Solo le pasa a Barranquilla
Resulta que ahora, cuando la capital atlanticense muestra un asombroso cambio de actitud, y con mucho vigor y entusiasmo enfrenta el reto de transformar la urbe para ponerla a tono con la competitividad, con excelentes servicios públicos, amplias y arborizadas avenidas, urbanizaciones modernas, elevados edificios de apartamentos residenciales y oficinas, y un frenético comercio y los más modernos servicios de salud en clínicas con tecnologías de punta, aparece una «vaca muerta».
Ese es un punto negro que retuerce las vísceras a cualquier ciudadano solidario con su terruño. Resulta que la añorada ampliación de la Vía Circunvalar para que sea de doble calzada como manda el modernismo y exige el amplio tráfico automotor que crece cada día, está paralizada desde hace meses por la terquedad de una empresa que nació y creció en Barranquilla.
En un principio con socios barranquilleros y antioqueños, con presidente de aquí, Juan Manuel Ruiseco. Luego el llamado Sindicato Antioqueño se apoderó del total del ponqué accionario y todo el poder de mando, por supuesto se trasladó a Medellín y Bogotá. Aquí no se puede comprar un rollo de papel higiénico sin la autorización de los directivos en Medellín.
Es una inadmisible mezquindad que Cementos Argos, que tanto pregona la responsabilidad social, le niegue a Barranquilla la posibilidad de terminar los tres kilómetros que faltan, entre la carrera 53 y el empalme de la Vía 40, para culminar la doble calzada de la Circunvalar.
Que lo hubiese hecho cualquier otra empresa, vaya y venga. Pero ¿Qué lo haga Argos? Una empresa que se hizo fuerte local, nacional e internacionalmente gracias a Barranquilla. A las grandes minas de piedra caliza, la principal materia prima para su producción, a la ubicación envidiable en el mejor sitio para un puerto marítimo fluvial para exportar al mundo.
Y como si fuera poco, las grandes minas de caliza, que para Argos eran como oro puro, iban dejando los huecos profundos que, bien rellenados y repoblados de césped y árboles, entonces se convertían esas tierras en otra enorme mina de oro, pues se valorizó el metro cuadrado a valores incalculables, lo que quintuplicó el valor de las acciones de Argos en todas partes.
Valorcon, la firma constructora de ese tramo final de la doble calzada, asegura que, de no ser por las trabas que ha impuesto Argos para vender o ceder los predios por donde debe pasar la vía, hace por lo menos dos meses se habría entregado la obra. Argos alega que en esa zona tiene una costosa planta de adoquines. Se entiende que mudarla tendrá un alto costo. Pero está por demás recordarles a los directivos de Argos que mucho les ha dado Barranquilla como para que le nieguen ese pequeño favor.
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