«Barranquilla sigue generando noticias de crecimiento y de sentido de pertenecía por su río y su mar aquí en este nuevo resurgir queda demostrado” declaró Daniel Sarabia del Grupo Argos
Con una ubicación privilegiada cerca del mar Caribe y del río Magdalena, este innovador proyecto rompe paradigmas y se convierte en un referente de talla internacional, que demuestra que el capitalismo consciente es un modelo exitoso para clientes, comunidades, el medioambiente y la sociedad
Ubicada en el municipio de Puerto Colombia, dentro del Área Metropolitana de Barranquilla, Ciudad de Mallorquín –un proyecto de Grupo Argos– es la prueba de que el conflicto entre el desarrollo, la conservación del medioambiente y la calidad de vida de las personas no es una constante, y que, por el contrario, el balance es la mejor palanca para generar valor en beneficio de cada uno de los grupos de interés asociados a un proyecto de esta magnitud. A Daniel Sarabia, gerente de urbanismo del negocio de desarrollo urbano en Grupo Argos, le cuesta disimular la emoción que siente al hablar de este proyecto.
El desarrollo entre Barranquilla y Puerto tiene una inversión de $165.000 millones en urbanismo y $2,2 billones en construcción de viviendas.
Por:
Érika Fontalvo El Heraldo
En las últimas décadas Grupo Argos ha habilitado 840 hectáreas en Barranquilla aplicando su modelo de urbanismo sostenible y dando como resultado la conformación de nuevos barrios que albergan 200 hectáreas de parques y espacio público, 108 kilómetros de vías, 7,5 kilómetros de ciclorrutas, redes eléctricas subterráneas y arroyos canalizados, cuyo costo de reposición ascendería hoy a 1,4 billones de pesos. En ellos habitan cerca de 70 mil familias que aportan el 33 % del recaudo predial de Barranquilla, un círculo virtuoso donde este desarrollo le significa a la ciudad más recursos para invertir y ser cada vez más próspera.
Dicho modelo se aplica ahora en Ciudad Mallorquín, en la conurbación con Puerto Colombia, con inversiones por $165 mil millones en urbanismo, $2,2 billones en construcción de viviendas y la generación de 2 mil empleos anuales en la etapa de construcción del proyecto. María Clara Aristizábal, gerente de Desarrollo Urbano de Grupo Argos, da a conocer en esta entrevista detalles de la iniciativa y despeja las inquietudes surgidas sobre la movilidad y la deforestación de la zona.
Pregunta
Grupo Argos ha sido un actor relevante en la conformación del Ecoparque Ciénaga de Mallorquín. ¿Cuál ha sido su participación en el Ecoparque?
Respuesta
En medio siglo de presencia en esta región el Grupo Argos ha entregado 200 hectáreas bajo un esquema de cargas y beneficios en el urbanismo mediante el cual, en la medida en que vamos desarrollando la tierra, entregamos simultáneamente porciones de cesiones al Distrito. De esas 200 hectáreas, 60 se destinaron al Ecoparque Ciénaga de Mallorquín y al Bosque Urbano Miramar como cesiones anticipadas. Con el modelo convencional nos habríamos tardado décadas entregando esta tierra, pero decidimos anticipar esas cesiones para facilitarle a la Alcaldía de Barranquilla el desarrollo del Ecoparque Ciénaga de Mallorquín.
P.
Ciudad Mallorquín es uno de los desarrollos urbanísticos más importantes en la conurbación Barranquilla – Puerto Colombia e involucra 80 hectáreas. ¿Cómo llegan allí?
R.
En las 80 hectáreas que abarca el proyecto vamos a desarrollar, con nuestros 11 aliados constructores, 16 mil viviendas, lo que reducirá en un porcentaje importante el déficit habitacional del Atlántico.
Hay que entender que la política de vivienda es también una política de cambio climático. Y que para reducir ese déficit debemos construir viviendas aquí o en algún otro lugar del área metropolitana de Barranquilla. Construirlas en Ciudad Mallorquín implica talar los mismos árboles que tendrían que haberse talado en cualquier otro sitio del Departamento. Pero si ese otro sitio es alejado, obligaríamos a las 60 mil personas que habitarán dichas viviendas a desplazarse todos los días, emitiendo CO2 y deteriorando notablemente su calidad de vida. Y no hacerlas bajo el concepto de densidad vertical sino en casas requeriría de 220 hectáreas –que se comparan con las 45 hectáreas útiles que tendrá Ciudad Mallorquín– para ubicar ese mismo número de personas.
Por ello sostenemos que desarrollos como el de Ciudad Mallorquín reducen la contaminación en el largo plazo. Al ubicar a estas 60 mil personas en un sitio céntrico, evitamos millones de desplazamientos innecesarios desde la periferia, en donde además tendrían un menor ingreso disponible por el gasto en transporte y menores oportunidades laborales y educativas, sin contar el costo que le implicaría a la ciudad llevar los servicios públicos y equipamientos hasta allá. Es una ecuación que se debe mirar en el conjunto de las externalidades positivas y negativas.
P.
En el contexto de la emergencia climática que afrontamos, ¿si no se construyen viviendas en un punto como el de Ciudad Mallorquín dónde podrían construirse?
R.
Es un falso dilema pretender que en esta zona no se construya. Ciudad Mallorquín es un proyecto para 16 mil viviendas en 80 hectáreas, de las cuales 45 son útiles. Si este número de viviendas se construyera en la periferia, se generaría un impacto enorme de cambio climático. Algunos han dicho que allí se debieron construir “ecomansiones”, pero supongamos que para cada una se necesitarían 5 mil metros cuadrados, es decir que en la misma área se podrían construir 90 casas para 300 personas. Ciudad Mallorquín le soluciona la necesidad de vivienda a 60 mil personas. Y no hacer nada significaría no avanzar en solucionar el déficit de vivienda y condenar a la ciudad a no tener un desarrollo organizado y posiblemente a construcciones informales.
