
Por Rafael Sarmiento Coley
¡Qué importante es que las nuevas generaciones sepan por dónde le entra el agua al molino.
Fué lo que recreó Gustavo Bell Lemus en la presentación del libro «El cuento de Generoso».
Presentación del libro de Generoso Mancini y su familia
Algunos de los asistentes al lanzamiento del libro : Gobernador Eduardo Verano de la Rosa, Pablo Gabriel Obregón, De La cháchara; Rafael Sarmiento Coley, Jorge Mario Sarmiento, y Nyra Figueroa; también asistió Katia González Ripoll, Luz Marina María, Pepe Enciso entre otros
Cuando vi el título del libro, a primera vista, me fui al Generoso saxofonista de Benny Moré.
Pero al adentrarme en el asunto supe que era una biografía de suma importancia para entender los entresijos de las inmigraciones que anclaron en Barranquilla huyendo de tantas guerras en los distintos lugares del planeta.
Barranquilla era un puerto apetecido por las embarcaciones que venían de lejanos lugares, por estar en la esquina en donde el Río Magdalena vierte sus aguas al Mar Caribe.
Así llegó la familia Mancini a Barranquilla. Un apellido muy ligado al desarrollo de la ciudad y la región. Y al país. Porque su agronomía (en especial el trigo, café y arroz) no solo benefició a Barranquilla, la Costa Caribe, sino al país.
De tal manera que el acto realizado el jueves 23 de enero en la sede del Club Italiano –no podía ser otro sitio — fue toda una enriquecedora cátedra sobre la presencia de los inmigrantes en esta ciudad.
Generoso Mancini fue el creador de todo un emporio industrial fabricante de harina de trigo, que incluyó molienda de café.
Incursionó también en la producción avícola, en una finca ubicada en jurisdicción de Galapa donde montó la cría de aves denominada «Gallinópolis».
Es muy justo reconocer el trabajo incansable de Gino Mancini y de Filiberto Mancini para mantener viva en la memoria colectiva la biografía de emprendedores como los pioneros de la familia Mancini en Barranquilla. No es justo que las nuevas generaciones no conozcan estas historias porque no hay quien se las cuente con fidelidad a los hechos reales.
Y en estas materias en Barranquilla y Colombia no hay nadie mejor que Bell Lemus, el primer gobernador por elección popular que tuvo el Atlántico. Vicepresidente de la República, Exministro de Defensa, ex Embajador de Colombia en Cuba, presidente del comité de Diálogo para la Paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN, grupo guerrillero marxista-leninista), historiador, escritor y periodista de tiempo completo como director de El Heraldo durante cinco años, temporada que le hicieron salir las primeras canas por quedarse hasta horas de la madrugada redactando y corrigiendo el editorial porque no permitía que ningún otro lo hiciera.
Graduado en la Facultad de Derecho de la Universidad Javeriana especializado en derecho público y candidato al Doctorado (Ph.D) por la Universidad inglesa de Oxford.
Estubo casado con María Mercedes De la Espriella, unión de la cual quedó una hija, María Alexandra.
Con esa brillante hoja de vida sobra decir que siempre que Bell Lemus habla, hay que escucharlo. Así como hay que leer todo lo que escriba.
Y por último, es alérgico a los discursos. En sus años en El Heraldo, siempre que le tocaba hablar, «yo soy historiador, no político con discursos veintijulieros».