Los empresarios Christian Daes, Indalecio Dangond Baquero y Luis Dangond Acosta y el director regional de Findeter Alfredo Varela, abordaron el tema este miércoles en Uninorte.
Por Rafael Sarmiento Coley
Quienes ven con mayor optimismo lo que le viene a Colombia en el posconflicto, quién lo creyera, son los empresarios, a juzgar por lo expresado por varios líderes de la producción este miércoles en el conversatorio ‘La Regionalización en clave de Paz’, organizado por la Universidad del Norte, a través de su división de Humanidades y Ciencias Sociales y sus doctorados en Economía y Ciencias Sociales.
Indalecio Dangond Baquero, presidente de Open Loans Colombia, una compañía de apalancamiento financiero para el sector agroindustrial, considera que el posconflicto hay que mirarlo “como una oportunidad que se le presenta a Colombia para crecer sin la angustia de la inseguridad en el campo”.
Se refirió al caso de la explotación minera en dos de los 8 departamentos de la Costa Caribe, La Guajira y Cesar. “En La Guajira se explota una mina a cielo abierto que ocupa un espacio de tierra que es seis veces el tamaño de Bogotá, y el Cesar un tanto igual. Por lo tanto, al sector agroindustrial, al pequeño, mediano y gran agricultor le tocó migrar a otros sitios, porque, además, se nos vino encima el fenómeno de los nuevos narcotraficantes con guacales de dólares que lavaron esas montañas de dineros mal habidos comprando tierras para no explotarlas, o para explotarlas mal”.
Defendió al grande y mediano poseedor de tierras en la región. Dijo que no es cierto que todavía haya en la Costa esos “señores feudales con miles de hectáreas con ganadería extensiva”. Y por otro lado, criticó la tesis de la falta de tierra para el campesino. “De qué sirve darle a un campesino una parcela de 10 hectáreas si no se le presta adecuada asistencia técnica, financiera y de mercadeo, es condenarlo a la pobreza. Y así no estamos solucionando nada. Porque lo que se busca es que el campesinado eleve su nivel de vida y el de su familia. Que sus hijos puedan ir a la escuela, a la universidad, ¡eso sí es solucionar un problema! Cerrar la brecha y lograr que cada día haya menos pobreza tanto en las ciudades como en el campo. Porque no hay que olvidar que este país pasó de ser rural, a convertirse en urbano”.
“Yo nací con la violencia”
“Tengo 52 años, que es la edad exacta del conflicto armado en Colombia. Y a lo largo de mi vida he visto toda clase de violencias en mi país, porque de un conflicto se pasa a otro y, de repente, se entrecruzan varios actores armados con diferentes intereses y distintas formas de lucha. Por eso digo que si no arreglamos esto ahora, tendremos que esperar otro medio siglo. Veremos a la guerrilla regresar a lo suyo, con el método de guerra de guerrillas con pequeños grupos por aquí y por allá, haciendo daño y escondiéndose en el monte o dentro de la misma población civil en las zonas rurales, que no los delata por miedo a que los maten, porque en su poblado la fuerza pública no es suficiente para cuidar a cada persona”, expuso el empresario Christian Daes Abuchaibe, presidente de Tecnoglass S.A.
Advirtió que uno de los principales aportes de las regiones es que asuma el posconflicto como una responsabilidad de todos. Y que todos estén dispuestos a perdonar de corazón. Recordó el lamentable caso de su hermano José Manuel ‘Yuyo’ Daes Abuchaibe, a quien casi asesinan en un atentado a bala que lo dejó cuadrapléjico, reducido a una silla de rueda, con dificultades para hablar, para comer, tiene que ser auxiliado para alimentarse, para ir al baño. “Y todo ello como consecuencia de la violencia que hemos vivido en 52 años. Pero nosotros en la familia asumimos con valor, y de corazón, la decisión de perdonar, para poder desarmar los espíritus y vivir en paz”.
Destacó que, pese a que su grupo empresarial figura dentro de las 50 empresas más grandes de Colombia y mundialmente es reconocida como una de las principales exportadoras de ventanas de aluminio y vidrio termoacústico para grandes y pequeñas edificaciones, hoy tiene un enemigo que le compite vendiendo el aluminio a mitad de precio. Se trata del ‘gigante que estaba dormido y despertó con ganas de tragarse al mundo’, China.
(Lo que no aclaró es si el aluminio chino es como los carros, zapatos, ropa y electrodomésticos chinos, que son desechables. ¡Puro cuento chino!).
Además, lo triste es que dentro del mismo país, el grupo que él preside ha tenido que enfrentarse a posiciones inexplicables como la de la Bolsa de Valores de Colombia que trató de hacerle daño en el mercado bursátil de Nueva York, por “pura mezquindad”.
Por eso sostiene que “no es solo firmar un documento, la paz es un asunto más profundo y más serio. La paz la conseguimos si todos le apostamos con grandeza a esa paz. Desde el punto de vista que tengamos. Esta es la última oportunidad que tenemos para poder andar por nuestras carreteras confiados de que no nos pasará nada. Seguros de que en nuestras ciudades podremos ir a los parques públicos con nuestros hijos y jugar con ellos en la grama debajo de los árboles sombríos. Es un sueño. Pero hay que soñar. Y soñar en grande”.
