Crónicas

Cheo García, cantante de cantantes

Hace treinta años partió a la eternidad.

Por Ricardo Bustamante

Dedico este texto y la próxima entrega a Jackeline y Luis Rafael García Ostos, al profesor Yovani Barragán, a los amigos Mario y Nancy Baptista, los cinco se lo merecen de sobra.

En las décadas de los sesenta y setenta, la música de la Orquesta Billos Caracas Boys se escuchaba en las casas, en la radio y en las calles de Barranquilla. El sonido armonioso de trompetas, trombones y saxofones bajo la férrea y sapiente batuta del venezolano nacido en República Dominicana Luis María Frómeta Pereyra, le daban un sello característico propio, además de una fuerza y llenura instrumental, logrando atrapar a un niño, ensimismado en sus pensamientos, que mientras escuchaba la música en alto volumen de un equipo de sonido ubicado en la sala de su hogar, sostenía en sus manos la carátula de cartón del disco de larga duración de 33 revoluciones.

Un Long Play (LP), como también se le llamaba al disco fonográfico de vinilo, era escuchado por el infante y su familia reiteradamente titulado Billo 71, que traía, entre otros temas, el mosaico 28 y canciones que para siempre quedaron en el gusto de los millones de billistas: el merengue dominicano “Ella”, y los clásicos e inmortales “Mi Cali Bella” y “Palmira Señorial”.  

Llamaba poderosamente la atención al niño un cantante de la Billos por la fuerza expresiva en el timbre de la voz, entonación, precisión, potencia y afinación y, sobre todo, su canto por encima de la melodía. En la caratula de Billo 71 estaban escritos los temas musicales que contenía el LP y los nombres de dos vocalistas: Memo y Cheo.

El muchacho hacía esfuerzo por adivinar el nombre del artista de su gusto. ¿Será Cheo, o Memo? Se preguntaba. Indagando aquí y allá, pasado un tiempo, descubrió su nombre: Cheo García.

José Rafael García Añez, nombre de pila de Cheo, nació el 1 de mayo de 1926 en el sector del Saladillo en Maracaibo, cursó solo estudios escolares de primaria, estaba claro que su destino era cantar, a los 8 años hizo parte del grupo musical “Estampas Liricas en Miniatura”, allí permaneció seis años, por la calidad de su voz era llamado “pequeño prodigio”. Luego, motivado por amigos que vislumbraron un futuro promisorio en él, los barrios y emisoras de Maracaibo fueron sus escenarios, posteriormente, hizo parte de orquestas como la Metropolitan, la Navas Boys, los Matanceros de Jesús Portillo, la Cubanacan, la de Enrique Tello y la de Garrido, la agrupación de Jorge Beltrán y Pablo Armitano.

La Billos Caracas Boys

En 1950 sube a Caracas y allí canta con las agrupaciones de Chucho Sanoja, Juanito Arteta, Los peniques, Pedro J. Belisario, la de Carlos Torres, la de Pablo Armitano y Porfi Jiménez. En mayo de 1960 firma con Billos, con Cheo en la nómina le llega al maestro Frómeta una mina de oro inexplorada y, a Cheo, la oportunidad de acariciar el inicio del camino que se propuso conquistar al salir de su tierra natal: trabajar y grabar como vocalista con la “mas popular de Venezuela”, como era el lema de la Orquesta Billos Caracas Boys.

El debut con la agrupación se materializó en julio de 1960 y dos meses después salió al mercado el primer disco en formato elepé con la voz de Cheo, titulado “Paula”. Durante 20 años, 11 meses y 19 días, “el mejor guarachero del mundo”, como así lo llamaba Celia Cruz, estuvo arriba de una tarima, cantando, viajando, gozando y sufriendo, al lado de los otros músicos que conformaban la orquesta.

Se juntaron dos estrellas, el director Frometa con su genio creativo y la poderosa voz de Cheo. Estamos de acuerdo con el profesor de la Universidad Centro Occidental, Lisandro Alvarado de Barquisimeto, y Yovani Barragán Zambrano, la salida de Cheo de la Billos en el año 1981, mutiló a ambos, ni Cheo fue el mismo después, ni la Billos fue la misma orquesta sin Cheo Garcia.

……

El niño creció y de la vida de su cantante preferido sabía poco. La tecnología no estaba a la mano. A principios de la década del 90 se enteró que Cheo estaba de visita en la ciudad para cantar en el Rancho Currambero al lado de otros vocalistas estrellas que habían pasado por la Billos y Los Melódicos. Una emisora promocionó la presentación y ya fue el adulto el que tomó el teléfono y logró hablar con el locutor Erasmo Padilla, a quien le preguntó el nombre del hotel donde se hospedaban los vocalistas. En forma amable Erasmo le proporcionó el dato y la dirección del alojamiento. El adulto inmediatamente salió en busca de su ídolo: Cheo García. En ese momento solo le faltaban dos años para partir de este mundo. Murió el 20 de diciembre de 1994.

El niño y el adulto, de seguro ya ustedes lo han adivinando, soy yo. Los dejo como regalo sencillo de navidad, en primer orden, la voz de Cheo antes de ingresar a la Billos, cantando con la agrupación de Juanito Arteta, interpretando “Cien Años”.

Y, otra, al lado del maestro Billo Frómeta, vocalizando la hermosa composición de Mario Gareña: “ Que linda”. En estos dos temas musicales se puede notar el genio interpretativo de Cheo y el genio creativo de Luis María Frometa Pereyra, quien ayudó a sacarle una mejor voz a su cantante estrella.  


Fuente: Cheo Garcia, El mejor guarachero de Latinoamérica, Yovani Barragan Zambrano, Direccion de Cultura de la Universidad Centro Occidental “Lisandro Alvarado”, 2006.

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