P.
Explíqueme por qué un proyecto multiestrato…
R.
Ciudad Mallorquín es un proyecto único en Colombia porque está dirigida en su mayoría a vivienda de interés social y tiene el estándar de alta calidad del urbanismo de cualquiera de nuestros desarrollos para otro tipo de producto inmobiliario. Ello implica que personas de diferentes niveles de ingresos podrán compartir 130 mil metros cuadrados de una red de espacio público y corredores verdes del proyecto.
Analistas dicen que si naces en un hogar ubicado en el primer cuartil de ingresos –el 25 % de menores ingresos de una sociedad–, el mejor predictor de ascenso al tercer cuartil son las “conexiones económicas” entre estratos socioeconómicos altos y bajos. Con esa hipótesis trabajamos en Ciudad Mallorquín. Este impacto de movilidad social queremos medirlo con la academia y centros de pensamiento porque un proyecto así es innovador y revolucionario en Colombia y en el mundo.
Tenemos la certeza de que va a ser un caso de éxito de movilidad social que demostrará cómo cambia la trayectoria de una persona que viva en Ciudad Mallorquín, comparada con una que vive en la periferia.
P.
Este proyecto generará 2 mil empleos anuales, inversiones por $2,2 billones en vivienda y $165 mil millones de ustedes en urbanismo. Cuénteme más de esto.
R.
Con esas inversiones puntuales en Ciudad Mallorquín duplicaremos a perpetuidad el recaudo predial de Puerto Colombia y confiamos en que esto alimentará un círculo virtuoso igual al que ocurrió en Barranquilla.
La clave de esta inversión que haremos por $165 mil millones es lo que ella atrae de inversión de terceros, porque las 11 constructoras que nos acompañan en este proyecto invertirán $2,2 billones en este municipio. Todas estas cifras son gigantescas para Puerto Colombia. Con parte de esos $165 mil millones de inversiones en urbanismo haremos 12 kilómetros de nuevas vías. Grupo Argos ha construido 108 kilómetros de vías en medio siglo con un promedio de dos kilómetros por año. Con Ciudad Mallorquín estamos haciendo seis veces ese promedio anual y 6 veces lo que hicimos en 2019 con la entrega anticipada de la carrera 65 que tiene 1,8 kilómetros y conecta desde la calle 96 hasta la avenida Circunvalar. El plan es conectar esa carrera 65 con la prolongación de la calle 2ª, que entregamos hace dos años en Puerto Colombia, y que da acceso a la Circunvalar de la Prosperidad.
P.
En materia de movilidad las vías nunca serán suficientes. Las ciudades deberían tener muchos más medios: transporte público, ciclorrutas y acciones colaborativas. Esa sería la ciudad ideal. No hemos llegado allí y es muy probable que en esa zona se presenten embotellamientos complejos que ya están comenzando. ¿Cuáles son las alternativas?
R.
Somos muy conscientes de esta situación y por eso adelantamos un estudio de movilidad sin precedentes. De allí se derivan las obras que vamos a hacer en nuevas vías, dotando al proyecto de varias entradas y salidas que permitirán tener mucha permeabilidad. Hablo de cinco entradas y salidas por la carrera 53, dos por la Circunvalar, y una en la Circunvalar de la Prosperidad.
En este estudio también encontramos que las congestiones se dan solo en la franja horaria de 6:30 a 8:00 de la mañana. El hecho es que nunca va a haber vías suficientes si no empezamos a cambiar hábitos. Además de las obras que vamos a hacer, la decisión de construir una ciudad compacta incentivará también la llegada del transporte público. Por otro lado, la movilidad sostenible no consiste solo en vías. Por eso hemos sido tan fuertes en ciclorrutas. Tenemos construidos 7.500 metros lineales y vamos a hacer otros 4.500, es decir, 60 % más de lo hecho durante el último medio siglo.
P.
Claramente esa zona fue deforestada para dar paso a este desarrollo urbano. El análisis que muchas personas hacen es: ¿compensa ese impacto con la solución de vivienda?
R.
Somos conscientes de ese análisis que salta a la vista. Antes era una zona verde y hoy no lo es, pero hay que pensar en que lo que vemos actualmente es una foto temporal y no la película. En unos años ese va a ser un corredor verde nuevamente.
Adicionalmente tenemos acciones de mitigación que ponen a este departamento a la vanguardia frente al cambio climático. Por un lado, en un lapso de dos años hemos entregado 60 hectáreas de manera anticipada. Y 30 de esas hectáreas corresponden al Ecoparque Ciénaga de Mallorquín. Por otro lado, en esa ciénaga trabajamos con el SENA y la Universidad del Norte en la formación de las comunidades en viverismo y monitoreo participativo de la calidad del agua. Además, vamos a instalar dos viveros comunitarios con capacidad para 10 mil individuos de mangle anuales, lo que se suma a los 50 mil que hemos sembrado voluntariamente.
Como parte de la compensación obligatoria hemos suministrado 94 mil árboles de bosque seco tropical y, de manera voluntaria, hemos sembrado otros 230 mil árboles en Luriza, la única zona de protección declarada en el Atlántico. Comparado con Siembra Barranquilla, que pretende sembrar cerca de 250 mil individuos arbóreos en la zona urbana de esta ciudad, nosotros, solo por efecto de Ciudad Mallorquín, estamos sembrando 324 mil, es decir 1,3 veces lo que hace ese programa maravilloso de la Alcaldía. Eso habla del compromiso que tenemos.