estos días en Bogotá, Lachachara.co entrevistó a uno de los más laureados escritores de la nueva generación. El también periodista tiene un nuevo lanzamiento mientras critica la “banalización” del oficio.

Lexander Loaiza Figueroa @Lexloaiza

Aunque tiene varios años residenciado en el extranjero, Gerardo Ferro Rojas sigue siendo uno de los más emblemáticos representantes de la nueva generación de escritores que está abriéndose paso en Colombia y Latinoamérica. Desde la fría Canadá, Ferro continúa trazando líneas pensando en el caluroso Caribe.

Muestra de ello es su nuevo lanzamiento, ‘Nunca olvidamos nada, nena’; donde Gerardo Ferro Rojas explora en el género que ha sido su cara más conocida en el mundo literario, el cuento. Según una presentación del también escritor y catedrático Andrés Mauricio Muñoz “Ferro Rojas reúne cuentos que oscilan entre lo real y lo fantástico (…) nos pone ante personajes que parecen instalarse en una realidad cuya lógica los evade con destreza”.

El escritor de 38 años tiene varios años viviendo en el exterior, pero su Caribe sigue presente en sus obras.

El escritor de 38 años tiene varios años viviendo en el exterior, pero su Caribe sigue presente en sus obras.

El propio Ferro Rojas dijo en exclusiva a Lachachara.co, que ‘Nunca olvidamos nada, nena’ mantiene el espíritu de su libro anterior ‘Antropofobia’, “pero con la madurez de los años”. Asegura que dentro de esta nueva recopilación de cuentos está el que considera el mejor que ha escrito hasta ahora: ‘Borges en Montreal’.

Asegura que el contrastar en un mismo relato a personajes y sitios geográficos como Borges en Montreal surge de las visiones que siempre han acompañado su inspiración y que se manifiestan en su cotidianidad. “Yo vivo encontrándome todo el tiempo con gente de todo tipo, algunos muertos, otros que viven a kilómetros de distancia y ni siquiera te voltearían a ver si se cruzan contigo por la calle. He visto, por ejemplo, a Kenzaburo Oé en un supermercado y a Ernesto Sábado en una ferretería de Montreal”, asegura a Lachachara.co.

Esta última publicación de Ferro Rojas es el resultado de una década de trabajo, según nos explica. “Una suerte de antología personal luego de tamizar cuentos durante diez años: lo que ha quedado es la pulpa, los mejores cuentos que fui escribiendo en todo ese tiempo”, afirma.

En ellos relata a través de su particular óptica para ver la vida situaciones profundas que afectan a la sociedad actual. “En ‘Búnker’, por ejemplo, se habla sobre la construcción de una patria a partir del miedo y la idea del enemigo. ‘Zombis’ es un cuento sobre nuestros muertos, aunque también podría ser un cuento sobre la paranoia de nuestros muertos. En ‘El Vendedor’ se toca el tema de las pesadillas en un mundo violento, que además es capaz de venderlo todo, incluso los sueños. En ‘Teoría de los supermercados’ se trata el tema del mercado como paraíso moderno”.

La relatividad de la edad y la madurez

Nacido en Cartagena en 1.979, Gerardo Ferro Rojas le da menos importancia a la edad cronológica y resalta la importancia de la madurez del alma. “El escritor, cuando es genuino, siempre está creciendo, siempre está madurando”. En un camino que para él se sigue viendo largo, afirma haber comenzado a escribir a los 12 años y su aspiración es consolidar su oficio conservando la fortaleza, libertad, frescura y rebeldía de la juventud. “Para eso se necesitan años de trabajo”, dice, pero sigue siendo su apuesta.

De la juventud le gusta la rebeldía, sobre la cual advierte no está exenta de riesgos.

De la juventud le gusta la rebeldía, sobre la cual advierte no está exenta de riesgos.

Por ahora, a estas alturas y con varios libros de cuentos publicados y reconocidos con diversos premios; considera que lo máximo que puede aspirar un escritor es no morirse de hambre escribiendo. No quiere proyectarse a largo plazo porque afirma le da vértigo; prefiere ir un año a la vez.

Nos asegura que de la juventud que hasta ahora le ha acompañado le gusta la rebeldía, un aspecto humano que considera muy serio, pero inútil si en su caso no se direcciona hacia una literatura “madura”. Sobre los miedos que pudieran asaltarlo como un autor que aún no completa cuatro décadas de vida, considera que si hay algún temor es el de convertirse en un “pretendido escritor eternamente joven con una rebeldía prefabricada”.

Sobre su tierra

Tiene años viviendo una tierra lejana no por la distancia geográfica, sino por sus características. Desde Canadá el calor caribeño todavía se hace presente y es que para él “el Caribe, sobre todo cuando estás lejos de él físicamente, se convierte en un ejercicio constante de la memoria, y eso, hace que esté en todas partes”.

Tampoco está lejano a la realidad de Colombia en estos momentos de grandes cambios y transiciones. “La distancia ayuda a pensar y escribir”, suele decir. Vivió en su país los primeros 33 años de su vida donde ejerció el periodismo en las fuentes de política y desarrollo. “Conozco bien el país que tenemos”, asegura.

En la actualidad, ve a una Colombia dividida y no plenamente consciente del momento que está viviendo.

En la actualidad, ve a una Colombia dividida y no plenamente consciente del momento que está viviendo.

Cuando se le pregunta sobre cómo ve a su país en el marco del proceso de paz y los cambios que está viviendo sentencia que la nación está “dividida, fraccionada, sin entender lo que significa la paz realmente ni capaz de dimensionar las enormes raíces que la violencia ha dejado en nosotros durante años”. Sin embargo, reflexiona sobre el hecho de que la política sigue siendo un ejercicio necesario, aunque admite que a muchos no les guste porque la asocian con politiquería y violencia; “hay que seguir apostándole a la democracia”.

En cuanto al movimiento literario actual considera que existe una importante oferta de enfoques, géneros y narrativas. Destaca sobre todo la manera como esta nueva generación de escritores narra la violencia, una realidad con la que han nacido y han tenido que lidiar toda su vida. No obstante, advierte que esta joven camada de autores también puede tener un lado oscuro. Ferro Rojas ve que hay una tendencia cada vez mayor de banalizar el oficio. “Ser escritor se volvió algo ‘cool’ (…) todos quieren serlo y todos posan de serlo: se toman fotos como escritores, toman café como escritores”. Califica este tipo de comportamiento como una conducta banal.

Gerardo Ferro Rojas resume lo que desea despertar en el lector como escritor en una anécdota “Un día me invitaron, junto a otros escritores de Barranquilla, a una lectura y leí un cuento de Antropofobia, Electroshock bajo las luces del circo. El escritor que tenía al lado se sabía de memoria el inicio del cuento y lo recitó en voz baja mientras yo lo iba leyendo. Si eso significa lo que creo que significa, ojalá suceda con este libro algo parecido. Pero uno nunca sabe: los libros siempre son hijos malcriados y desagradecidos”.

 

About author

Es comunicador social con especialización en el área audiovisual egresado de la Universidad del Zulia (Venezuela). De amplia trayectoria, ha tutelado equipos de periodismo en medios impresos, radiales y televisivos. También ha trabajado para instituciones públicas y privadas ejerciendo periodismo institucional facilitando los flujos de comunicación a nivel interno y con el entorno. A nivel de Periodismo Digital ha ganado valiosa experiencia como generador de contenidos para diversos portales y como Copy Producer para promociones televisivas y usuarios de redes sociales en calidad de Community Manager.
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