Los caciques de las casas políticas están anestesiados. No se mueve una hoja. No hay un afiche ni de papel periódico. Congresistas con buena imagen, como Aída Merlano, no hablan.
No es solo en Barranquilla. Corresponsales en Montería y Sincelejo informan que allá está lo mismo. Nadie sale a la calle a decir en público “¡Estoy con Zuluaga!”, o “¡Estoy con Santos, viva la reelección!”. Eso sí. Todos están listos para la foto. ¿Con quién? Nada está claro. Todo está en calma chicha. Al parecer, algo está pasando de manera muy silenciosa y oculta. Por eso se puede decir sin temor a equívocos, que esta es una campaña de segunda vuelta atípica.
Por ejemplo, a la esbelta representante a la Cámara electa por el Partido Conservador Aída Merlano, quien aportó buena parte de los 126.883 votos que sacó el Senador Gerlein para ser una de las más altas votaciones de la Costa Caribe, no se le conoce la voz después de haber ganado su curul. Parecería que su jefe político le tenga prohibido hablar. Pero se sabe que Aidita votará por Santos. Por lo menos eso decía en lo poco que hablaba en campaña, porque quien decía los discursos veintijuliero era el concejal Carlos Rojanos. Parecía que él era el candidato. Y Aída, la asesora de prensa. Vainas de la política.
Tan fuera de lo común, que en una de las casas políticas de enorme peso en Barranquilla y la región, dos hermanas y sus respectivos consortes votarán por Santos, un hermano y su esposa por Zuluaga y el jefe de la tribu todavía no se decide. Ni su esposa tampoco. En otras de las casas de enorme responsabilidad en la campaña local y regional no se dice ni mú. Para las elecciones de Congreso salió el gallo jefe de la tribu con su gallina y todos sus pollitos y sus pollitas. En la primera vuelta se le vio solo y mustio.
Lo interesante es que hay “casas nuevas” con caras frescas, como es el caso de la representante a la Cámara electa por el Partido de la U, Martha Villalba. Logró 51 mil votos. Fue alcaldesa de Puerto Colombia, su pueblo natal, y tiene un fuerte apoyo por su trabajo social, de la mano de su esposo Camilo Torres Romero y su cuñado Euclides Torres. Ella sí dice con franqueza que su grupo va con Santos para la reelección.
En la cuarta casa política barranquillera ahí sí que menos. Parece que hay verdadera escasez de dinero y de voluntad. No se sabe si es por lo de un contrato embolatado, o si es porque no se reponen aún del tremendo esfuerzo económico y físico en la jornada de marzo. En todo caso, que lo sepan Zuluaga y Santos, para que después no se quejen, por acá las máquinas están en tres velocidades: lentas, muy lentas y apagadas. ¿Será que no tienen aceite ni gasolina? ¿Será que los conductores de esas máquinas no reciben suficiente mermelada?
Senador frentero
Efraín Cepeda Sarabia, uno de los senadores más destacados en los últimos años en el Partido Conservador (como presidente de dicha colectividad la sacó a flote y volvió a ser una fuerza legislativa importante, con una imagen positiva), es frentero. Dice que él está trabajando con todo su equipo en todos los rincones del Atlántico y en los departamentos donde tiene contactos con algunos representantes a la Cámara electos, otros reelegidos y algunos cuantos que perdieron. “Nosotros sí estamos ya empujando a nuestros líderes y seguidores a votar por el Presidente Santos. Además, en estas últimas encuestas se ha notado que Santos ha subido de manera considerable”.
Él no lo dice, tal vez por discreción, pero la verdad es que el Centro Democrático uribista ha cometido errores inexplicables. Esa reculada de Zuluaga. Decir primero que, si ganaba la Presidencia, el 7 de agosto cancelaría los diálogos de La Habana, para salir a las pocas diciendo que no, que él seguiría con los diálogos. Aunque, por tratar de sacar las patas, las metió más. Puso unas condiciones que no se las aceptaría ningún interlocutor válido por muy boba que fuera la guerrilla. Dicen quienes están cerca de la campaña que es un nuevo asesor de imagen traído del Brasil, que además de sicólogo, es santero, y lo somete noche tras noche al ritual de Yemayá y Changó. Parece ser que el pobre Óscar Iván, en medio de tanto sahumerio, sale con la cabeza llena de humo de una mata que en Cuba, la Meca de la santería, se llama siguaraya, y por eso cometes tantos errores tontos.
