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Educar para la paz: Padre Rafael Castillo

Frente al desafió de promover una cultura de paz, necesariamente se deben dar cambios en lo personal, lo relacional y lo estructural.

Por:  Padre Rafael Castillo Torres

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Padre Rafael Castillo

Cambios que serán posibles si la apuesta educativa contribuye a que cambien quienes pueden hacer cambiar las cosas. Lastimosamente, uno de nuestros mayores problemas es la crisis de la relación educativa. En principio los padres han de cuidar sus hijos y los maestros han de construir el conocimiento en el aula con sus alumnos. Entristece ver cómo algunos hogares y algunas escuelas han perdido “el espíritu de la educación”.

Hace veintidós años, con Gabo a la cabeza, la Comisión de Sabios nos dijo que “una sociedad que no sabe educar a sus nuevas generaciones, no logrará ser profundamente humana así sea la primera en avances tecnológicos y no le falten sus logros económicos”. Para el crecimiento humano que favorece una cultura de paz, nuestros maestros son más importantes que Santos y Uribe, que el DNP y que el ministro de Hacienda.

1713_1Se educa para la paz cuando nos acercarnos al niño y al joven con respeto y amor, para ayudarle a que se despliegue en él una vida verdaderamente humana. Una educación para la paz estará siempre al servicio de la vida. Por eso el educador es quien sabe despertar toda la riqueza y las posibilidades en el niño y en el joven.

El que sabe estimular y hacer crecer en ellos, no sólo sus aptitudes físicas y mentales, sino lo mejor de su mundo interior y el sentido gozoso y responsable de la vida.

Alegra saber que tenemos instituciones educativas que garantizan el derecho que niños y jóvenes tienen a una vida interior y a una reflexión personal. Igualmente entristece ver una institución educativa que ahoga “el gusto por la vida”, porque sus profesores se limitan a dar, de manera disciplinada, las materias que a cada uno le asignaron (asignaturas). Es una tragedia perder “el espíritu de la educación”.

Por otra parte, la verdad no sólo la exige la paz, sino también la relación educativa. Se equivocan los educadores que para ganar respeto y admiración se presentan como dioses ante sus alumnos. Ellos necesitan personas sencillas, cercanas y profundamente buenas. El verdadero educador respeta al niño y al joven… jamás los humilla.

Quienes nos acercamos al sexto piso recordamos nuestra cartilla y libro primero: “Alegría de leer”. ¿Cuál era su secreto? Crear un clima de alegría en esa relación educativa, por ser la alegría el principal estimulo del acto educativo. Si algo estimula la inteligencia es la alegría.

El deseo de la paz va de la mano con la alegría de alcanzarla. ¿Tendrán, nuestros niños y jóvenes la suerte de encontrarse con verdaderos educadores y educadoras que les trasmitan la alegría de la paz? Yo creo que sí.

 

Sobre el autor

Comunicador y Periodista. Editor deportivo de Lachachara.co, tiene experiencia en radio, prensa y televisión. Se ha desempeñado en medios como Diario del Caribe, Satel TV (Telecaribe), RCN, Caracol radio, Emisora Atlántico, Revista Junior. Fue Director deportivo de la Escuela de fútbol Pibe Valderrama y dirigió la estrategia de mercadeo y deportes de Coolechera. Para contactarlo: Email: figueroaturcios@yahoo.es
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