El Diamante Caribe
Alfredo Varela De la Rosa, gerente regional del banco de segundo piso Findeter, destacó que la entidad que él representa adelanta un plan denominado ‘Diamante Caribe y Santander’, que tiene como columna vertebral el Río Magdalena.
“Es toda una estrategia con planes de acción, hoja de ruta, con lo cual se busca establecer lo que hemos denominado ‘Huella Urbana’ en los primeros 30 años de vigencia”.
Findeter ya ha entregado, en desarrollo de ‘Diamante Caribe y Santander’, 2,2 billones de pesos, a través de la banca de primer nivel con la cual tiene relación, a municipios de este mapa que cubre dos regiones, y $600 mil millones se han invertido en Barranquilla. En planes de acción se han destinado 3,7 billones de pesos, procurando el desarrollo de agrópolis, tomando como punto de referencia lo ocurrido en Murcia, España.
“Era una región desértica. Pero sus dirigentes se propusieron construir una tubería de 30 kilómetros para acabar con el desierto y hoy Murcia es la que más produce alimentos para toda Europa”, según Varela De la Rosa.
Por eso él es muy optimista de lo bien que le iría a Colombia si se logra un buen acuerdo y se asume el posconflicto con la responsabilidad y la sabiduría requeridas.
“Por eso hago un llamado a ustedes los jóvenes (el auditorio poco a poco quedó totalmente lleno, en su mayoría, por jóvenes estudiantes de la Uninorte), para que, cualquiera sea su ideología, posición o intención, acudan a las urnas. ¡Voten! Que con ese voto contribuyen a una expresión auténticamente democrática para que de manera masiva expresemos el país que queremos, el país que soñamos, el país que llevamos en nuestros corazones”.
La palma de aceite, un potencial
Luis Francisco Dangond Acosta, presidente de la junta directiva de la Federación Nacional de los productores de Palma (Fedpalma), reconoció que si hay un sector que le apuesta a una Colombia en paz, ese no es otro que el palmero.
Aclaro que lo que el país no sabe es que la agroindustria de la palma en Colombia hace rato dejó de ser un negocio exclusivo del selecto club de los grandes y adinerados palmicultores. Por el contrario, hoy en día es el sector que, gracias a las alianzas estratégicas, tiene la riqueza repartida en muchas manos. Por lo tanto es el sector que más ha contribuido a cerrar la brecha y a la democratización de la riqueza.
Más de 20 mil campesinos son hoy parceleros y socios de las principales compañías aceiteras de Colombia. Lo que ha permitido que el país se convierta en el segundo mayor productor del mundo, superado solo por Malasia.
Además, el sector palmero ha contribuido a la estabilización de precios del combustible, con la mezcla del 10% del etanol extraído del aceite de palma, con el Acpm para el sector automotriz pesado. También produce aceite para aviones y miles de materias primas para diversos sectores industriales de Colombia y el exterior.
Por ello saludó con complacencia que se respire un compromiso generalizado para aportar al posconflicto. Y reconoció que la tarea en esa etapa crucial para el proceso de paz, es que el posconflicto se trabaje de acuerdo a la idiosincrasia, la visión, las características económicas y el nivel de desarrollo de cada región.
Es apenas natural que no se le puede llevar más problemas al Chocó, por ejemplo. O a La Guajira, que según lo describió el moderador del conversatorio, profesor Jairo Parada, es un departamento con agudos problemas institucionales, económicos y administrativos.
Lo que sí es cierto es que Colombia es un país que ha demostrado que resiste todas las tempestades. En medio de la peor violencia generalizada luego del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, hubo el golpe de Estado del general Gustavo Rojas Pinilla, que según clásica definición de Darío Echandía, “no fue propiamente una dictadura, sino una dictablanda”.
El país luego resistió los embates del narcotráfico en todo su furor en la brutal y sangrienta era de los carteles de Medellín y Cali, con la presencia de actores siniestros como Pablo Escobar, Rodríguez Gacha alias ‘El Mejicano’, Carlos Lehder, los hermanos Rodríguez Orejuela
Luego surgieron las autodefensas unidades de Colombia (AUC), que asesinaron a cinco candidatos presidenciales y exterminaron a todo un partido político (la Unión Patriótica).
Por todo lo cual, como lo recordó uno de los expositores, Colombia fue calificada por varias años como un país inviable. Invivible. Inseguro. Una nación de la cual salían espantados los inversionistas extranjeros. Fue la conjunción de todas las tempestades. Y cuando desde afuera miraban alarmados que Colombia, una de las más sólidas democracias de Suramérica, estaba al borde del abismo, enderezó su rumbo. Buscó nuevos caminos. Y empezó a recuperar el terreno perdido. Ojalá todos los actores armados del conflicto admiren y respeten esa resistencia y valor de toda una nación que ha sabido capear todos los huracanes y tormentas.