Era previsible que estallaría la bomba de tiempo de las cárceles. Esta vez: 10 muertos y 42 heridos en la Modelo de Barranquilla. Hablan las instituciones y autoridades, pero parece que más saben las familias de los presos.
Por Jorge Sarmiento Figueroa – Editor General
Era el martes 28 de enero, 12:45 p.m. Apostado en una de las barandas de seguridad que la Policía instaló alrededor de la cárcel Modelo de Barranquilla, uno de los cientos de familiares de los reclusos que la noche anterior (8:45p.m., lunes 27 de enero) iniciaron un motín hasta convertirlo en el trágico incendio del que resultaron muertas 10 personas y más de 40 heridos, gritó antes las cámaras y grabadoras de los periodistas que también se agolpaban en la zona para conocer los hechos: «¡Esto es un complot del Presidente Santos para matar a los presos!».
Los periodistas, que le apuntaban con sus cámaras a todo aquel que fuera a decir algo, esta vez bajaron sus equipos. Esta no podía ser una frase coherente, con sentido. Más bien fue soltada en el desespero por una persona que no podía saber lo que ocurría con precisión. Ni siquiera sabía lo que en realidad había pasado con su familiar: si había muerto calcinado la noche anterior cuando empezó el «infierno» dentro de la cárcel, si estaba herido por las llamas o por el arma de algún otro preso, o por las armas del Esmad. O si se había fugado aprovechando el desmadre.
Nadie sabía nada en realidad: ni el Inpec, ni Medicina Legal, ni la Policía, ni los Bomberos, y mucho menos los periodistas. A pesar del evidente caos que cada vez se acrecentaba dentro y fuera de la cárcel (adentro por los reclusos aún con los ánimos revueltos, y afuera por el pánico de las familias), ninguna de las instituciones había podido determinar de la noche a la mañana las causas y consecuencias de los hechos.
16 horas después, el resumen del General José Vicente Segura, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, suponía que todo comenzó con una inspección del Inpec (Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario de Colombia) que habría desatado reacciones violentas de los reclusos. Pero otras versiones señalaban que fue una disputa entre las dos principales bandas criminales, hijas del narco paramilitarismo, Los Paisas y Los Rastrojos, con el detonante de la inspección.
Los propios familiares de los reclusos identificaron por indicios, entre los restos irreconocibles de cadáveres, a sus seres queridos. Porque todavía Medicina Legal no daba un informe oficial.
Preguntas y respuestas
¿Qué conllevó en realidad a esta tragedia? Aunque las autoridades plantean la situación desde el estricto caso de la cárcel Modelo de Barranquilla, lo cierto es que a nivel nacional crece el hacinamiento en los centros penitenciarios que hoy deberían albergar cerca de 70 mil reclusos y sin embargo tienen más de 120 mil, casi un 100% más de la capacidad.
La otra realidad es que la creciente criminalidad en el país hace que a las cárceles entren hoy en día 4 presos nuevos, mientras que solo 1 sale. Lo que traduce que el problema, sino se soluciona a tiempo, llegará al punto de no retorno como el que se vivió esta semana en Barranquilla.
Finalmente, la eliminación de los grandes capos paramilitares, del narcotráfico e inclusive el debilitamiento de las guerrillas, ha llevado la criminalidad a las ciudades donde el tipo de delitos que más se están viendo en los últimos años es el de la extorsión y asesinatos selectivos, producto del surgimiento de bandas criminales urbanas sin dios ni ley. Desde las cárceles se cuecen la mayoría de delitos provenientes de bandas criminales.
Plan de choque
Las soluciones propuestas luego del consejo de seguridad dirigido por la Alcaldesa de Barranquilla Elsa Noguera y con la presencia del director nacional del Inpec, Brigadier general Saúl Torres, además de las autoridades locales son las siguientes:
– Se trabajará de forma conjunta con las autoridades para agilizar los procesos de excarcelación de internos que por su condición pueden acceder a beneficios según lo establece la ley.
– Se plantea la posibilidad de estudiar la viabilidad de crear un convenio con la Alcaldía para acceder a 400 cupos de internos en la cárcel Distrital, lo que permitirá disminuir el hacinamiento en el penal.
– Se solicitó a la empresa de telefonía contratista activar 15 módulos de comunicación que le permitirán a los internos tener contacto directo con sus seres queridos.
¿Será que así se soluciona el hacinamiento y el grave problema de delincuencia en el país? El defensor del Pueblo, Jorge Armando Otálora Gómez, recordó que el hacinamiento en ese penal es alarmante, porque tiene capacidad para 454 internos y a corte del 15 de enero se registraba la presencia de 1.123. Tan solo en el pabellón donde ocurrieron los hechos, la capacidad es de 196 y en el momento de los desórdenes había 716.
716 personas con una dantesca realidad que no recibe un solo minuto de atención de la sociedad, hasta la noche en que lanzan a la calle las llamas de su infierno.