El nuevo escándalo generado por el FBI con la investigación a Hillary Clinton, hizo que la demócrata perdiera toda la ventaja que había ganado al empresario Donald Trump, quien ahora amenaza con arrebatarle la Oficina Oval.
Lexander Loaiza Figueroa @Lexloaiza
El panorama cambió drásticamente para la candidata demócrata Hillary Clinton, quien venía marchando segura, aunque con una marginal ventaja que promediaba los seis puntos porcentuales, hacia las elecciones presidenciales de Estados Unidos previstas para este 8 de noviembre.
El intenso trabajo hecho por su equipo de campaña por un lado, y las impertinencias de Donald Trump por el otro, quedó rápidamente en el olvido para una buena parte de los votantes desde este fin de semana; cuando el FBI anunció la reapertura de una investigación sobre el manejo de información sensible para la seguridad del país, a través de correos personales, cuando la ex primera dama, era la Secretaria de Estado.
El director del FBI, James Comey, anunció que reabría la investigación contra la candidata por una serie de mails que habían encontrado en una computadora que Huma Abedin, su mano derecha, aparentemente compartía con su ex marido, quien está acusado de enviar mensajes de contenido sexual a menores.
El golpe de opinión pública fue más duro cuando el ente investigador informó sobre la reapertura de otra vieja investigación contra el esposo de la candidata, el ex presidente Bill Clinton.
Hace dos semanas, Hillary le sacaba una buena ventaja y lideraba cómoda en la mayoría de los estados clave para ganar las elecciones. Ahora, un promedio de todas las encuestas a nivel nacional, realizado por RealClearPolitcs, le asigna a la demócrata una pequeña ventaja de 2,2% (47,5 a 45,3%), cuando hace unos días le llevaba casi 7%.
Y esto, sin mencionar el impacto de otro escándalo que se cierne sobre la campaña de la ex primera dama. Wikileaks publicó nuevos mails hackeados, entre ellos uno de Donna Brazile, una analista demócrata que en marzo trabajaba para CNN, y que estaba dirigido al equipo de campaña de Hillary, en el que revelaba una pregunta que iban a realizarle a Clinton durante el debate con Sanders que justamente promocionaba CNN.
El inesperado golpe de suerte ha sido aprovechado por Trump, quien ha reiterado con más ahínco que nunca, el carácter deshonesto de los Clinton y su poca capacidad para gobernar de nuevo al país.
Sobre el escándalo de las preguntas filtradas, Trump aprovechó para colocarse en posición de víctima, un evidente y sagaz cambio de estrategia. “¿Se imaginan lo que hubiera pasado si a mí me hubieran pasado las preguntas por adelantado? Me mandarían a la silla eléctrica, ¿no creen?”, dijo Trump en un acto de campaña en Ohio.
Y ante su crisis de credibilidad, Clinton recurrió a su ex jefe para aprovechar la buena imagen que tiene, a pocas semanas de entregar la presidencia. Esta semana, Barack Obama defendió a la candidata demócrata ante las insinuaciones del FBI y dijo que Hillary Clinton «cometió un error ingenio» al usar un servidor privado para su correo electrónico cuando era secretaria de Estado. «Y esto es un error que fue agigantado de manera exagerada», afirmó Obama en una entrevista, antes de salir a hacer campaña en Carolina del Norte y Florida, dos estados clave para el triunfo de cualquier aspirante a la Casa Blanca.