El joven tiene, además del pedigrí de su apellido, el pergamino de dirigir el campeonato de fútbol del Country Club de Barranquilla.
Por Jorge Sarmiento Figueroa
Aunque de entrada la noticia sorprende y casi resulta inverosímil tratándose de un evento de talla internacional que suele ser dirigido por personas de gran trayectoria en la dirigencia deportiva, la cosa en este caso va en serio: El nuevo director de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que se disputarán en Barranquilla del 20 de julio al 5 de agosto de 2018, es un joven hermano de Elsa Noguera.
El novel ejecutivo, Daniel Noguera, de 35 años, tiene el pergamino de haber realizado en Barranquilla el Milán Junior Camp, y de haber dirigido el Comité de fútbol del Country Club de Barranquilla, cuyos campeonatos deben de incluir, muy probablemente, refrigerio de aguacate con chía, y donde Alfredito Varela aprovecha el nivel de los árbitros para darse trompadas con el hijo del cónsul de España en nuestra ciudad.
La pregunta que parece cómica pero tiene trasfondo es: ¿En serio el argumento para elegir al nuevo director de los Juegos Centroamericanos y del Caribe es que, además de dirigir con éxito el área de fútbol del Country Club, logró llevar a tres niños a que conocieran en Italia al AC Milán?
No es que sean cosa menor los méritos que con orgullo cuenta el joven dirigente, ni se pone en duda que debe de tener el entusiasmo y el talento descollante que es común denominador en su familia. Pero si se mira un poco más allá del contexto del deporte criollo y del pedigrí familiar, en este momento Barranquilla tiene en juego dos cosas de marca mayor: demostrar que es una ciudad que puede hacer con toda gala unos Juegos Centroamericanos y del Caribe, y que puede volver al protagonismo deportivo, al menos nacional, donde los dirigentes de Bolívar hace rato lograron que sus deportistas se pusieran por encima de La Arenosa.
Esos dos enormes retos que tiene la ciudad le dan el toque cómico al anuncio de que el nuevo director de los Juegos sustente sus logros como dirigente deportivo en un club privado local. De hecho, al joven Noguera, como ser humano y profesional que es, se le está faltando el respeto al ponerle encima una presión política, administrativa y deportiva que no corresponde con la trayectoria que él mismo enuncia de manera pública. ¿Se imaginan la cancha que debe tener un director de unos Juegos de tal magnitud, para manejar de tú a tú diversas consideraciones logísticas y de fondo con presidentes de delegaciones de Cuba o México, para solo nombrar dos de las que vienen?
Esta noticia del nombramiento del joven Noguera se confirmó de par en par con una entrevista del colega periodista Rafael Castillo, del diario El Heraldo, quien nos tiene bien acostumbrados a que lo que cuenta lo hace siempre con un fino toque de humor, como si le estuviera echando a uno una cháchara en las gradas del metropolitano. Pero una cosa es que Rafael Castillo escriba con sabrosura y otra cosa es que uno asuma que la cosa que él está informando no es en serio. Sin duda alguna es verídico que la noticia deportiva de esta semana es que el nuevo ejecutivo de la llave Noguera-Char manejará los 100 mil millones del presupuesto de los Juegos. Así que el chiste no lo estamos echando en el periodismo, sino en el gobierno de la ciudad, que evidencia una grave falla en su indicador de gerencia al designar por evidentes consideraciones políticas y de familia algo que debería tener otras variables más respetuosas con su bastante alicaído gremio deportivo.
Y aquí sí, entonces, también hablemos en serio: Esta novedad del nuevo director de los Juegos se venía cocinando desde hace casi dos años. Desde el mismo día en que Barranquilla ganó la designación. A Pedro Salzedo lo quisieron poner de marioneta desde el principio como director de esos Juegos. Elsa Noguera quería repetir la historia que a ella le quisieron hacer cuando la casa Char la pretendía usar como muñeca de ventrílocuo en su alcaldía. Bueno, así, igualito, la ministra de Vivienda quiso hacerlo con Pedro Salzedo, pero este, que tiene las escamas de un gerente de banco, se dio cuenta que la ministra tenía entre sus delineadas cejas el control de los Juegos. O sea, para Elsa Noguera, el compromiso está en los Juegos; el deporte, en cambio, en las casas de Vargas Lleras.
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