Las relaciones entre Estados Unidos y México están en su peor momento, con las nuevas políticas antiinmigrantes de Donald Trump. El encuentro entre los presidentes de ambos países previsto para el 31 de este mes fue cancelado.
Lexander Loaiza Figueroa @Lexloaiza
Las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y México se enfriaron a su punto más bajo en décadas, con los decretos firmados esta semana por Donald Trump, en los que aprobó medidas contra los inmigrantes ilegales que afectan de manera particular, a millones de mexicanos que se encuentran sin documentos en territorio norteamericano.
Tal y como lo hizo en su campaña, Trump insistió en que México pagaría las cuentas de la edificación del muro fronterizo, cuyo costo podría superar los 50 mil millones de dólares.
Como consecuencia directa de esta decisión federal, el presidente del país azteca, Enrique Peña Nieto, anunció la cancelación de la reunión que tenía con Donald Trump y que estaba prevista para este 31 de enero.
«Esta mañana hemos informado a la Casa Blanca que no asistiré a la reunión de trabajo programada para el próximo martes con el @POTUS (presidente de Estados Unidos)», escribió Peña Nieto en su cuenta oficial de Twitter.
«México reitera su voluntad de trabajar con los Estados Unidos para lograr acuerdos en favor de ambas naciones», agregó el presidente mexicano en la red social.
Los trinos del presidente Peña Nieto respondían a unos mensajes, que por la misma red social, había difundido Trump, tras un encuentro con republicanos en el estado de Filadelfia. «Si México no está dispuesto a pagar el tan necesario muro, entonces sería mejor cancelar la inminente reunión (con Peña Nieto)», señaló Trump en su cuenta personal de Twitter.
Luego, el mismo Trump quiso matizar la cancelación del encuentro al declarar que la reunión no se daría porque ambos mandatarios habían concertado que la reunión ‘sería estéril’ en estos momentos. Pero en realidad la tal “concertación” nunca la hubo.
24 horas después de la firma de los acuerdos, trascendió desde la Casa Blanca que el muro sería pagado por los mexicanos a través de un impuesto del 20% a todas las importaciones norteamericanas desde ese país.
Aunque el portavoz del gobierno de Washington, Sean Spaicer, dijo que “era una decisión tomada” por Trump, la aplicación del impuesto no es una tarea sencilla, debido entre otras cosas, a la existencia de un Tratado de Libre Comercio que ambos países y Canadá mantienen desde hace dos décadas.
Sin embargo, Trump ya estaría estudiando fórmulas para deshacerse de esa camisa de fuerza. “Haciendo eso, prevemos recaudar unos US$ 10,000 millones por año y gracias a ese mecanismo el muro se pagará fácilmente”, afirmó Spicer.
Aunque este tributo arancelario “respetaría” a los contribuyentes estadounidenses, su impacto en la maltrecha economía mexicana podría ser preocupante, ya que encarecería ostensiblemente sus productos en el mercado interno de Estados Unidos, el principal destino comercial de sus exportaciones. Esto los haría menos competitivos y con el tiempo, podrían perder buenas cuotas de ese mercado.
La situación no luce nada buena para México con Trump en la Oficina Oval. Además de esta dificultad, Trump ha amenazado con tributos a las empresas norteamericanas que tienen sus factorías en este y otros territorios extranjeros y ha criticado las balanza comercial con ese país, señalando que actualmente tiene un déficit de 60 mil millones de dólares al año a favor de los aztecas.