
Uno de los momentos más críticos que ha vivido Colombia sucedió el 9 de abril de 1948, cuando fué asesinado el líder del Partido Liberal (de marcada tendencia ideológica de centro -izquierda).
Por Rafael Sarmiento Coley

Fué un magnicidio que puso al país en un desorden total: incendios intensos en las principales ciudades del país, violencia fratricida en campos y ciudades, saqueos al comercio, la industria y el comercio. Los periódicos de tendencia conservadora fueron tomados por la turba y los inmensos rollos de papel fueron desenrollados y lanzados a la calle.
Gaitán era un hombre nacido (el 23 de enero de 1898) en un hogar humilde en el barrio Las Cruces (donde nació Cladis Caldas, más conocida como Claudia de Colombia una de las más afamadas voces femeninas del país).
Un barrio de gente trabajadora, sencilla y llena de múltiples necesidades.
Con grandes sacrificios estudió en escuelas y universidad públicas. Ganó una beca para irse a especializar en la época de mayor dominio del dictador fascista Benito Mussolini. Con frecuencia asistía a las multitudinarias manifestaciones de Mussolini, quien poco después terminaría como uno de los pocos aliados de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.
Eran momentos tensos de la geopolítica. Las principales potencias mundiales del momento se dividían entre los modelos democráticos, dictaduras blandas y regímenes con mano de hierro que mantenían su predominio a sangre y fuego.
Dos de las principales potencias contaban con los mejores servicios de inteligencia con agentes regados por el mapa mundial, con el principal propósito de imponer su predominio más allá de sus fronteras. Fué el momento de la más cruenta lucha ideológica que dejó como resultado convertir a los llamados países del Tercer Mundo en el «patio trasero» de las potencias para imponer sus doctrinas y apoderarse de sus recursos humanos y naturales.
En el momento del magnicidio de Gaitán se realizaba en Bogotá la reunión cumbre para crear una asociación que defendiera los intereses de la Región. Fué la cuna del nacimiento de la Organización de Estados Americanos (OEA), encuentro que fue liderado por Alberto Lleras Camargo.
En forma paralela las organizaciones internacionales de estudiantes programaron un congreso internacional estudiantil al cual asistía como uno de los delegados de Latinoamérica el estudiante Fidel Castro Ruz, quien había logrado que le programaran una reunión con el caudillo colombiano, encuentro que se programó con un almuerzo en el apartamento de Gaitán.
Castro Ruz llegó precisamente en el momento en que Gaitán salía de la oficina para su casa con el propósito de almorzar y charlar con el estudiante cubano.
Fidel Castro estaba muy interesado en charlar con aquel personaje de verbo fácil y profundo conocimiento de la geopolítica.
Fidel Castro ha contado que para él ésa fué una de las grandes frustraciones de su vida.
Lo que más quería conversar con Gaitán era la posibilidad de que pudiera estar al lado del caudillo colombiano durante sus discursos con plaza llena y los candentes debates en la plenaria del Congreso de la República colombiana.
Fidel había leído mucho sobre el candente y exótico debate de Gaitán contra la multinacional United Fruyt Company que predominaba la llamada Zona Bananera en jurisdicción de Ciénaga, Magdalena.
Después de ser tratados como esclavos, con mala comida, trojas en vez de camas, jornadas de trabajo de más de 10 horas y vigilados por una jauría de «perros humanos» que los vigilaban al pié del talón, crearon un sindicato para exigir mejores tratos y salarios juntos.
La representación no se hizo esperar. Para ello los representantes de la compañía frutera estadounidensen pidieron apoyo al gobierno colombiano de turno para que enviara un ejército bien armado para acabar con el sindicato.
El gobierno envió al general Cortés Vargas, con basta experiencia en este tipo de trabajos sucios, entrenado en una «escuela» de formación de éste tipo de militares con el fin de acabar con con todo vestigio ideológico de tendencia ideológica izquierdista.
Tal como lo narra en forma brillante el periodista y escritor Álvaro Cepeda Samudio en su obra «La casa».
El militar sanguinario Cortés Vargas se acuarteló en Barranquilla en cercanía al puerto desde donde salía un ferry con capacidad para trasladar desde una orilla a la otra, el transporte automotor de servicio público.
La tropa entró a la plaza pública disparando sin previo aviso.
Nunca se conoció la cifra de muertos.
Cuando Jorge Eliécer Gaitán promovió el debate en la plenaria del Congreso de la República, se «mudó» a Barranquilla y desde aquí organizó algo así como la Expedición Bananera con voluntarios que armados de fiques se dedicaron durante semanas a reoger los huesos de los trabajadores masacrados en la plaza pública.
En un camión docenas de sacos llenos de huesos fueron trasladados a Bogotá y colocados en una bodega del Capitolio.
El esperado día del Debate Jorge Eliécer Gaitán hizo que el cargamento fuera colocado en sitio visible del escenario de reunión.
Con frase lapidaria y voz estentória Gaitán: «Aquí están huesos de los trabajadores masacrados en la Zona Bananera del Magdalena por el único pecado de reclamar el justo tratamiento humano y mejorares salarios, alimentos y vivienda».