Y Martha Lucía Ramírez que se presenta a la adhesión con dos bacalaos bien pesados, Omar Yepes Alzate y Mario Uribe Escobar. Ella dice que los dos millones de votos que sacó en la primera vuelta son suyos y se los endosará a Zuluaga. Lo que no sabe es que ya el 70 por ciento de esos votos están canalizados hacia Santos, a través de los barones electorales, que son los dueños de esos dos millones de votos. No ella.
Otra salida en falso del uribismo, para terminar de deteriorar la imagen del pobre Óscar Iván, es la denuncia de Álvaro Uribe de los presuntos dos millones de dólares que dizque entraron a la campaña de Santos en el 2010. Lo cita la Fiscalía tres veces para que amplíe la denuncia, y al final, se presenta con un chorro de babas, sin pruebas. Como tenía que suceder. Por dos cosas elementales: en el 2010 prácticamente él era quien dirigía la campaña de su entonces pupilo mimado, Juan Manuel Santos. Si entran dos millones de dólares a la campaña, no le queda nada bien decir ahora que fue a sus espaldas. Ni mucho menos salirle con el cuento a la Fiscalía que fue que lo oyó en un pasillo. ¡Por Dios, un animal político como Uribe! ¿Qué cometa semejante tontería en plena lucha para la segunda vuelta? Realmente, según uno de los dirigentes locales del Partido de la U, “más que cinismo u oportunismo, es ridículo. La gente se ríe de esas salidas en falso”.
“Yo, aquí, fresco, con Santos hasta la cacha”
Quien lo dice es Roberto Gerlein. Este sí, un cacique mayor de la política costeña, con cinco periodos seguidos en el Congreso. Es la voz cantante en la comisión primera, donde se cuecen las habas. Veterano de mil guerras, con la mayor tranquilidad sostiene: “Aquí no ha pasado nada. Zuluaga punteó en la primera vuelta, pero puede resbalar en la segunda, donde ganará Santos. No lo dude”.
En las Sabanas de Sucre y Córdoba
Fuentes de entero crédito cuentan que el gobernador Julio César Guerra Tulena, cuyo hijo Julito Miguel Guerra Soto ganó la curul de Senado, quiso pasarse de vivo, para votar por Zuluaga. Pero dos de sus sobrinos, Joselito y María del Rosario, ambos de las entrañas de Uribe, le tiraron la puerta en las narices. No lo quieren en el uribismo. Lo detestan. Antonio Guerra De la Espriella (senador de Cambio Radical, mientras que su hermana María del Rosario es del Centro Democrático uribista), no estaría en condiciones de ayudar a su primo Julito a entrar en las toldas santistas.
Pero Yahir Acuña, el mayor elector de Sucre en estos momentos, con más de 150 mil votos (128.000 en Sucre y 30 mil en Casanare en donde eligió otra Cámara), que repartió entre la curul para repetir en Cámara, sacar otra Cámara propia en Sucre y ayudar a salir al hijo del Gobernador y colaborarle a José David Name, a Fincho Cepeda, Bernardo “Ñoño” Elías Vidal y a Mussa Besaile Fayad, plantó a Julio César Guerra Tulena. “Usted tiene que votar por quien yo le diga, aquí quien impone la disciplina y las condiciones soy yo. Para eso tengo un cheque firmado por su esposa por la plata que le di para elegir a su hijo”.
Todo indica que ese colectivo del cual forman parte Ñoño Elías, Besaile, Yahir Acuña, Julio Guerra Jr., y, por supuesto acá en Barranquilla los senadores José David Name Terán (de la U) y Efraín Cepeda Sarabia, sin duda, van con Santos para la reelección. Lo mismo que la casa Gerlein, y la casa Char.
Un veterano político de mil guerras cuenta que en Córdoba es otra cosa. La provincia, es decir, Sahagún, Planeta Rica, Lorica (de donde son oriundo los Elías. Recuérdese al gran cacique Joche Elías Nader y a Salomón Nader), son fortines santistas. “Montería, desde el Ubérrimo para acá, pasando por la finquita del abogado penalista Abelardo De la Espriella, es zuluaguista, mejor dicho, uribista».