Juan Carlos Patiño, graduado en manejo de aguas del Sena y estudiante de ingeniería ambiental de la Universidad Nacional a Distancia, Unad, nos trae una cháchara del planeta, desde su lugar en la Tierra.
Por Juan Carlos Patiño
El páramo de Paja Blanca se encuentra ubicado al sur del departamento de Nariño, Colombia, entre los municipios de Iles, Sapuyes, Ospina, Gualmatan Pupíales, Contadero y Guachucal.
Este páramo es también conocido como ´Chitazón´, que en lengua indígena significa “Cerro lleno de agua”, de él nacen 13 afluentes hídricos que abastecen a las poblaciones cercanas.
Se encuentra cubierto por una extensa vegetación propia como la paga, el helecho y el frailejón que hacen parte del bosque alto andino, que en la lengua de la comunidad indígena se lo conoce sencillamente como «monte».
En él se encuentran tres ecosistemas donde se registra la existencia de 231 especies de flora o plantas. Paja Blanca también es importante por la diversidad de fauna o animales entre los que se destacan el tucán o paletón pechigris considerado una especie en amenaza que requiere de mayor protección, también existen mamíferos como el lobo colorado, el erizo, anfibios (ranas) y reptiles que son sensibles a la contaminación debido a los incendios forestales y deforestación provocada por la mano del hombre.
Si bien cuenta aún con muchas especies de plantas y animales, tanto la comunidad como las instituciones son conscientes que Paja Blanca está bastante intervenido, especialmente porque se ha talado su bosque.
La tala ya está avanzando, el futuro no es alentador ya que en pocos años el páramo no existirá y podríamos decir que a esta belleza en la Tierra se la debe tratar como a un enfermo en cuidados intensivos, o seremos nosotros los moribundos.