Por Rafael Sarmiento Coley
En una región como la Costa Caribe Colombiana en donde por razones del permanente clima caliente se consume más energía, históricamente se han aplicado las más altas tarifas a los usuarios.
Una situación injusta porque la región ha tenido la oportunidad de desarrollar proyectos energéticos de enorme capacidad de producción de energías eólica, térmica e hidráulica, con proyectos como el de las represas de Urrá y Río Rancherías.
De manera tanto injusta como inexplicable todos esos proyectos han sido archivados mientras los que benefician al entorno antioqueño -como la Represa de Ituango – han contado con todo el respaldo del gobierno central para el cierre financiero.
Hay un descarado y corrupto favoritismo con el empresariado «paisa» en cabeza de Alberto Ríos Velilla, el principal beneficiario de las «bondades» que hacia él derraman las autoridades colombianas que manejan el sector eléctrico.
Con toda seguridad que, si esto sucediera a la inversa, es decir en Antioquia, ya las oficinas centrales de Air-e y Afinia habrían sido afectadas por la protesta ciudadana.
LAS ADVERTENCIAS DE VERGARA CARBÓ
Uno de los editorialistas e investigadores sobre el tema que nos ocupa es el barranquillero Jorge Vergara Carbó con certeros aportes como el siguiente:
–«Un negocio previsto para fracasar
En 2020, expusimos cómo el sector eléctrico se encontraba en una crisis profunda, y afirmamos que la intervención de Electricaribe sería un error, sugiriendo que se debería esperar a que la empresa se declarara en quiebra. En lugar de ello, el gobierno decidió intervenir, lo que le dio pie a la empresa española para demandar a Colombia ante el CIADI, alegando una expropiación.
La historia se repite con Air-e
Ahora, el mismo escenario se presenta con Air-e, y nuevamente el gobierno parece inclinado a intervenir, en lugar de esperar su quiebra. Los errores cometidos hace ocho años están a punto de repetirse, favoreciendo a empresarios que buscan socializar sus pérdidas mientras se apropian de las ganancias.
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Los privilegios de Aire: Regalos disfrazados de negocio
Air-e pagó por el mercado $285.000 millones, pero recibió beneficios que superan ampliamente esa cifra, incluyendo:
El pago del pasivo pensional por $1.5 billones.
La cartera de Electricaribe, valorada en $1.5 billones.
La facturación de 20 días de septiembre de 2020, por $150.000 millones.
Inversiones por $2.2 billones.
Facturación de $3.8 billones entre 2021 y 2024, en sobreprecios por pérdidas de energía.
$715.600 millones recaudados por opción tarifaria entre febrero y agosto de 2024.
Conclusión: Un remedio peor que la enfermedad
Hoy, tal como lo advertimos en 2020, Air-e está a punto de colapsar. Se repite la misma historia de corrupción y malas decisiones que llevaron a la quiebra de Electricaribe. El gobierno le ha regalado el mercado del Caribe a un consorcio sin músculo financiero ni experiencia técnica, y estamos condenados a ver cómo este ciclo de fracaso e intervención continúa